Foto: Hospital Nacional de Jutiapa. (Emisoras Unidas)
El personal médico es un protagonista silencioso de la batalla contra la COVID-19. En el sistema nacional de salud de Guatemala muchos médicos viven esta experiencia inédita con limitaciones de equipo, de protección personal y con el constante miedo de ser contagiados.
Según el Instituto de Problemas Nacional (IPN), de la Universidad de San Carlos (USAC), más del 60% de los trabajadores de salud del sector público se encuentran en alto riesgo durante la pandemia, y el 61% de aquellos que por la naturaleza de su trabajo podrían atender a casos sospechosos en hospitales de la red nacional no cuentan con el equipo necesario.
Esta es una entrevista con el médico y cirujano Iván Vladimir Guerra, con 17 años de ejercicio profesional y 12 de laborar en el Hospital Nacional de Jutiapa, departamento del que es originario.
Sandoval nos aproxima su experiencia como médico durante esta pandemia y eleva su inconformidad con el Gobierno del presidente Alejandro Giammattei, porque en su criterio, la información sobre los casos ha sido centralizada y ni el propio personal médico está enterado de todo lo que sucede alrededor de los casos confirmados y los resultados de las pruebas.
Cada día en el Hospital Nacional de Jutiapa los 50 trabajadores que hacen turno, entre enfermeras, auxiliares y médicos, deben laborar con el deficiente equipo médico que se les proporciona y con la incertidumbre de desconocer los resultados de las pruebas que se han realizado en el departamento.
En esta crisis ¿Cuál es el ambiente que se vive en el hospital?
Hay mucha incertidumbre. Se difundieron los protocolos del Ministerio de Salud pero los recursos han sido insuficientes, por ejemplo, las mascarillas que nos dieron son de tela, o de un material hechizo, porque de las quirúrgicas ya no hay, al igual que jabón.
Otro problema grande es que en el hospital no hay agua, tenemos que recurrir a utilizar alcohol para lavarnos las manos, pero ha salido de nuestros recursos, porque el hospital no nos ha proveído de lo necesario. La situación del agua es grave, ha sido desde siempre, la modalidad que usan las autoridades es comprar entre una a dos pipas diarias.
¿Cómo resuelve la falta de equipo de protección?
Compré una caja de mascarillas que me costó Q300, unos lentes protectores de Q50 y jabones de Q30.
¿Qué opina del manejo que ha dado el gobierno a la crisis?
Primero, lo que veo con preocupación es el déficit de pruebas, a mayor número de examenes mayor detección. Segundo, hay mucha centralización de la información, no se socializa la información de los casos con los médicos, todo ha sido centralizado por el presidente, él es el que maneja los casos confirmados.
Hasta ahora que vemos a algunos alcaldes confirmando los casos en sus territorios, aquí en Jutiapa hay especulaciones sobre uno o dos casos, pero no hay certeza, porque luego de realizar las pruebas de COVID-19 no nos enteramos del resultado, todo se queda en la ciudad.
Las medidas de contención, creo, han sido buenas, faltó mayor radicalidad, mucha inconsistencia en el discurso presidencial, casi todas las cosas hechas a medias. Repito, como falla que se han hecho pocas pruebas y la centralización de la información.
¿Cómo califica el trabajo de las autoridades para evitar el contagio del personal de salud?
Tengo muy presente cuando el presidente salió tirándoles desinfectante a los periodistas. Creo que ha existido mucha ambigüedad entre lo que él dice y lo que hace, entiendo que tuvo un asesoramiento muy cercano con la Asociación Guatemalteca de Enfermedades Infecciosas, reaccionó oportunamente con el toque de queda.
Hay aciertos y desaciertos, a mí me parece que faltó más contundencia, estamos hablando de salud, todo está funcionando a medias, el toque de queda tuvo que ser a partir del medio día, se necesitan más pruebas, no centralizar la información, y segmentar correctamente los casos por región.
