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La carrera contra el tiempo: mitos y verdades de la alerta sísmica

Sandra Delgado / Emmanuel Medina / Nycol Herrera

El 19 de septiembre de 2017, un sismo de magnitud 7.1 —con epicentro en Axochiapan, estado de Morelos, activó el Sistema de Alerta Sísmica Mexicano (SASMEX). Debido a la proximidad y profundidad del temblor las ondas fueron percibidas por los habitantes de la Ciudad de México y Puebla casi a la par del sonido de alerta; sólo tuvieron nueve segundos de anticipación. En Oaxaca se oyó 42 segundos antes.

SASMEX es una alerta temprana para temblores operada por el Centro de Instrumentación y Registro Sísmico (CIRES) a través de 96 sensores ubicados en Jalisco, Colima, Michoacán, Guerrero, Puebla y Oaxaca. Se activa al detectar un movimiento de tierra potencialmente peligroso para las personas.

“Con dicha alerta se busca proteger las zonas más densamente pobladas y con mayor infraestructura vulnerable a temblores, como el Valle de México, Oaxaca, Colima y Guadalajara. Esta herramienta de prevención no está en toda la República debido a que en ciertos lugares, en vez de alerta, podría causar alarma, pues hay localidades donde la sismicidad es baja y son casi imperceptibles”, comenta Víctor Hugo Espíndola Castro, investigador del Servicio Sismológico Nacional (SSN).

Uno de los mitos alrededor del sistema —indica— es que debe activarse cada que hay un sismo, pero esto es falso. Tan sólo en la Ciudad de México se registran cerca de 70 temblores diarios y no por eso debe sonar 70 veces. Lo que realizan en el CIRES es calcular el número de aceleraciones máximas de ciertas estaciones cercanas al epicentro para asegurarse de si es necesario detonar la alerta.

El académico asevera que el SASMEX se diseñó para terremotos fuertes y lejanos a algún lugar en particular. Cuando esto sucede viajan dos tipos de ondas: las electromagnéticas (las que llegan rápidamente vía comunicación) y las mecánicas (u ondas primarias y secundarias).

“El sistema es eficiente cuando estos fenómenos se dan a más de 400 kilómetros de distancia porque se tendrán alrededor de 60 segundos para que la población se resguarde y tome las precauciones convenientes. Si el sismo ocurre debajo del punto a alertar, tecnológicamente no es posible que suene debido a que las ondas sísmicas viajan a cuatro kilómetros por segundo, por tanto lo sentimos casi a la par de la alerta”, explica Jonatán Arreola Manzano, subdirector de Riesgo Sísmico del Centro Nacional de Prevención de Desastres (CENAPRED).

Añade que el sistema consta de sensores que miden el movimiento del terreno (aceleración). Al detectar que éste puede causar afectaciones a las personas envía un mensaje de alta velocidad (por ondas electromagnéticas) que, de inmediato, manda una señal de activación.

“Hay programas de computadora con un algoritmo diseñado para detectar sismos y estimar si se trata de uno potencialmente peligroso. En caso de no serlo o si el temblor ocurre en una zona sin cobertura, no se emitirá alertamiento. Entre más lejos esté el sitio que se quiere alertar, habrá más tiempo para salvaguardarnos; pero eso no se sabe hasta darse el evento. Las ciudades que la reciben son Acapulco, Oaxaca, Chilpancingo, Ciudad de México, Puebla, Toluca, Morelos y Colima”.

Según datos de CIRES, la alerta sísmica proporciona de 20 hasta 120 segundos antes de la llegada de un terremoto, dependiendo de la distancia al lugar de origen y las primeras detecciones de las estaciones sísmicas. Además ha beneficiado a más de 25 millones de personas en zonas de riesgo.

En palabras de Arreola Manzano, es necesario evaluar el entorno para localizar la salida de emergencia más cercana en caso de sismo, sobre todo si se puede llegar hasta ahí en 60 segundos; de lo contrario, se deberá replegar en una zona segura dentro del inmueble. Para tomar la mejor decisión se recomienda realizar simulacros en casa u oficina.

“Lo correcto es decir ‘alerta’ y no ‘alarma’, pues se trata de un sistema de alertamiento. A pesar de que SASMEX es una herramienta útil, no es la única y de poco sirve si no sabemos qué hacer durante uno de estos eventos. Por tanto, a manera de prevención lo mejor es hacer un plan familiar, elaborar la mochila de emergencia, verificar dónde están las autoridades de Protección Civil que nos corresponden, informarnos de fuentes fidedignas y atender los reglamentos de construcción”, sugiere.

De acuerdo con información del CIRES, el sonido oficial de la alerta se escucha en la Ciudad de México desde el 19 de septiembre de 2015, a través de altoparlantes pertenecientes al Centro de Comando, Control, Cómputo, Comunicaciones y Contacto Ciudadano de la capital. Asimismo, es reconocida como la primera alerta sísmica en el mundo y precursora en el desarrollo de alertamiento sísmico de vanguardia. “La alerta sísmica comenzó a desarrollarse después de los sismos de 1985, por un grupo de ingenieros de la UNAM. Se ideó poner varias estaciones en las costas, principalmente en la del Pacífico, donde se imaginaba que podía ocurrir un sismo de magnitud considerable”, concluye Víctor Hugo Espíndola.

Este material se comparte con autorización de UNAM Global

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