El 20 de enero de 2014, el campamento Centinelas del Río inició guardia día y noche en la entrada del predio el Tamarindo para defender al río Pescados, en Jalcomulco, sitio en donde se pretendía instalar una hidroeléctrica que surtiría agua a la ciudad de Xalapa, capital de Veracruz. Gracias a la organización de los habitantes, nació también el colectivo Pueblos Unidos de la Cuenca La Antigua por los Ríos Libres (PUCARL) para luchar por el cuidado del medio ambiente y contra el proyecto de presa.
El megaproyecto, que estaría a cargo de la empresa brasileña Odebrecht en convenio con el gobierno del Estado de Veracruz, logró detenerse gracias a la acción y resistencia de los habitantes de Jalcomulco y de más de 20 pueblos que se pronunciaron en contra del megaproyecto, pues aseguraron que correrían el peligro de inundarse en caso de que la presa estallara, además de que se destruiría la flora y fauna de la región por la ambición de un gobierno que únicamente se interesa por sus intereses y no por los del pueblo.
A dicha resistencia se han unido los habitantes de la Cuenca La Antigua pues el proyecto traería consigo otras “mini presas” a cargo de diversas transnacionales que llenarían de hidroeléctricas toda la Cuenca y devastarían los afluentes que llenan de vida a municipios como Xico, Teocelo, Coatepec, Ixhuacán y Cosautlán.
La lucha no ha sido fácil pues los defensores de la Cuenca han sufrido acoso, hostigamiento, represión y encarcelamiento pero se han mantenido con entereza ante los embates del gobierno. Este miércoles 20 de enero, el campamento cumplió su segundo aniversario en medio de una alegre celebración donde hombres y mujeres compartieron su sentir y experiencia en este movimiento.
José Milán, integrante de PUCARL agradeció la presencia de sus compañeros y dijo sentirse orgulloso de la defensa que emprendieron, la cual no piensan abandonar.
“Al gobierno le vale sombrilla lo que nosotros pensemos. Yo quiero convocar a todos a que sigamos en la lucha, porque hemos pasado aquí hambres, fríos, tempestades, calores, de todo nos ha tocado y gracias a que todos y cada uno de nosotros hemos puesto nuestro granito de arena, la lucha sigue y va a seguir por muchos años (…) Todos aquí seguimos, aquí estamos, somos gente organizada y gente que defiende una causa justa”.
Por su parte, Josafat, jefe de un grupo de guardia, comentó que son alrededor de 16 grupos los que día tras día cuidan el acceso al predio el Tamarindo.
“Cada uno de nosotros defendemos lo que creemos que es justo y lo que vale la pena defender. Nos toca de día y tenemos que estar presentes desde temprano, hacemos cambio de guardia y estamos por turnos. Hay mucha hermandad, en el pueblo todos nos conocemos pero estando en el grupo nos conocemos a fondo y yo siento esa camaradería y amistad. Mis respetos para todos los que están en la guardia, gente que trabaja el campo, en el río, en el turismo. Desde este espacio invito a toda la gente para que se sume a esta causa”.
Asimismo, la señora Marisela, quien colabora con la preparación de alimentos en el campamento y es parte de la resistencia civil pacífica, pidió a otros movimientos que luchen y se organicen contra el mal gobierno.
“Tiene dos años que apoyamos en la cocina y hasta hoy estamos aquí luchando por nuestro río. Estoy contenta porque yo quiero que el río no se pierda, se perdería la naturaleza, el camarón, el pescado, algo que de eso vivimos nosotras porque nuestros esposos van a la pesca. No vamos a permitir que el gobierno nos lo quite. Nosotros, mi esposo y yo nos sentimos contentos por estar luchando por nuestros nietos, para que después digan que sus abuelitos lucharon por mantener su río”.