Hambre: delito de lesa, violencia de género

Alfredo Grande

El hambre es un crimen de lesa humanidad, porque sus efectos son permanentes. El género “niñez” no repara en la adultez la carencia de los primeros años. Las pruebas de la actual infamia tienen antecedentes comprobables de que es suicida olvidar. Porque hay víctimas -dice Alfredo Grande- que terminan y a veces empiezan propiciando las acciones de los victimarios.

En la década del 60 la película “Heredarás el viento” dio difusión a una situación a la que también hizo mención Sigmund Freud en un escrito, que denominó “el juicio de los monos”. Un docente fue juzgado en Estados Unidos por enseñar las teorías evolucionistas de Darwin. Obviamente, contrariando a la doctrina oficial de la Iglesia, el faro apagado de Occidente.

Lo que siempre me impresionó es el recurso que utilizó el abogado defensor cuando el Tribunal le prohibió presentar como prueba testimonios de investigadores, expertos, y libros científicos que sostenían y explicaban la teoria de Darwin. Presentó un libro que el faro apagado de Occidente no podría recusar: la Biblia. Y probó que con ese texto que la teoria de Darwin no era, necesariamente, contrario a las Escrituras. El maestro finalmente fue condenado, pero con una sanción ridícula equivalente a una absolución.

La denuncia social en la Argentina siempre fue rotulada por los represores de turno (de varios turnos, incluso algunos autopercibidos como populares) como comunismo, intento de cambiar nuestro modo de vida occidental y cristiano y otras cretinadas por el estilo. En la actualidad, el doberman de turno ladra contra la justicia social, lo que explícitamente es un elogio a la injusticia social. Pero a confesión de parte, no hagamos relevo de prueba.

Las pruebas de la actual infamia tienen antecedentes comprobables de que es suicida olvidar. Porque hay víctimas que terminan y a veces empiezan propiciando las acciones de los victimarios.

Hoy el “Chiquilín de Bachín” es una pieza de museo, porque ya hay muchos más que un niño en la calle. Los estados de necesidad y urgencia empiezan siendo textos de denuncia y terminan siendo contextos paisajistas. Aún recuerdo la primera vez que vi una familia cartoneando. Fue un impacto que hoy está totalmente amortiguado. Lo que llamo la subjetividad colonial ha desalojado a la subjetividad rebelde. Desde ya, porque lo que denomino cultura represora atraviesa a todos, pero no de la misma manera. No es lo mismo dormir con el enemigo, que combatirlo con prisa y sin pausa. Pero el enemigo nos parasita, de la misma manera que dios cumple sus designios: de maneras misteriosas.

Y esas maneras misteriosas no pueden ser develadas desde la macro política o la macroeconomía. Por eso la lucha, para decirlo de alguna manera, contra la inflación es un dato de la macroeconomía absolutamente encubridor. Baja la inflación porque sube la miseria. Y eso es la manera “misteriosa” en la que el mercado cumple sus designios.

Análogamente al abogado defensor del maestro que enseñó la teoría de Darwin, creo que un relevamiento realizado por la Universidad Católica es suficientemente occidental y cristiano para que no sea descartado. Yo preferiría citar varios de los artículos escritos en la Agencia, porque no hay mejor astilla que la del mismo palo. Pero quiero surfear sobre la acusación de parcialidad manifiesta.  

Las pruebas de la infamia: “Un relevamiento de la Universidad Católica Argentina (UCA) dejó en evidencia que el 62,9% de los niños y adolescentes vive en situación de pobreza y el 16,2% se encuentra en la indigencia. Se trata de las cifras más altas registradas desde 2010, según el informe que desarrolla la prestigiosa casa de altos estudios. En base a los datos arrojados por el último censo oficial (2022), se deduce que hay 7.685.436 niños y adolescentes (de 0 a 17 años) en situación de pobreza y entre ellos, hay 1.979.397 que son indigentes. El estudio de la UCA arroja datos distintos a los del INDEC porque su metodología de medición releva la pobreza multidimensional, basada en cinco aspectos del desarrollo de la infancia y adolescencia; y el Instituto oficial de estadísticas y censo lo hace en base a un rango etario de los 0 a los 14 años. Por eso es que las cifras pueden ser diferentes entre un estudio y otro. (DataClave .15 de agosto 2024)”.

El hambre es un crimen, como el Movimiento Nacional Chicos del Pueblo enseñó hace más de cuarenta años.  Me permito agregar que es un crimen de lesa humanidad, porque sus efectos son permanentes. El género “niñez” no repara en la adultez la carencia de los primeros años. El daño es permanente y lo siniestro, es que ese es el plan, eso son los “designios misteriosos”.

En un trabajo anterior escribí que Fabiola es la falsa profeta. Loan no es profeta en su tierra, pero es verdadero. Porque es portavoz de la miseria integral de la niñez. El hambre es un acto de crueldad, pero una crueldad enmascarada. Como enseñó Maquiavelo que debía hacerse.

Restaurantes llenos en los centros del Poder. Para que el chirolita presidencial siga diciendo sandeces hasta el día que truene algún tipo de escarmiento.

El credo de la salvación y la condena individual sigue reinando. Se desprecia a ciertos productos, pero se mantiene al sistema que los produce. Una trompada es más importante que pagar la estafa externa que son un alud de trompadas para muchas generaciones. Asi estamos y el unico consuelo es que podemos estar peor. Y no tengo dudas que la confusión entre crueldad y violencia contribuirá a que estamos peor.

Lo que más me importa en este momento es luchar para no heredar el viento.

Publicado originalmente en Pelota de Trapo

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