Foto: Homeboy industries recibe premio humanitario Hilton 2020. En este marco el padre Arturo Sosa sj, general de la Compañía de Jesús les acompañó.
Nacer en la capital de las pandillas del mundo, Los Ángeles, California, puede ser una pesadilla, o bien, el comienzo de un gran sueño; puede ser una experiencia difícil, en algunas ocasiones aterradora, o bien, la oportunidad única para vivir una aventura inolvidable que podríamos calificar como una bendición de Dios… Encontrar a los pandilleros con sus tatuajes puede crear temor y escalofrío si hemos vivido experiencias dolorosas, duras y difíciles en nuestras comunidades, cantones, municipios o ciudades. Pero, la experiencia de Gregory Boyle en la Parroquia de Dolores Mission fue diferente. Sus palabras y acciones fueron recibidas como un mensaje que tatúo los corazones y transformó radicalmente las vidas de tantos jóvenes pandilleros y de la calle… Se podría comparar con la luz del sol que iluminó la oscuridad de su desgracia.
La parroquia Dolores Mission situada en el corazón de las comunidades donde hay muchas pandillas en Los Ángeles, fue el escenario en que nació en 1988 una escuela alternativa llamada Dolores Mission Alternative (DMA) para la educación de jóvenes pandilleros en ese contexto. Y en ese mismo lugar en marzo de 1988 nació Homeboy Industries. Estas obras fueron pensadas para ayudar a las personas de las pandillas, personas encarceladas y excarceladas, de la calle y sin hogar para transformar sus vidas. Estaba claro que lo que más necesitaban todas estas personas eran trabajos. Los grupos eclesiales liderados por las mujeres hicieron marchas pidiendo empleo para estos jóvenes en las fábricas aledañas a la parroquia, pero ninguna de éstas contrató a estos jóvenes de las pandillas en listas de espera.
La parroquia de Dolores Mission lideró, en esta situación, programas y proyectos para estos jóvenes pandilleros, el edificio del centro para el cuidado del niño creció y se limpiaron los grafitis. Los miembros de las pandillas encontraron empleo en empresas sin fines de lucro, y la organización de Trabajos por un Futuro pagaba sus salarios. Esta institución dependía directamente de la parroquia Dolores Mission. La paradoja era que no tenía suficientes fondos, pero éstos siempre estaban disponibles en el momento justo.
El P. Gregory Boyle, S.J., promovió en esos tiempos algunas treguas, ceses de fuego y tratados de paz entre las pandillas. Gregory recorría en bicicleta los barrios angelinos para mediar entre las pandillas y lograr la firma de acuerdos entre las fracciones en guerra. Algunos fueron acuerdos pírricos como no dispararse dentro de las casas. Bastaba con tener el primer encuentro para empezar a dialogar y comenzar el proceso de paz. Luego Gregory tomaba tiempo, estudiaba bien los detalles para la firma de dichos acuerdos de paz entre las pandillas.
En 1992 ocurrieron grandes disturbios en la ciudad de Los Ángeles que se veían grandes columnas de humo en tantas esquinas de la ciudad, que algunos miembros de las pandillas decían que era el fin del mundo.
La policía llegó a vigilar los proyectos de Dolores Mission Church varias veces, pero el caos no estaba ahí porque había tantos jóvenes de las padillas empleados por los proyectos que más bien era una reserva para iniciar la paz. Después de estos disturbios comenzó el desarrollo económico en la rama de empleos (Job for a Future). Meses después compraron una máquina para hacer tortillas en el Grand Central Market, y luego con múltiples negocios creció Homeboy Idustries en el verano de 1992.
Las oficinas inicialmente comenzaron en la parroquia de Dolores Mission, pero después se trasladaron a otro lugar más amplio con el respaldo de grandes benefactores. Desde 1994 hasta el 2000 se ubicaron enfrente a 1848 East First Street. En ese momento comenzaron a llegar unos diez mil miembros de las pandillas en la Hollenbeck Police Division, buscando un camino fuera de las pandillas. Homeboy Industries aumento el número de miembros para desarrollar el empleo local en el sector privado. Y comenzaron a remover los tatuajes porque uno de los pandilleros con gran trayectoria en la prisión tenía tatuado en toda su cabeza “FUCK THE WORLD” (no conviene traducir) y él le dijo al P. Gregory que así no sería posible encontrar un empleo. Luego se obtuvieron muchas máquinas laser para remover tatuajes y también buscaron médicos para tener millares de tratamiento anualmente. Pero a comienzos del siglo XXI necesitaban más espacio y se trasladaron a 1916 East First Street. Pues miembros de ocho mil pandillas de todo el país llegaban buscando empleo, pidiendo remover los tatuajes, además pidiendo consejería para la salud mental, ayuda para gestión de casos y servicios legales. Tuvieron tal éxito que construyeron la sede Homeboy Bakery y Homegirl Café cerca del China town en el downtown de Los Ángeles. El negocio más exitoso fue Silkcreen, y operan con otros cuatro más: Homeboy Bakery, Homeboy/Homegirl Merchandising, Homeboy Maintenance y Homegirl Café, en donde mujeres con records, muchachas jóvenes de pandillas rivales, son camareras con actitud y reciben su orden con gusto.
