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Indicios claros de tortura arroja necropsia del cuerpo de Julio César Mondragón, debe ser línea prioritaria de investigación: familiares y coadyuvancia

Redacción Desinformémonos

Desinformémonos / 12 de julio 2106.  La segunda necropsia realizada a Julio César Mondragón Fontes confirma que su muerte se produjo por “traumatismo craneoencefálico con instrumento contundente”.  El Equipo Argentino de Antropología Forense (EAAF) entregó el 30 de Junio al Juez que lleva la causa en Guerrero, su dictamen sobre la exhumación para identificar las causas y circunstancias de la muerte del estudiante normalista. El documento subraya que hay un “alto número de lesiones, cuya severidad y ubicación en el cuerpo” indican una golpiza contundente con múltiples impactos en zonas vitales como tórax y cráneo. Aunque el estudio arroja evidencias de tortura, esta debe ser determinada por el ministerio público y las autoridades judiciales, establece el dictamen.

Desde la perspectiva de la familia de Julio César y la coadyuvancia, conformada por el Centro Prodh y el CDH Tlachinollan, las conclusiones de los nuevos estudios indican que esta línea de investigación es prioritaria y debe agotarse.

Los restos de Julio César fueron inhumados el 1 de octubre de 2014, poco tiempo después de que    en el proceso del caso llevado en el sistema judicial del estado de Guerrero, se realizara la primera autopsia.

A petición de los familiares que deseaban tener una opinión independiente para corroborar la identificación del cuerpo, revisar las causas de la muerte y tener información acerca de si Julio fue torturado y con la recomendación del GIEI (Grupo Interdisciplinario de Expertos Independientes) para que así fuera, se exhumaron los restos del estudiante normalista el 4 de noviembre de 2015, 13 meses después de que fue sepultado. Los restos fueron examinados durante tres días por peritos del EAAF y de la Procuraduría General de la República (PGR).  El cuerpo de Julio fue nuevamente sepultado hasta el 12 de febrero de 2016, cuatro meses después.

El EAAF emitió el día 11 de julio un comunicado donde hace públicas sus conclusiones de los estudios realizados al cuerpo de Julio, después de haberlo informado a sus familiares.

Contrariamente a lo afirmado públicamente por la Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH) el mismo 11 de julio diciendo que Julio no fue desollado sino que fue atacado por fauna nociva y carroñera,  el EAAF establece que “existen pruebas de que el cuerpo del estudiante fue atacado por fauna nociva y carroñera, pero también existen indicios de que en la zona del cuello se utilizó un arma cortante para provocarle una herida y no hay condiciones técnicas para poder concluir de forma definitiva si fue desollado o no”.

Aquí las principales conclusiones del EAAF presentadas en un comunicado de prensa por el Centro de Derecho Humanos de la Montaña Tlachinollan y el Centro Prodh, coadyuvantes en la investigación  a petición de los familiares:

1.- Los análisis genéticos realizados por el EAAF sobre los restos identificados  en el año 2014 por la PGJ de Guerrero como pertenecientes a Julio César, confirmaron dicha identificación. La toma de muestras para análisis genéticos con fines identificatorios recién pudo realizarse el 6 febrero del 2016 obteniendo resultados en abril del  mismo año.

2.- En cuanto a causa de muerte la conclusión alcanzada por peritos del EAAF es que la muerte se produjo como consecuencia de traumatismo craneoencefálico por instrumento contundente. Esta causa de muerte es similar a la obtenida también por la PGJ de Guerrero en su primera autopsia. Sin embargo, durante este segundo examen se documentaron un número considerablemente mayor de traumatismos en tejido óseo y en tejido blando y se realizó una descripción más profunda sobre las lesiones y su origen especialmente en cara, cráneo, cuello y tórax.

3.- En cuanto a la existencia de tortura. Las fracturas en cráneo ocurridas alrededor del momento de la muerte observadas en este segundo examen fueron severas y abarcaron especialmente el lateral derecho, base de cráneo, área posterior y fragmentación masiva en cara.  En el tórax en particular se registró un número más alto de fracturas de costillas. En la autopsia inicial se señaló la presencia de dos costillas fracturadas mientras que en el segundo examen pudieron documentarse por lo menos 12 costillas fracturadas. También en este segundo examen el EAAF encontró fracturas en dos vértebras dorsales y en una vértebra lumbar que no se habían reportado anteriormente. La autopsia inicial reportaba lesiones en pulmones, cerebro y abdomen; en la segunda autopsia el EAAF documentó hemorragias en regiones similares (cerebro, pulmones, omentum -peritoneo adyacente a estómago- e intestino y posible daño en uno de los riñones), describiéndolas con mayor amplitud. Todas estas lesiones ocurrieron en circunstancias alrededor de la muerte y son de origen contundente (a diferencia de heridas cortantes o por proyectil de arma de fuego). No se encontraron lesiones compatibles con el paso de proyectil de arma de fuego.

La cara presenta también multitraumatismo de tipo contundente severo. La herida en el cuello que se  difundió  ampliamente en medios  de comunicación en opinión, del EAAF presenta por un lado huellas de actividad de fauna  como señaló la primera autopsia, pero  también presenta áreas con sospecha de intervención de instrumento cortante. Lamentablemente, a más de un año después de su fallecimiento y enterramiento, y luego de diferentes intervenciones medico forenses realizadas después de su fallecimiento, los restos ya no se encuentran en las mismas condiciones para su examen que en septiembre del 2014 cuando sucedió el homicidio y  no nos permite ahondar en mayor detalle en  este aspecto.

Es importante recalcar que el alto número de lesiones, su severidad y su ubicación en el cuerpo  escenifican una golpiza severa con múltiples impactos en zonas de vital importancia como son el tórax y el cráneo.

En cuanto a la existencia de tortura, corresponde al ministerio público y a las autoridades judiciales su determinación. Desde la perspectiva de la familia de Julio César y la coadyuvancia –conformada por el Centro Prodh y Tlachinollan, las conclusiones de los nuevos estudios indican que esta línea de investigación es prioritaria y debe agotarse. En ese sentido, para la coadyuvancia y la familia es evidente la insuficiencia de la investigación que condujo la Procuraduría de Guerrero; por ello, resulta fundamental que la PGR se avoque a la investigación de los delitos cometidos contra Julio César desde una perspectiva integral que evite la mayor fragmentación de la indagatoria, lo que conllevaría a analizar el futuro y la solidez de la acusación que se sostiene en el proceso penal que se sigue ante un juzgado local en Iguala por estos hechos.

El EAAF considera que a través de este segundo examen se ha ampliado considerablemente la información sobre el homicidio de Julio César Mondragón, especialmente en lo que hace a las circunstancias de su muerte, permitiendo contestar  las preguntas de la familia. El EAAF espera que estas conclusiones también constituyan una contribución para la investigación de su homicidio, así como de otros delitos cometidos en su contra.

foto: Paula Mónaco Felipe 

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