Foto: Maya Goded / Hablan los pueblos
El “modelo de desarrollo neoliberal” aplicado en México, lejos de incentivar el crecimiento y la igualdad, promovió un encadenamiento de impactos profundos para la vida económica, social, política, cultural y ambiental en el país, entre ellos un alarmante incremento de la desigualdad y la pobreza, una crisis sin precedentes en materia de violencia, seguridad y derechos humanos, pérdida de la soberanía alimentaria, migración y desplazamiento masivo de personas y comunidades, privatización de los bienes comunes y contaminación del ambiente en todo el territorio nacional.
A pesar del cambio político que se tuvo en el país en 2018, con la llegada de Andrés Manuel López Obrador a la presidencia de la república, a pesar de los discursos emitidos por el nuevo gobierno dando por finalizada la etapa neoliberal, el paradigma del desarrollo continúa en la esfera pública, política y gubernamental.
En el apartado económico, en lo que se refiere a desarrollo y crecimiento, el Plan Nacional de Desarrollo (PND) 2019-2024 hace referencia en reiteradas ocasiones a la importancia de impulsar proyectos de infraestructura y extractivos, argumentando que generarán empleos y detonarán el desarrollo económico del país. El gobierno hace referencia al rescate del sector energético a partir de la rehabilitación de diferentes refinerías, la construcción de una nueva, la modernización de instalaciones generadoras de electricidad y el uso de fertilizantes.
El PND 2019-2024 incorpora una serie de proyectos regionales, como el Tren Maya, colocado como el más importante proyecto de infraestructura, desarrollo socioeconómico y turismo del presente sexenio, el programa para el desarrollo del Istmo de Tehuantepec, en el cual el eje central será el Corredor Multimodal Interoceánico para “competir en los mercados mundiales de movilización de mercancías”, el programa Zona Libre de la Frontera Norte, el Aeropuerto Internacional Felipe Ángeles en Santa Lucía.
Para este nuevo gobierno, jugarán un rol trascendental los proyectos extractivos, entre ellos la generación de energía, la extracción del petróleo, así como la infraestructura para movilizar los bienes y mercancía en el ámbito global. Por tanto no tocará las estructuras que promueven la desigualdad y el despojo de pueblos y comunidades, ya que en ningún momento se habla de la modificación de leyes, como la minera, energética, hidrocarburos, entre las más importantes, herencia de gobiernos neoliberales.
Por otro lardo la estrategia construida alrededor de la política social, está relacionada con el impulso de una serie de programas de gobierno, en ella el asistencialismo es un componente importante para alcanzar dicho desarrollo. Todos estos programas recaen a nivel individual y aunque están dirigidos a sectores vulnerables de la ciudadanía, ninguno de ellos profundiza en las causas estructurales que han incrementado la pobreza y marginación.
En Oaxaca existen dos visiones encontradas sobre cómo entender el desarrollo, la primera de ellas está marcada por la construcción de alternativas, la segunda promovida por el Estado, el cual promueve el enfoque extractivista. Las alternativas construidas en Oaxaca, están en constante choque con el paradigma del desarrollo y orientadas a la construcción de realidades más igualitarias, sin explotación, opresión ni discriminación ¿cuáles son estas alternativas? Te invitamos a leer el Diagnóstico: Alternativas Comunitarias en Defensa de los Territorios en Oaxaca.
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