Este día, a partir de las 8 horas, peritos forenses y autoridades de la Procuraduría General de la República (PGR) exhuman el cuerpo de Julio César Mondragón Fontes, normalista de Ayotzinapa asesinado en Iguala, Guerrero, en septiembre de 2014. Sus restos se encuentran en el panteón de San Miguel Tecomatlán, municipio de Tenancingo, Estado de México.
La demanda de los familiares del muchacho es el desentierro para después realizar un peritaje que determine científicamente la causa de su muerte y la forma en que le fue arrancado el tejido facial y los ojos.
En la diligencia participan 22 peritos en materia de medicina forense, antropología forense, fotografía y video forense y mecánica de lesiones.
Además, a petición de la familia de la víctima están presentes, en calidad de observadores, siete expertos del Equipo Argentino de Antropología Forense, siete de la PGR, cuatro integrantes de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos y Carlos Beristain, del Grupo Interdisciplinario de Expertos Independiente de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos.
Los detalles de los peritajes, que se realizarán del 5 al 9 de noviembre, se negocian desde hace meses entre la familia, sus defensores y personal de la PGR.
De acuerdo con el oficio de la necropsia realizada en septiembre de 2014 y firmada por el médico forense Carlos Alatorre, en Iguala, el muchacho murió por fractura craneal y el rostro fue ‘‘devorado por fauna nociva’’.
A Julio César se le vio vivo por última vez en la carretera de salida de Iguala hacia Chilpancingo poco después de la medianoche del 26 de septiembre, cuando intentaba huir de la balacera emprendida por policías municipales, estatales y federales. Su cadáver sin rostro fue encontrado al día siguiente en la vía pública de una calle cercana al lugar del ataque.
Con información de La Jornada
Tiene un error la nota, el Equipo argentino no es observador es perito de las familias.