Recopilación fotográfica: Luis Jorge Gallegos. Archivos consultados de Adriana Corona del CNH, Jesús Díaz y Faustino Mayo.
Aquí el slide
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«Son terribles los días siguientes al 2 de octubre. La represión no admite respuestas, la inclemencia del Estado aplasta al Consejo Nacional de Huelga y sus aliados, los presos políticos apenas disponen de unos cuantos defensores, los medios informativos no admiten protestas, los jueces y los agentes del Ministerio Público están a la disposición del Poder Ejecutivo, a los diputados y senadores los alboroza el aplastamiento de los disidentes y, en la inauguración de los juegos olímpicos el 12 de octubre , jóvenes de la clase media alta y de la burguesía recorren la ciudad en sus caravanas de automóviles, absortos en la algarabía de los claxons y en la consigna más utópica que chovinista: el grito de ¡MÉ-XI-CO! ¡MÉ-XI-CO! El Movimiento Estudiantil no creyó en sus propias advertencias y no vio en Díaz Ordaz al enemigo al frente de un Poder Judicial envilecido y un Congreso de la Unión que el 1 de septiembre de 1969, de pie, aplaude largamente al Presidente cuando éste, muy ufano, se proclama ‘el único responsable de los sucesos del año pasado». (Carlos Monsiváis. Extracto de un artículo publicado en la revista Universidad de México. No. 56)