En cuatro centros de detención en los Estados Unidos, mujeres y hombres se han ido sumando a una huelga de hambre y sed ante el trato inhumano y la violencia que padecen en estos, en donde permanecen por meses, a veces años, mientras esperan una respuesta del proceso al asilo que solicitaron. No han cometido ningún delito, solamente han salido de sus países huyendo de la pobreza, la violencia y el riesgo de morir.
La estancia en estos centros puede ser larga. Viven con el temor de ser deportados a sus países de origen, de los cuales huyeron. Esta se vuelve un tema de seguridad personal, ya que un estudio realizado por el periódico The Guardian, indicó que “83 personas que fueron deportadas desde Estados Unidos, han sido asesinadas en Honduras, El Salvador y Guatemala desde enero de 2014”.
La organización Texas United Families comenta al respecto: “En lugar de castigar a estas mujeres que están pidiendo asilo y que llevan encerradas más de seis meses, deberían dejarlas en libertad y permitir que la espera a la resolución a sus procesos continúe en casa, con sus familias”.
En cartas que escribieron y que circulan públicamente, las mujeres migrantes describen las razones de su huelga: el maltrato, la mala alimentación, la violación a sus derechos fundamentales como el debido proceso judicial, y muchas de ellas luchan porque son madres de familia, y están separadas de sus hijos, que aún habiendo nacido en los Estados Unidos, corren el riesgo de ser deportados.
La primera huelga estalló en el centro de detención para migrantes en el Paso, Texas, donde 54 personas provenientes de Bangladesh, Pakistán y Afganistán comenzaron una huelga de hambre y sed.
Una segunda huelga de hambre ocurre en el centro de detención La Salle, en Luisiana, después de que algunos migrantes fueran transferidos desde El Paso, Texas, sin que mediara un debido proceso.
La tercera huelga comenzó el 28 de octubre en California, en Adelanto Dentention Facility, en donde aproximadamente 20 hombres, la mayoría provenientes de Centroamérica, se sumaron a la protesta.
La cuarta huelga, iniciada también el 28 de octubre pasado en el centro de detención T. Don Hutto, en Taylor, Texas, está protagonizada por 27 mujeres detenidas, todas provenientes de México y Centroamérica. A estas 27 mujeres, se han sumado hoy cien mujeres más, quienes al igual, piden su liberación, un trato digno, mejor alimentación y atención médica mientras permanecen en los centros.
Mientras tanto, la solidaridad y el apoyo hacia las huelguistas se manifiesta desde distintos puntos.
Migrantes, deportadas, investigadoras y activistas en temas migratorios, expresaron su solidaridad con las mujeres y hombres en las huelgas de hambre en los centros de detención estadounidenses, “porque su acción es un ejemplo de dignidad que resuena entre las mujeres de los países que tuvieron que abandonar”.
Las activistas y luchadoras por los derechos de los migrantes, desde las universidades, los centros de trabajo, los movimientos, los centros de derechos humanos de varios países, en un sencillo manifiesto, hacen eco de sus exigencias y demandan un alto a la violencia institucional y social en contra de los migrantes en Estados Unidos.