La caja negra de un modelo que zozobra

Mario Ramos

Chile es un país vigilado de arriba a abajo, de norte a sur, pero no para frenar la corrupción y la decadencia, sino para blindarla. Por eso llama la atención que CIPER Chile, de la mano de Nicolás Sepúlveda, y de todo un equipo de periodistas lúcidas y jugadas, sin ser policías, llegaran a los bajos fondos del mercado financiero e hicieran públicos los movimientos de un nido de roedores venidos desde las más encumbradas alturas de la burguesía criolla, esa que asiste a misa los domingos, educa a sus hijos en colegios privados y habita comunas donde se entra solo con salvoconducto. No cualquiera puede ingresar al país del no me acuerdo, del despojo y la avidez.

Un grupo pequeño de clanes patriarcales, con logias remozadas de operadores del mercado financiero, que habla de acciones y corretajes de bolsas, que infiltró el SII y el Estado, para cautelar que impunemente las megas empresas pudieran arrasar dunas, parques, ecosistemas, cuencas y modos de vida, desde la cordillera al mar, y llevarlas en bruto, por ductos, camiones y barcos, hacia el Pacífico y el Atlántico… a esto no le llaman pillaje ni devastación, le dicen progreso.

Esto no es un caso aislado, es una práctica política, es una condición de la institucionalidad de muerte que nos rige, por eso siguen libres y gozando de incidencia en las leyes y políticas públicas, gentes como los Chadwick, los Piñera, los Délano, los Lavín, los Zalaquett, los Novoa, los Moreira, los Orpis, los Carter, los Pinochet, los Dávalos, los Espinosa, los Fuentealba, los MOP-GATE, los Chispas, los Corpesca, los Milicogate, y por desgracia toda una majamama de hijos pródigos de esta democracia tutelada en crisis constituyente.

Este tipo de corrupción se fraguó en los mismos subterráneos de la dictadura cívica militar, ya se veía en el 73 con la Cutufa y su licencia para estafar, por esto no podríamos hablar de un caso aislado, sino más bien de una práctica generalizada. Esto puede ser más profundo que el caso Penta o SQM. La historia hoy representada por el Sr. Luis Hermosilla, quien reconoce que es un delito lo que están cometiendo, y que habrá que quemar oficinas si es necesario para ocultar pruebas… como la de Bienes Nacionales, quizás, o las estaciones del metro, o las plantaciones en el sur… tanto desparpajo da para miles de elucubraciones.

El mismo Hermosilla famoso, implacable y ganador, amigo de políticos, consejero del segundo piso de la Moneda, blanqueador de estafas, promete que esta vez, una vez más, ganara. Pues mejor que nadie sabe que la cárcel y las leyes no las hicieron para ellos y ellas, sino para nosotros.

Pero habemos otro Chile, donde no todos nos transformamos en mafiosos, traficantes y ladrones, no todos los periodistas trabajan para los canales de TV del trece o el Mega, no todos cortamos y pegamos el pensamiento ordenado por los patrones, ese minúsculo 0,7% de la población latifundista y patriota. Somos mucho más que dos, y muchas que buscamos las maneras de respirar la diferencia, de deconstruir hegemonías, de regenerar el mundo devastado, ya que con voluntad la mierda también se transforma en abono, el desierto en bosque, y la carencia en siembra, solo nos queda pensar y trabajar en colectivo, no hay camino propio, si no se hace al andar, lo dijo un tremendo poeta hace muchos años, cansado de andar los mismos parajes.

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