Eran las seis de la mañana cuando un impresionante despliegue de los Mossos dEsquadra se ha presentado en las naves ocupadas por al menos 340 inmigrantes en la calle Puigcerdà del barrio barcelonés del Poble Nou –en ese momento había varias decenas de personas dentro–, con el objetivo de ejecutar la sentencia judicial que falló a favor de los propietarios y ordenó el desalojo en el complejo, abandonado desde hacía años. A este desalojo, efectuado sin incidentes pero con una notable tensión en el ambiente, le ha seguido el de otra nave situada en la cercana calle Pere IV, en la que vivían una treintena de personas.

Tanto los desalojados como la Assemblea Solidària contra els Desallotjaments han criticado duramente la actuación del Ayuntamiento, que durante los últimos días anunció a bombo y platillo un «desalojo social» que no se limitaría a echar a las personas de las naves, sino que se les procuraría otro alojamiento, así como salidas laborales. Lejos de ser cierto, el Ayuntamiento se ha limitado a enviar a los servicios sociales –que han llegado más tarde que la Policía– y a ofrecer alojamiento a los desalojados durante un máximo de ocho días.

Así lo ha denunciado la asamblea solidaria, para la que ha sido «un desalojo policial y no social, ya que las personas no disponían en el momento de producirse una alternativa a su problemática de vivienda, papeles y trabajo».

La asamblea también ha informado de que antes del desalojo, dos personas que habitaban en el edificio de la calle Puigcerdà han sido detenidas cuando trataban de ocupar otro espacio «para no quedarse en la calle».

Iglesia ocupada

Tras el tenso desalojo, una manifestación espontánea ha recorrido las calles del barrio del Poble Nou para denunciar la actuación del Ayuntamiento, tras lo cual, un numeroso grupo de inmigrantes ha decidido, junto a vecinos del barrio, encerrarse en la iglesia Sant Bernat Calbó, con el objetivo de reivindicar el derecho a una vivienda digna.

Con el consentimiento del párroco, una cincuentena de desalojados han entrado en la iglesia hacia las 14.00 horas. Tras una pausa para instalarse y comer o descansar –muchos de ellos cumplen con el ramadán–, han convocado una asamblea a las 18.00, con el objetivo de consensuar las demandas y diseñar la estrategia para presionar al Ayuntamiento a que de una salida digna a una problemática que el barrio del Poble Nou arrastra desde hace años.