La danza de los Maliünts, un tributo a la deidad prehispánica femenina ikoots

Diana Manzo

San Mateo del Mar, Oaxaca. “De nada sirve danzar si no lo hacemos con el corazón”, dice Roberto Edison Errán, de 44 años de edad y danzante de los “Maliünts”, una ofrenda a través de la danza ceremonial y la música que rinde tributo a la deidad femenina ikoots cada 2 de febrero, en su natal San Mateo del Mar.

Los Maliünts están conformados por los “Monteok”, seres que se transforman en rayos y relámpagos, cuya vestimenta es una camisa blanca, un penacho de plumas negras, monedas que significan el ciclo lunar y también un espejo como agradecimiento al Dios Sol.

Antes de comenzar a danzar y a tocar los instrumentos musicales, los Monteok rinden una reverencia con plegarias y bebida frente al banco de los músicos invocando a los que ya no están, a esos músicos y danzantes que se fueron del espacio terrenal, pero que saben que su espíritu sigue acompañándolos y que ellos bajan para pedir permiso a la tierra y ofrecer la música y la danza.

Roberto lleva 30 años danzando y lo hace porque asegura que es una forma de no olvidar una danza prehispánica y única que distingue a San Mateo del Mar del resto de los pueblos del Istmo de Tehuantepec.

“No es una simple danza o un simple baile, es nuestra vida misma, con las notas musicales estamos diciéndole al mar que siga dándonos de comer”, contó.

Las notas musicales resuenan desde el violín, la tarola y el bombo. Los Maliüts comienzan a danzar, a mover los pies y dar giros. Cada tono representa una afirmación para la vida, la salud y el trabajo.

“Danzamos para pedir progreso, unión y salud para el pueblo ikoots”, explica Roberto, quien lamenta que cada vez más decae esta danza prehispánica, pues los jóvenes prefieren hacer otro tipo de actividades.

Los danzantes son hombres y pescadores que tienen entre 20 y 70 años de edad, y para ellos dedicar su tiempo en los ensayos y en compartir su danza es su todo.

Antes de la colonia, recuerda Hugo Alberto Hidalgo Buenavista, músico y activista ikoots, este pueblo rendía tributo a Müm Nijmior kang´–Madre o virgen de piedra negra–. Tras la llegada de los dominicos, le atribuyeron esta deidad a la Virgen de la Candelaria, por eso la celebración es cada 2 de febrero.

Esta danza tradicional, que se aprecia como un acto de resistencia del pueblo ikoots de San Mateo del Mar, es una ofrenda a la vida y a la deidad femenina.

“La danza ceremonial de los Maliünts de San Mateo del Mar representa el simbolismo ritual, su lengua Ombeayiüts, con ella se transmite el conocimiento, los pasos, la música y el mar”, señaló.

La danza de los Maliünts es una ofrenda a la vida, al mar, a la tierra y a la deidad femenina a través de las notas musicales. Antes se usaba la zampoña – flautas de hueso de peces-, pero hoy son el violín, la tarola y el bombo los instrumentos musicales.

“Los dominicanos reemplazaron los instrumentos prehispánicos, pero los ritmos y la música sigue siendo la misma”, externó el defensor comunitario.

Esta musica tradicional consta de 32 piezas, y hasta el momento el rescate consta de 16 piezas, con la única intención de seguir conservando y revitalizando la danza.

Hasta el momento, de acuerdo con sus principios, sólo hombres danzan este baile ancestral de San Mateo del Mar, sin embargo, la poeta y profesora Lesvia Esesarte y otras mujeres añoran algún día unirse a estos señores.

“Los señores Miteat Poch, conocidos como los padres de la palabra, son los que aún están arraigados a no permitir que dancen las mujeres en el atrio de la iglesia porque va en contra del sistema normativo interno, aunque sí avalan que dancen en otro espacio, menos el atrio. Pero estamos concientizando sobre eso”, agregó Hidalgo Buenavista.

Recalcó que el grupo de danza sigue vivo, porque precisamente los saberes de estos sabios ikoots sigue siendo prioritaria en colectivo, porque la danza es un espacio donde se educa no sólo la lengua, sino también los valores y la propia cosmovisión del pueblo ikoots.

“Tenemos la esperanza de que más jóvenes tengan motivación de aprender de la danza de los Maliünts. Para mí que soy joven, sigo retomando el legado que me dejó mi maestro violinista Severo Villaseñor Sumano”, enfatizó.

Los danzantes reafirman que es urgente seguir manifestando a la población juvenil, que se interesen por las manifestaciones artísticas, porque para ellos es identidad, por eso lo reiteran con su danza.

San Mateo del Mar es una localidad ikoots que se ubica a 205 kilómetros de la capital de Oaxaca, en donde viven 12 mil habitantes que eligen a sus autoridades por medio de asamblea, porque se rige por el sistema normativo interno (usos y costumbres). Actualmente, resiste contra las eólicas y ahora el Corredor Interoceánico del Istmo de Tehuantepec.

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