Israel agradece a Estados Unidos el apoyo y afirma que continuará su ofensiva durante meses

El Salto

Foto: David F. Sabadell

No hay un fin al sufrimiento de la población gazatí en el horizonte. Tel Aviv ha asegurado a su principal aliado que seguirá con su guerra contra los gazatíes durante al menos varios meses. En solo siete semanas de campaña contra la franja, el ejército sionista ha matado a cerca de 18.800 gazatíes, según el Ministerio de Salud de Gaza, causando más de 50.000 heridos. Mientras, ahoga Cisjordania dejando al menos 11 muertos, incluyendo un adolescente de 17 años, que habría sido disparado en el pecho por el ejército israelí en Jenín, cuyos habitantes acaban de vivir 60 horas de asedio durante el cual los soldados destrozaron viviendas y llegaron a desacralizar una mezquita.

Mientras Israel sigue bombardeando la franja, ensañándose con Rafah donde ayer dejaba 27 muertos, las comunicaciones se caen en el territorio, dificultando la ayuda y socorro a las personas heridas o apresadas entre los escombros. Palitel, la empresa de telecomunicaciones palestinas, comunicaba una vez más en la tarde de ayer, que todos sus servicios estaban interrumpidos mientras continuaba un intenso ataque.

Estados Unidos no quiere interferir en la “responsabilidad” de Israel de continuar “la guerra” para proteger a su pueblo. En esos términos se expresaba ayer el consejero de seguridad de Joe Biden,  Jake Sullivan, en su visita a Tel Aviv, quien insistía en que “la guerra” durará el tiempo que necesite Israel para “acabar con Hamás”, y que estaba en las manos del grupo armado poner fin al sufrimiento de su gente, deponiendo las armas y entregándose al ejército ocupante.

Tomará el tiempo que ellos consideren necesario, explicaba por su parte John Kirby, portavoz del Departamento de Defensa de Estados Unidos, el vía libre a la ofensiva israelí contra Gaza de la administración estadounidense, “pero obviamente, todos queremos que se acabe lo antes posible”. De hecho el propio Sullivan, antes de viajar a Medio Oriente, había explicado en el Washington Post que las conversaciones con Israel abordarían un calendario para sobre el fin de la guerra y un disminución en la intensidad de los ataques. Sin embargo, Israel no quiere hablar de límites de ningún tipo a su empresa genocida.

Así, el plan del gabinete de guerra de Benjamin Netanyahu, quien antes del 7 de octubre se enfrentaba a una fuerte oposición social, con manifestaciones masivas por su intento de dominar el poder judicial, es continuar su campaña de expulsión y exterminio durante un tiempo indefinido.  Así lo expresaba el propio Netanyahu tras agradecer a Sullivan tanto el apoyo militar como el diplomático que Estados Unidos presta a Israel: Armas y vetos en las Naciones Unidas. Sullivan por su parte reiteraba el apoyo de Estados Unidos mientras Israel para que acabe con la “amenaza terrorista”. El ministro de defensa, Yoav Gallant, ya había apuntado en este sentido: “Hamás construyó infraestructura subterránea y sobre el terreno y no es fácil destruirlos”. El ejército sionista comenzó su plan de bombear agua de mar el pasado miércoles dentro de los túneles con el fin de inundarlos, pese a las quejas de los familiares de los israelíes cautivos en Gaza. 

“Quiero instar a no limitarse a decir solución de dos Estados. ¿Por qué? Porque aquí hay un capítulo emocional que hay que tratar. Mi nación está traumatizada”, decía el presidente israelí Isaac Hergoz

Israel no solo quiere seguir con su campaña de exterminio, sino que está impugnando la solución de los dos estados, ahora de manera explícita. “Lo que quiero instar es a no limitarse a decir solución de dos Estados. ¿Por qué? Porque aquí hay un capítulo emocional que hay que tratar. Mi nación está de duelo. Mi nación está traumatizada”, decía el presidente Isaac Hergoz a la agencia Associated Press dando a entender, que Israel no piensa que sea tiempo para esta posibilidad.

También está en desacuerdo con Estados Unidos sobre quién debe gobernar Gaza cuando decida para los bombardeos. Mientras que la super potencia ve con buenos ojos que la Autoridad Palestina gobierne la franja, Israel quiere tomar el control total de la seguridad en una franja donde ya controla el agua, la electricidad y todos los accesos. 
Mientras, por su parte, uno de los líderes de Hamás, Osama Hamdan, saludaba desde Beirut la resolución de la asamblea general de Naciones Unidas del pasado martes urgiendo a un Alto al Fuego inmeadiato. Para Hamdan, el hecho de que sólo 10 países de todos los que componen este organismo internacional votaran en contra del alto al fuego, muestra el aislamiento en el que se encontraría Israel.

El líder de Hamás también fue muy crítico con la retórica de Estados Unidos, que, mientras veta el alto al fuego, insta a su aliado a “minimizar las pérdidas civiles”. Con esta política, Estados Unidos, “muestra un flagrante desprecio y falta de respeto por la sangre de nuestro pueblo”. Responsabilizaba así a Estados Unidos de la sangre derramada en Gaza.  

Mientras a Israel parece bastarle con el apoyo estadounidense, algunos países tradicionalmente aliados empiezan a virar su discurso más de dos meses y casi 20.000 muertos después del inicio de la operación de castigo colectivo contra Gaza. Es el caso de Canadá —cuyo presidente Justin Trudeux ha sido particularmente presionado por la sociedad civil de su país para que se decidiera finalmente por el alto al fuego— Australia y Nueva Zelanda. Los tres países, normalmente alineados con el bloque anglosajón, presentaban una declaración conjunta, el pasado martes, que marca una posición común, en la que los tres demandaban un alto al fuego.

También en Europa los números han cambiado significativamente, con solo dos países —Austria y la República Checa— votando en contra del alto el fuego el pasado martes, junto a varias abstenciones. La presidenta de la Comisión Europea, Von Der Leyen, que ha sido criticada por su rápido e incondicional apoyo a Israel tras el 7 de octubre, no tenía mandato político que le habilitase a dirigirse a Tel Aviv a hablar en nombre de la Unión Europea, ha admitido la propia Comisión, ante una pregunta registrada por el Europarlamentario de The Left, Miguel Urban, el pasado 16 de octubre. Dada su posición pro israelí, Von der Leyen sorprendió el pasado miércoles condenando la violencia de los colonos en Cisjordania, y mostrándose partidaria de la conferencia de paz que defiende el gobierno español para los próximos meses. 

Por otro lado, judíos estadounidenses siguen su pugna contra su gobierno para que deje de financiar —y facilitar armas— al genocidio. Ayer 14 de diciembre por la noche bloqueaban el tráfico en la ciudad de San Francisco, Oregón, Filadelfia o Wahsington, en una campaña de movilizaciones más amplia convocada durante la festividad judía del Hanukkah: “octavo día del Hanukkah, ocho ciudades, ocho puentes”, apuntaba la organización Jews for Peace en un tweet, en el que demanda el alto al fuego y la libertad de los palestinos.

Y es que las movilizaciones en todo el mundo parecen estar obteniendo al menos tímidos resultados frente a los gobiernos. Hamás es consciente de la importancia de la presión social, en un comunicado, el grupo instaba a la gente a manifestarse en todo el mundo durante este fin de semana, en una “marcha global en solidaridad con Palestina”, llamando a denunciar a los gobiernos occidentales por su apoyo a la ofensiva israelí.

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