“Este no es un conflicto electoral, es la repulsión del pueblo a las políticas de saqueo, muerte y a la violencia del Estado”, explica Berta Zúñiga Cáceres, Coordinadora del Consejo Cívico de Organizaciones Populares e Indígenas de Honduras –Copinh-. En entrevista con Colombia Informa habló sobre la situación actual que vive su país tras el fraude electoral, acerca de los 25 años de lucha de su organización y los 2 años del asesinato de Berta Cáceres.
¿Qué ha pasado en Honduras desde la toma de posesión de Juan Orlando Hernández -JOH-?
Ha continuado la resistencia en las calles, un poco más esporádica pero muchos sectores continúan movilizándose de manera intermitente. Igualmente, ha habido una respuesta bastante fuerte de represión. Incluso en protestas en las zonas bananeras. Hay algunas personas asesinadas.
Se ha creado una comisión de la Organización de Estados Americanos -OEA- para montar un supuesto “diálogo nacional”, haciendo intermediación con el Presidente y otros sectores. Pero, realmente, el pueblo está excluido y sus demandas han estado totalmente excluidas de este diálogo. La idea de la OEA es lavar la imagen del Gobierno, blanquear la corrupción.
Este supuesto diálogo tiene como una de los mediadores al expresidente de Guatemala, Álvaro Colom, quien ahora está siendo investigado por la Comisión Internacional Contra la Impunidad en Guatemala -Cicig- por delitos de corrupción. La gente sigue indignada porque este diálogo no representa ninguna solución a todo el malestar que hay en el país.
Desde los sectores populares, obviamente, se está pensando continuar en una resistencia más prolongada. También en empezar a hacer, a retomar, el proyecto por la refundación de Honduras que surgió un poco antes del Golpe de Estado del 2009 pero que continuó y se reforzó luego de este.
Retomar el proyecto de refundación también significa retomar el encuentro con las víctimas, con las familias, con comunidades y organizaciones que hoy mismo tienen presos políticos que de eso no se habla en ningún lado. Son familiares de personas asesinadas en esta lucha.
¿Cómo el Copinh está viendo y viviendo la coyuntura?
El Consejo Cívico de Organizaciones Populares e Indígenas de Honduras no participa en la política electoral. Sin embargo, no es indiferente a la cuestión de fraude electoral, de continuismo, de profundización, de saqueo y de represión de los territorios. Todo eso es lo que significa Juan Orlando Hernández para nosotros. Estamos viendo que esta coyuntura va a propiciar mucha inestabilidad en el país, mucha ingobernabilidad, y que se va a sostener a punta de represión militar. Nosotros vemos que las fuerzas de seguridad del Estado salen sumamente fortalecidas de esta etapa pero no así el Presidente.
El proyecto refundacional de Honduras es algo importante porque nosotros decimos que la respuesta y la salida de esta crisis no es el cambio de un Presidente sino el de una institucionalidad que está totalmente podrida. Este proyecto consiste en la creación de una asamblea nacional constituyente que sea inclusiva, popular y que haga un proceso de transformación profunda del Estado de Honduras.
Para nosotros, como organización, es importante posicionar la lucha en defensa de los territorios. Esta es una realidad muy fuerte para nuestras comunidades: la presencia de empresas explotadoras y el concesionamiento de los ríos. Pero también es una lucha un poco más abarcadora que tiene que ver con los derechos de los pueblos indígenas, con la desmilitarización de los territorios, con las garantías de no repetición, con búsqueda de justicia para las víctimas de esta lucha frente a los proyectos extractivos.
El próximo mes de marzo el Copinh cumple 25 años de lucha y conmemora 2 años del asesinato de Berta Cáceres. ¿Qué ha cambiado en Honduras?
Durante estos 25 años el Copinh ha formado parte de la historia de luchas en Honduras pero esta es una historia también de muchas otras luchas y resistencias en el país. Somos una organización que tiene una actitud más confrontativa frente al Gobierno. Empezamos a plantear que no hay que pedirle, hay que exigirle a los Gobiernos que cumplan con sus obligaciones.
El Copinh surgió en una etapa bastante difícil para los pueblos indígenas. Hoy mismo el país se encuentra en una etapa difícil. Las luchas por la liberación de los territorios por la justicia integral de las comunidades sigue sumamente vigente. Ha cambiado este contexto, porque no es igual, pero los elementos sustantivos de opresión sobre las comunidades indígenas, de saqueo de los territorios, de represión por parte del Estado hacia las comunidades, continúa bastante vigente. Lo que sí se puede decir es que ha cambiado la represión, ahora es mucho más profesionalizada y afinada.
Juntar la celebración de estos 25 años de lucha con los dos años del asesinato de Berta Cáceres es volver a insistir en que las autoridades de Honduras -un Estado violador de los Derechos Humanos- sigue sin hacer justicia para la compañera así como para los cientos de asesinados en este país.
Lo que sigue para nosotros es aportar al movimiento popular hondureño en las luchas reivindicativas fuertes frente a los Estados, derrotar en los territorios a las empresas extractivas, denunciar el abuso del Gobierno de Honduras.
¿Cómo se desarrolla el caso jurídico por el asesinato de Berta Cáceres?
Estamos al punto de hacer las audiencias de proposición de pruebas. El Estado empieza como a desesperarse frente a un caso que se ha manejado bastante mal, con una serie de irregularidades bastante profundas que, si se respeta al debido proceso, jamás pasarían.
Entonces, empieza a dar pasos desesperados frente al juicio para decir ya se hizo justicia y no ver más que lo denunciemos como autor intelectual. El Estado quiere hacer ese juicio para cerrar el caso de Berta Cáceres y decir que están todas las personas condenadas.
Cuando leemos sobre la coyuntura actual de Honduras y la historia del país, se pueden encontrar muchas similitudes con la historia actual de Colombia. ¿Cuáles son las estrategias de lucha que podrían plantearse para un trabajo internacionalista solidario?
El Copinh ha hecho un trabajo internacionalista desde su fundación. Ha sido epicentro de articulación de la lucha contra las represas, contra la militarización; a favor de un espacio de convergencia popular.
Frente al modelo económico extractivista, distintas organizaciones sociales nos planteamos una lucha que apunte hacia los mismos objetivos. Obviamente, desarrollar nuestros planteamientos también frente al tema energético que es estratégico para toda América Latina. Cuáles van a ser las respuestas alternativas frente a este modelo económico.
Algo muy importante es seguir aprendiendo de las estrategias de defensa de los territorios. No podemos hacer mucha incidencia al nivel de leyes ni de controlar las concesiones que se dan. Pero lo que sí podemos y que sí ha sido una lucha fuerte- desde el mismo ejemplo de vida de Berta Cáceres- es librar una fuerte batalla en los territorios y no permitir la construcción de represas hidroeléctricas.
Ahí el Copinh ha aprendido muchísimo de autonomía y de resistencia con otros pueblos indígenas y con el pueblo colombiano. Nos han enseñado a enfrentar estructuras militares, paramilitares y la violencia fuerte del Estado.
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Publicado originalmente en Colombia Informa