En la ciudad de Los Ángeles hay 120,000 pandilleros y 1100 pandillas en el Condado de Los Ángeles. Un gran número de estos jóvenes conocen y vienen a Homeboy cuando están listos para colgar los guantes…Homeboy Industries no es para aquellos que necesitan ayuda, solamente para esos que la quieren de verdad.
Homeboy es una empresa al servicio de los pandilleros sin ningún costo, es un lugar de trabajo y una comunidad terapéutica. Es un programa de formación, de entrenamiento y de negocios. Todo esto al mismo tiempo. También es un espacio para trabajar con los propios enemigos. La buena fama de los proyectos se expandió en los medios de comunicación y las revistas más importantes del país. La genialidad y la novedad del proyecto atrajo muchos turistas, artistas de fama internacional y personalidades reconocidas, motivados por la inversión social y la rehabilitación que se han realizado para encarcelar los problemas y cambiar la vida de los jóvenes pandilleros y excarcelados. La inversión social ha sido la solución para estos jóvenes y nos hace pensar, ¿cuánto se ahorraría si se invirtiera socialmente en nuestros países y no en la construcción de cárceles y en todo lo que implica para su mantenimiento?
No fue fácil llevar adelante los proyectos por las amenazas, las dificultades y las situaciones inexplicables como cuando se quemó la Homeboy Bakery en octubre de 1999. Proyecto que fue reconstruido unos años después. Lo importante fue la determinación para seguir acompañando a los jóvenes que habían decidido cambiar el rumbo de sus vidas. El P. Gregory Boyle ha sido amado por muchos, pero también ha vivido la tensión y la amenaza de aquellos a quienes no les ha gustado su obra apostólica. Pensemos que ha tenido que celebrar 254 funerales de jóvenes pandilleros asesinados en la calle. Probablemente ahora estas cifras han aumentado. Y Gregory también ha vivido las experiencias de estar en el fuego cruzado entre las mismas pandillas…
En definitiva, Gregory no encuentra otra razón para acompañar estos jóvenes que en el mismo Dios. Los procesos de inmersión en las pandillas, la planificación, la realización, la evaluación y el control de proyectos y todas las empresas de Homeboy, el P. Gregory Boyle siempre los dejó en reposo o los dejó “marinar” en Dios. En todo este camino Gregory se dejó educar por el pueblo de Dios de la Parroquia Dolores Mission. Incontables horas de encuentros con los pandilleros, personas en la cárcel y excarcelados, personas de la calle, altos riegos y tensión, reflexiones y lágrimas, expresiones de una tierna solidaridad, momentos de intimidad inesperada con Dios…Cumpleaños celebrados al ritmo de la cumbia y los mariachis con los pobladores de Dolores Mission Church. Todas estas experiencias han dejado una huella imborrable en los corazones y las vidas de tantas personas que han tejido la red de Homeboy Industries.
Los tatuados del corazón han sido tantas personas que han causado, padecido y sufrido la violencia, los abusos desde la infancia, la prisión, pero que alzaron el vuelo para cambiar el rumbo de sus vidas. Ellos vieron la puerta abierta para construir un futuro que nunca pensaron, ni se les había ofrecido antes en la vida. Ellos han sido liberados del dolor causado por la vergüenza y la desgracia tóxicas en sus vidas. Al mismo tiempo, los tatuados del corazón son Gregory Boyle y su equipo de parroquianos que sintieron el sello de Dios, y también tantos bienhechores de esta gran obra.
Dios diseñó misteriosamente un tatuaje con el lema Homeboy Industries, inyectando a tantos pandilleros y bienhechores con los colores de la pasión y el amor inexplicable por esta gran obra que ha salvado la vida de tantos jóvenes de Los Ángeles, California y otros sitios. Este tatuaje está impreso en camisas y todos los productos de los proyectos y las empresas de Homeboy y Homegirl. Sin embargo, este tatuaje lo llevan gravado indeleblemente en el corazón todos aquellos que han tejido las redes de Homeboy y Homegirl…Este es el tatuaje de Dios en sus vidas. El teólogo Beldon Lane dice que: “El amor divino es incesantemente inquieto hasta que convierte toda herida en salud, toda deformidad en belleza y toda vergüenza en risa”.[1] Salud, integración humana y social, y también alegría son los frutos de los jóvenes de Homeboy y Homegirl. Ellos encontraron ahí su camino y un futuro que nadie les ofreció antes de entrar en las pandillas, y en muchos casos desde su niñez…
[1] Boyle, G. 2010. Tattoos on the Heart. The Power of Boundless Compassion. New York: Free Press, p. 43.
Publicado originalmente en Radio Progreso