Ciudad de México | Desinformémonos. Un 90.4 por ciento de las tortillas de maíz contiene secuencias de maíz transgénico, al igual que 82 por ciento de las tostadas, harinas, cereales y botanas derivadas de ese grano en México, donde cada habitante consume en promedio medio kilogramo diario de maíz, alertó un estudio del Instituto de Ecología (IE) y del Centro de Ciencias de la Complejidad (C3) de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).
El estudio, encabezado por Elena Álvarez-Buylla Roces, advierte que se han hallado muestras “alarmantes” del herbicida glisofato, “probable cancerígeno para el humano”, en los granos de maíz mexicanos transformados genéticamente en laboratorios de Estados Unidos, principalmente.
“Estos maíces han sido modificados básicamente para resistir plagas y para tolerar el herbicida glifosato, que ha sido recientemente clasificado por la Organización Mundial de la Salud (OMS) como ‘probable cancerígeno para los seres humanos’”, señaló la UNAM.
El estudio apunta que más del 85 por ciento del maíz transgénico que se produce en Estados Unidos es tolerante al glifosato, que es rociado sobre los maíces transgénicos que lo toleran, penetra en las plantas y llega a los granos. “No pensábamos encontrarlo en nuestras tortillas y otros alimentos hechos con maíz”, señalan los autores del informe publicado en un artículo de la revista Agroecology and Sustainable Food Systems.
“No esperábamos estos datos tan impactantes, porque el maíz transgénico no está permitido en México a campo abierto, pues está en proceso una demanda colectiva que lo impide desde 2013, año en que se aplicó una medida precautoria que prohibía su siembra mientras duraba el proceso legal”, agrega el texto.
Los autores del informe acusaron que si el gobierno apoyara la agricultura campesina, el país tendría un campo “fuerte” y por tanto un menor impacto ambiental por la producción de alimentos, con las comunidades campesinas íntegras “produciendo y comercializando su maíz de alta calidad a precios justos”. De esta forma, “los mexicanos gozaríamos de una mejor salud”, aseguraron.
“Es importante recuperar la soberanía alimentaria. Los mexicanos nos estamos quedando sin opciones en términos de productos de maíz libre de transgénicos”, expresó Álvarez-Buylla.
De acuerdo con la universitaria, México produce suficiente maíz nativo e híbrido no transgénico para el consumo humano, por lo que aseguró que las diez millones de toneladas que se importan cada año desde Estados Unidos deben usarse sólo para alimento de ganado o insumos industriales altamente procesados, pero no para alimento de la población, “y menos si es grano contaminado con glifosato”.