Kamchàtka, teatro callejero

Por Marcela Salas Cassani, con la colaboración de Eduardo Suárez Fotografía: Daniel Sánchez Ibarra

Con una maleta en mano y los ojos llenos de curiosidad, ocho personas recorren minuciosamente las calles de alguna ciudad que desconocen. Cada novedad les sorprende y no esconden su asombro; por el contrario, utilizan lo desconocido como un pretexto para acercarse a sus espectadores – los peatones – e ir creando complicidades.

Se trata de Kamchàtka, un colectivo de artistas multidisciplinarios que conforman una joven compañía de teatro callejero, cuyo performance tiene una curiosa característica: cada espectáculo que presentan es diferente. “Salimos a la calle e improvisamos a partir de lo que encontramos, a partir de lo que nos da el público”, explican los actores.

No obstante estas variaciones, las presentaciones persiguen transmitir una misma idea. “Queremos contar nuestra historia, la de ocho migrantes que vienen de muy lejos, que no hablan el idioma del sitio a dónde llegan e intentan ser aceptados. Queremos encontrar una casa, encontrar amigos, encontrar trabajo y transmitir nuestras emociones, las ganas de cooperación que llevamos dentro”.

La migración – un fenómeno común a casi todos los países del mundo – es el tema central abordado por este colectivo de actores, quienes aseguran que “en cada lugar hay códigos diferentes”, pues “mucha gente se traslada a otro país y de repente se encuentra en un lugar donde por razones culturales o religiosas hay códigos diferentes a los propios y esto a veces crea conflictos, problemas. Nosotros queremos decir que aunque no compartimos los mismos códigos, podemos – de alguna manera u otra – encontrarnos y comunicarnos”.

Durante sus presentaciones, los actores no hablan, pero logran establecer una conexión muy especial con el público. Con juegos y dinámicas improvisadas logran abrirse paso hacia las emociones de la gente, alejando el rechazo, el miedo y la indiferencia, y creando un ambiente de tolerancia y receptividad hacia lo diverso.

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