La crítica situación de los pueblos indígenas de África (18/06/13, Servindi)

Servindi

Servindi, 17 de junio, 2013.- La crítica situación de los pueblos indígenas de África mereció que la última sesión del Foro Permanente para las Cuestiones Indígenas examine la situación específica de las comunidades de pastores, que elija como presidente de la sesión a un miembro de dicho continente y la presentación del anuario El Mundo Indígena 2013 tome como eje este delicado tema.
La duodécima sesión del Foro Permanente fue presidida por el keniano Paul Kanyinke Sena, representante del Grupo Africano, quién cumplió un encargo de la sesión anterior presentó el documento: Estudio sobre la resistencia, el conocimiento tradicional y la creación de capacidades para las comunidades de pastores en África.
El documento, accesible en idioma español, grafica en doce páginas la situación cada vez más vulnerable de las comunidades pastoriles de África y que es complementado por: Un estudio sobre la participación política de las mujeres del cazador recolector de Kenia en los espacios políticos nacionales e internacionales (disponible solo en inglés).

Los pastores africanos
El pastoreo es una actividad humana que data desde hace 8.000 años y ha florecido en África por factores diversos. Uno de los principales es la limitación de una agricultura que depende del agua de la lluvia y está sujeta a cambios meteorológicos. Esto obliga a pueblos de pastores, en su mayoría nómadas o seminómadas, a utilizar los recursos naturales de forma inteligente y custodiarlos con cuidado.
La Comisión Africana de Derechos Humanos y de los Pueblos aprobó el 2003 un informe en el que se reconoce que la mayoría de los pueblos que reivindican su condición de indígenas en África vivían del pastoreo tradicional, de la caza y la recolección o de algún tipo de combinación entre esas actividades y las economías tradicionales basadas en la horticultura o la pesca.
Si bien hoy en día, no todos los pueblos que viven del pastoreo en África se consideran pueblos indígenas “Algunos pueblos, no obstante, han creído necesario reivindicar su condición de indígenas como parte de una estrategia nacional o regional para defender sus derechos, sus tierras y sus territorios” advierte el informe principal de Kanyinke Sena.
Las principales movilizaciones de pueblos dedicados al pastoreo que reclaman sus derechos como pueblos indígenas se han producido en África Oriental, la región del Sáhara, en África Occidental, y, cada vez más, en las comunidades de pastores del Sahel de África Central y Occidental, así como en zonas de África Meridional y Namibia.
El mayor problema para las comunidades que viven del pastoreo es la falta de reconocimiento de los derechos de propiedad y tenencia de la tierra de las poblaciones móviles.
El problema deriva de las tradiciones jurídicas coloniales de África, que tienden a menoscabar los sistemas consuetudinarios de tenencia africanos y hacen mayor hincapié en los derechos territoriales de los pueblos que viven de la agricultura en detrimento de los que viven del pastoreo, la pesca, o la caza y la recolección.
Sustento del pastoreo
El pastoreo se sustenta en el principio de que el ecosistema necesita tiempo para regenerarse y ajustarse a los ciclos del cambio meteorológico, y de que los seres humanos y los animales domésticos deben realizar desplazamientos sistemáticos para proteger tanto la diversidad biológica como los medios de vida de las personas.
El continente africano ha experimentado vaivenes meteorológicos de carácter extremo a lo largo del tiempo y las comunidades dedicadas al pastoreo han logrado utilizar sus sistemas de conocimiento tradicionales y la movilidad para sortear los cambios y conservar la diversidad biológica.
Tradicionalmente, la mayoría de los sistemas de tenencia de la tierra de las sociedades dedicadas al pastoreo complementaban los sistemas de tenencia de la tierra de los pueblos que viven de la caza y la recolección y los pueblos campesinos.
Pero la discriminación jurídica y social de las comunidades pastoriles ha restringido sus posibilidades en materia de tenencia de la tierra y transhumancia, lo que da lugar a conflictos entre comunidades o a que el ganado y los pueblos indígenas se vean confinados en extensiones limitadas de terreno, lo que redunda en la sobreexplotación del terreno.

