Si hubiera ido a la escuela, nunca hubiera aprendido todo lo que aprendí aquí, alega un artista de la norteña provincia ecuatoriana de Imbambura. La música de flauta se combina con la voz de una cocinera y una vendedora de comida en la calle. Las imágenes se suceden y muestran cómo la belleza, la tradición y la gente se mezclan para producir un mosaico particular en este paisaje serrano.
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Publicado el 17 de febrero de 2014