Como único acierto, diría la suspensión de las clases, y que al final reaccionó con prohibir las actividades masivas, el presidente ha realizado un trabajo inconsistente, le faltó mayor firmeza.
En las condiciones de trabajo que describe ¿reciben algún tipo de apoyo emocional y/o psicológico de parte del Ministerio de Salud?
No, de ningún tipo. Ni siquiera nos han dado insumos de seguridad, menos apoyo emocional.
¿Cómo se siente su familia ante la exposición al virus o la posibilidad de contagio?
Tienen temor, uno nunca deja de ser un potencial paciente y transmisor de la enfermedad, afecta y genera miedo ante la posibilidad de enfermarse y afectar a la familia.
Lo que hago es tomar las medidas sugeridas, que son cambiarse de ropa al llegar a casa y limpiarse las manos constantemente.
¿Sus compañeros en el hospital sienten miedo de ser contagiados?
Creo que el miedo es un sentimiento normalizado, muchos colegas han exigido que exista mayor apoyo en cuanto a la protección personal, que nos den las mascarillas adecuadas. Toda esta incertidumbre nos genera mucha preocupación, nos hace falta quipo.
¿Cuál es el protocolo que se sigue con casos sospechosos?
En la puerta del hospital hay un doctor clasificador, así le llamamos, porque se encarga de verificar que los pacientes que ingresan no tengan síntomas de COVID-19; si en dado caso tienen fiebre o tos, se envían al área de aislamiento en una sala cercana a la de emergencia, mientras se tiene el diagnóstico. El médico que tiene contacto con el caso sospechoso debe usar mascarilla, gafas, bata, guantes porque tiene un acercamiento directo.
¿El personal médico del hospital ha recibido capacitación sobre el coronavirus o pandemias de parte del gobierno?
Únicamente la socialización del protocolo para la atención de los pacientes sospechosos y la ruta de la realización de las pruebas, pero lo demás ha tenido que ser por iniciativa propia.
¿Cuántas pruebas de COVID-19 han hecho en el hospital y dónde se hace el análisis?
Se han hecho tres pruebas, según tengo conocimiento. Estas son enviadas a la ciudad de Guatemala, allá son analizadas y los resultados deben estar en 72 horas, pero no nos enteramos de los resultados, como digo, los centralizan.
¿Qué pasa cuando ustedes consultan sobre resultados de pruebas que han realizado en Jutiapa?
Simplemente no hay acceso, ha habido dos casos sospechosos, algunos compañeros dicen que si dieron positivo, otros dicen que no, no sabemos ni siquiera cuantos hay en cuarentena en el área, esa información solo la tiene el presidente.
Tomando en cuenta la deficiencia del sistema nacional de salud ¿Qué impacto a mediano plazo cree que tendrá la COVID-19 en Guatemala?
Siempre hemos sido claros en decir que tenemos un sistema deficiente. Aquí el mayor problema es la corrupción, se debe abogar por mayor transparencia y mejor uso de los recursos. La corrupción en salud y educación nos pone en una dura situación.
Tenemos que exigir que de esta emergencia se realice una mejor obra para atender las necesidades básicas de la población. Veo una situación a mediano plazo lamentable y de mucho miedo porque habrá un impacto económico negativo.
Aquí pareciera que no tuviera valor la vida humana, por eso sentimos como que no le ponen importancia, esa indiferencia solo hace resaltar más los problemas de siempre, como la insuficiencia de parte del Estado como producto del mal manejo de los recursos públicos.
¿Qué mensaje le deja a la población?
Que nos cuidemos. Que entiendan que la idea es que no nos enfermemos todos a la vez, porque de alguna manera todos tendremos un contacto con la enfermedad, debemos cuidar a las personas de la tercera edad que son las que corren mayor riesgo junto a las que padecen de enfermedades como diabetes, que también es muy común en este país.
El Ministerio de Salud no tiene la capacidad de responder a un brote masivo. Si no se toman las medidas de precaución el resultado podría ser muchas muertes.
Publicado originalmente en Medium