Se agrava vulnerabilidad de las comunidades pastoriles
Un factor que agudiza el problema es que los Estados alientan hoy la explotación extranjera de los recursos mediante actividades como la minería, que fragmentan aún más el paisaje y trastocan la concepción ecológica que sustenta la tenencia tradicional de la tierra y la movilidad.
La debilidad política y jurídica hace que las comunidades de pastores indígenas de África sean más vulnerables hoy que en el pasado. Incluso sufren una pérdida de tierras mayor que la que experimentaron bajo los regímenes coloniales, ya que los gobiernos actuales prefieren ofrecer tierras de secano a los campesinos, que tienen mayor peso político, a costa tanto del entorno como de los derechos de los pueblos indígenas.
La base de la situación crítica de las comunidades pastoriles indígenas de África se encuentra en la discriminación jurídica colonial sustentada en la ideología europea que permeó el derecho africano basaba en los conceptos de res nullius y terra nullius.
El término res nullius alude al concepto de “un bien sin propietario” y, por tanto, susceptible de que cualquiera lo posea. Terra nullius es un concepto asociado a la doctrina colonial europea según la cual se consideraba que las tierras descubiertas no estaban ocupadas ni bajo custodia.
Dado que los pastores eran en su mayoría nómadas, a los europeos les resultó fácil declarar que los territorios en los que vivían eran terra nullius. Así se creó una justificación jurídica para negar a los indígenas la propiedad de la tierra en favor de una estricta definición europea asociada a pueblos sedentarios y colonizadores.
A pesar de transitar a una fase poscolonial y de independiencia el sesgo colonial subsiste incólume y en la mayoría de los países poscoloniales, el Estado no reconoce a las autoridades ni las instituciones tradicionales de las comunidades de pastores, o se les concede una categoría inferior a las del partido en el poder y las instituciones basadas en el Estado.
Pese a que la transhumancia es una técnica de adaptación importante para la climatología africana y el mantenimiento de los ecosistemas, esta importancia no se refleja en las leyes relativas a la tenencia de la tierra, basadas en su mayor parte en la legislación y las normas coloniales.
La Corte Internacional de Justicia en el caso del Sáhara Occidental ha rechazado el concepto de res nullius por considerar que no es un principio jurídico válido cuando se aplica a una conquista extranjera.
Según puntualiza Kanyinke Sena, la decisión de la Corte debería significar que los nómadas tienen los mismos derechos sobre la tierra que los propietarios de terreno urbano que poseen escrituras.
Pero la herencia colonial subsiste en la institucionalidad jurídica africana y los pueblos indígenas de África siguen estando en desventaja desde el punto de vista jurídico debido a este legado colonial.
Ellos enfrentan una cuestión esencial: ¿cómo propiciar cambios en las disposiciones y la legislación relativas a la tenencia de la tierra de modo que se preserve la armonía con el ecosistema?
¿Primitivos o ecosistémicos?
La colonización europea siempre estableció mejores relaciones con las poblaciones agrícolas, de mayor tamaño y sedentarias, a las que empleó como mano de obra accesible y confiable para sus economías exrtractivas.
Con los pueblos nómadas no sucedió lo mismo. Movibles, armadas y habituadas a defender su territorio fueron ingobernables para los europeos quienes los consideraron por lo general de primitivos, poco fiables y poco útiles como trabajadores.
El informe de Kanyinke resume una situación histórica que permite comprender la relación:
“Etiopía, que es esencialmente un país de pastores, siguió en su mayor parte siendo ingobernable para los europeos. Francia mantuvo un conflicto constante con los tuareg en el Sáhara, y los m’bororo permanecieron predominantemente fuera del alcance de las autoridades coloniales. Los masai y otros pueblos ganaderos de África Oriental mantuvieron varios conflictos violentos con los invasores europeos, y establecieron finalmente una serie de tratados con la Corona británica”.
En su arrastre colonizador la civilización occidental desapareció o relegó a los más remotos confines del sistema de los Estados modernos a las comunidades nómadas.
Los sistemas jurídicos de tenencia de la tierra se crearon a conveniencia de los europeos, para garantizar un vivero seguro de trabajadores, privar a los africanos de las mejores tierras y crear fronteras políticas entre las potencias europeas.
Todas estas prácticas eran ajenas a las comunidades de pastores indígenas de África y no guardaban relación alguna con la ecología africana.

África en el Mundo Indígena 2013

Este año la presentación del anuario El Mundo Indígena 2013 también se centró en la situación de los pueblos indígenas de África, aprovechando la presencia en el Foro Permanente de varios socios africanos del Grupo Internacional de Trabajo sobre Asuntos Indígenas (IWGIA) que edita dicha publicación.

Caecile Mikkelsen, editora del anuario El Mundo Indígena, coautora con Lola García-Alix de la editorial Accedar a la editorial en el siguiente enlace: http://www.iwgia.org/iwgia_files_publications_files/0614_editorial.pdf)

Cabe mencionar que el anuario contiene diecisés informes de países correspondientes a África del Norte, África Occidental, África del Este, África Central y Sur de África. Además, en la parte segunda sobre Procesos Internacionales hay un artículo específico dedicado al trabajo de la Comisión Africana de Derechos Humanos y de los Pueblos.

