Mujeres y hombres bailando, luces de salón, copas y bocadillos puestos para el deleite, escenarios con música en vivo y en fin, pasajes de la vida nocturna, inundan la planta baja del Museo del Palacio de Bellas Artes, donde la Belle Époque en París, a finales del siglo XIX, es retratada a través de las obras litográficas del artista Henri de Toulouse-Lautrec.
Con un total de 124 piezas, la exposición “El París de Toulouse-Lautrec: impresos y carteles del MoMA”, exhibe en las paredes del Palacio de mármol la vida del París bohemio, el encanto de sus cafés, bares y teatros, los sombreros y trajes de los hombres que miraban a las mujeres vestidas de falda y camisa. Son esas mismas 124 impresiones y carteles, que una vez en su tiempo se expusieron en las calles, salones de baile y cabarets, las que transportan al espectador a la capital francesa que vio la danza, el escándalo y la fiesta sobre las horas de la noche parisina.
Iniciando con el primer cartel del artista, titulado “La Goulue”, las obras se vuelven el motor de los pies de quien las admira, sembrando las ansias por continuar con las apreciaciones artísticas sobre el trabajo, traído desde el Museo de Arte Moderno de Nueva York (MoMA), del pintor y litógrafo.
La representación de los parisinos, inspiración de Toulouse-Lautrec, logrados con los arquetipos de sus amantes, musas y amigos, son los personajes únicos que los ojos perciben en la colección, la cual inicia con el tema Vida y Litografía para dar el contexto que envolvió a Francia y al artista durante la Bella Época.
Siguiendo por los pasajes, el tema de El Café Cantante impresiona con la captura de los momentos máximos durante las actividades nocturnas en los circos, óperas, teatros y cafés, recurridos por toda clase de personas para compartir, a través de la música, el baile, una copa y un cigarrillo, la esencia parisina del siglo. Más tarde, con el tema En el Escenario, se presenta la relación que mantuvo Touluse-Lautrec con las máscaras que disfrazaron su vida frente a su familia aristócrata y su entretenimiento.
Por su parte, el tema Femmes, Filles, Elles posiciona al espectador delante de los personajes más caracterizados por el artista: las mujeres. Entre prostitutas, cortesanas, empleadas y artistas se compuso su obra del retrato y la impresión, pues Lautrec no sólo frecuentaba los centros nocturnos donde muchas de sus musas se encontraban, sino que además socializaba con ellas, enlazaba amistades o, en su mayoría, les pagaba por ser sus modelos.
La razón por la que muchas de sus escenas se encuentran en las mesas de comedores o salones es por el vivo interés que tuvo Lautrec por el arte culinario, el cual lo llevó a visitar restaurantes y bares que se convertían en parte de su habitación. Esto, claramente, se observa en el tema El Placer de París / Círculos Creativos, el último de la exhibición, en la que los carteles y las obras litográficas manifiestan el amor por la cocina y el deleite que ésta le producía, sin dejar nunca de acompañar las escenas con hombres y mujeres frente a las mesas, siendo amantes, conversando, mirándose, disfrutando.
Colecciones como la que se presenta hoy en Bellas Artes, y hasta el 27 de noviembre con un costo de 60 pesos, son las que cumplen con permitir al visitante vislumbrar e imaginarse la estampa de la vida pasada, siendo ésta específicamente durante el siglo XIX en París. O, al menos, si no es que llegue a crear una escena propia durante la Bella Época, la exhibición promete el envolvimiento en luces, en obras que parecen fotografías por la captura precisa del instante, y que endulzan además la sensibilidad de la pupila.
Muy buen artículo se nota lo bella que es la escritora por su forma de redactar y su sensibilidad para con las personas, el arte, el mundo. Una percepción muy grata de París a finales del siglo XIX.
Creo que he encontrado una nueva escritora con buenas iniciativas!