Con casi 3 mil hectáreas devastadas, los talamontes han llegado a las entrañas del bosque de Topilejo. Pese a los operativos donde se han cerrado aserraderos en la zona de Huitzilac Morelos, así como en Ajusco y otras zonas de la Ciudad de México, los cuales han sido sumamente mediáticos, la tala no ha parado, las orillas de las veredas por las que transitan las camionetas de la comunidad agraria están llenas de pedazos de grandes árboles, y en el ambiente se percibe el olor a resina fresca, lo que indica que es tala de dos, máximo tres días.
Si bien la reforestación es parte de los trabajos que realizan los brigadistas en el contexto del componente “Bienestar para el Bosque” del programa Altepetl de la Comision De Recursos Naturales (CORENADR), la comunidad agraria de San Miguel Topilejo lleva tres años consecutivos organizando “Reforesta Topilejo”, con el objetivo de acercar a la población al bosque para revalorar su importancia y conocer los efectos de la tala. Estas reforestaciones han estado al margen de intereses políticos, económicos y religiosos, ya que la intención es hacer comunidad para defender el territorio.
El contexto político del país y de la Ciudad de México se complejiza cada día más, en vísperas de las elecciones nacionales y locales del 2024, por lo que los actores políticos no hacen esperar su rapiña en búsqueda de hacerse caber donde no son requeridos, y las instituciones asaltan las iniciativas y acciones comunitarias para hacerlas pasar por propias. Todavía nos siguen dando muestra de la escuela política que los formó, la escuela corrupta y mañosa que siguen reproduciendo.
Así fue como la diputada Xóchitl Bravo Espinosa llegó, como dice ella misma en sus redes sociales, «a hacer patria» en día domingo, al evento al que claramente no tenía la intención de contribuir con reforestar, sino de hacer alarde de su imagen, regalando agua y fruta. Además, indicó que estuvo en el parque Las Maravillas, cuando el punto de reunión fue en el Paraje La Trituradora, ni siquiera sabía dónde estaba parada.
Por su parte la CORENADR publicó en sus redes sociales sobre la reforestación como propia, e incluso le cambió el nombre y le llamó “Reto verde Topilejo”, tratando de usurpar las acciones de la comunidad. ¿Qué más se podía esperar, si su directora Columba López se ha adjudicado las acciones en defensa del bosque, cuando por años su institución ha sido omisa ante la tala? En este contexto está la defensa del territorio, entre los talamontes que siguen operando con impunidad, y la clase política e institucional que se mueve en función de curules por ocupar.
Pese a estos hechos, Reforesta Topilejo 2023 recibió a poco más de 400 personas, las cuales fueron dividas en dos grupos. Uno de ellos, donde había niños, adultos y adultos mayores, reforestó el paraje La Trituradora, mientras que otro grupo se dirigió a la zona de tala, al paraje Desparramadero, uno de los más afectados. Una vez terminada la reforestación se visitaron los parajes Joyas del Gato y La Rosa, donde hace pocos días la tala fue demoledora. Los rostros de los asistentes eran de desolación y los comentarios de rabia ante la devastación. No se puede dimensionar el impacto hasta que se vive, pero pese a la destrucción, una integrante de la comunidad mencionó que “nuestro bosque es hermoso y es sumamente importante, ya que aporta grandes recursos ambientales a Cuernavaca y a la Ciudad de México, entre ellos, grandes cantidades de agua”.
De acuerdo con información de la comunidad agraria de San Miguel Topilejo, fueron reforestados 14 mil árboles, entre los dos grandes grupos. La lucha por la defensa del bosque de Topilejo forma parte de una defensa más amplia, la Defensa del Bosque de Agua. No podemos perder de vista la lucha de San Juan Atzingo en el municipio de Ocuilan, cuyos habitantes son un referente importante en la defensa del territorio. Estas luchas se deben asumir como propias, pues son la esperanza para asegurar la vida de la humanidad.