El panel se inició con la exposición de Caecile Mikkelsen, editora del anuario El Mundo Indígena 2013, quién es coautora con Lola García-Alix de la editorial correspondiente a la edición, al cual se puede acceder en el siguiente enlace:
http://www.iwgia.org/iwgia_files_publications_files/0614_editorial.pdf.
Entre los oradores estuvo asimismo Joseph Ole Simmel de MPIDO, Kenia, quien dio un panorama general de la situación de los pueblos indígenas de África, sus avances y retrocesos, así como el clima de inseguridad e intimidación que sufren los defensores de los derechos humanos.
Joseph expresó que pareciera que estamos retrocediendo debido al acoso y a las amenazas. “Esta situación debe parar y debemos ingresar a procesos de democratización. Los gobernantes africanos deben rendir cuenta ante sus ciudadanos y los indígenas también son ciudadanos con derechos que también deben ser respetados” manifestó.
Edward Porokwa del Foro PINGO y Adam Kuleit Mwarabu de PAICODEO hablaron sobre los desafíos que enfrentan actualmente los pueblos indígenas de Tanzania.
Violación de derechos de los pastoralistas de Tanzania

Los expositores explicaron el brutal contexto de violencia y discriminación desatado contra los pueblos pastorales indígenas de Tanzania a quienes no solo se les desaloja de sus tierras, sino que además se les confisca el ganado y se les intimide y persigue ilegalmente.
Los desalojos forzosos se han intensificado desde setiembre de 2012 hasta mediados de enero de 2013 en los distritos de Kilombero y Ulanga, donde se han perdido siete vidas humanas y se han confiscado cerca de 400 mil cabezas de ganado.
Las agresiones afectan a varios pueblos pastoralistas indígenas y existe un clima de intimidación para que no protesten a pesar que se encuentran abandonados y viven en una pobreza absoluta.
Al perder el ganado y tierras, y estar en condicion de desplazados ni siguiera podemos enviar a nuestros hijos a la escuela y al no poder desarrollar ni siquiera nuestras actividades tradicionales de subsistencia peligra nuestra identidad cultural como pueblos ancestrales.

“Incluso venir a las Naciones Unidas a denunciar esta situación es un riesgo para nosotros”, dijo Adam Kuleit.
La justificación para las agresiones y despojos es el incremento de las áreas de conservación que ignora la presencia de las poblaciones pastoralistas que ni siquiera obtienen algun tipo de compensación.
Lo más preocupante es que los desalojos de los pastores allanan el camino para establecer un corredor de crecimiento de la agricultura (el corredor SAGCOT), que va a transformar 7,5 millones de hectáreas de tierra en el sur de Tanzania a la producción agrícola a gran escala en el manos de los agronegocios transnacionales.
Propusieron que el Estado debe compensar a los pastoralistas, restituirles tierras en condiciones similares y adoptar medidas que garanticen la tenencia de la tierra de los pastoralistas, entre otras, y se hagan públicos los informes de comisiones investigadoras y se brinde asistencia psicológica y legal a las poblaciones afectadas.
Derechos Humanos y empresas

Pavel Sulyandziga, presidente del Grupo de Trabajo sobre los derechos humanos, las empresas transnacionales y otras empresas comerciales, informó de la actividad de este grupo creado el 2011 por el Consejo de Derechos Humanos de las Naciones Unidas.
El grupo conformado por cinco expertos independientes tiene como misión promover la difusión y aplicación de los Principios Rectores sobre empresas y derechos humanos, aprobados en junio de 2011 por dicho Consejo.
Actualmente prepara un primer informe temático sobre los pueblos indígenas, las empresas y los derechos humanos que se presentará en otoño de 2013 ante la Asamblea General de las Naciones Unidas.
Cabe mencionar que en el anuario El Mundo Indígena 2013 también existe un artículo específico sobre las actividades del Grupo de Trabajo en el que se detalla, por ejemplo, la realización de un panel de discusión en el marco del primer foro de la ONU sobre empresas y derechos humanos que se realizó en diciembre de 2012.
La tarea en torno al anuario

Respecto a la edición del anuario Lola García, directora de IWGIA, describió la presión de tiempo en torno a la publicación que se elabora prácticamente en dos meses de intensa labor en que deben recopilar, revisar, traducir y editar todo el contenido.
Destacó que los autores son activistas indígenas y no indígenas y académicos que forman parte de la red de IWGIA y se destacan por conocer y estar identificados desde tiempo atrás al movimiento indigena de cada país sobre el que se escribe.
El libro tiene la fortaleza de que se trata de colaboraciones voluntarias redactadas con información basada en hechos, aunque no se puede evitar que algunos expresen su punto de vista detrás de los hechos. Lamentablemente, esto no asegura cubrir todos los países.
El anuario 2013 contiene 55 informes nacionales y 12 sobre procesos internacionales. Algunos informes tienen un enfoque etnográfico lo que ha sido criticado por algunos Estados que piensan que esto es una falta de respeto a su soberania nacional.
Pero desde el punto de vista de Iwgia dicho enfoque corresponde mejor a la situación de los pueblos indígenas cuya identidad a veces cruza las fronteras nacionales.

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