Foto: @colectivoaats
Enclavado en la sierra mixe oaxaqueña, en donde la neblina arropa las casas de madera que aguardan el calor del sol, allí en lo alto de la sierra norte, se encuentra Tlahuitoltepec, una comunidad indígena donde la música no se aprende sino se hereda desde el vientre de la madre y donde sus mujeres, las indígenas ayuujk han creado vínculos de resistencia a través de un medio de comunicación, que es la radio.
Las voces de las mujeres ayuujk invaden los hogares, a las 6:00 de la mañana cuando aún el sol no aparece, ellas comienzan a comunicar a través de los micrófonos de la radio comunitaria “Jënpoj” que en castellano significa “vientos de fuego” y que se transmite en el 107.9 de Frecuencia Modulada (FM), no solo hablan de lo hermoso que es el día sino de la vida misma, se refieren a sus tierras, a sus mujeres, a sus niños y por supuesto a su música.
Esta comunidad donde parece que el tiempo no avanza, las mujeres caminan por sus callejones cargando su leña, otras más desde sus hogares confeccionan sus trajes típicos y un grupo reducido incluyendo jóvenes hacen radio, sus voces hablan de su medio ambiente, de sus riquezas naturales, de cómo cuidar el campo y protegerlo.
El proyecto de una comunicación comunitaria surge desde los años 80’s desde un grupo de jovenes de la comunidad, mismos que habían salido a estudiar en diferentes universidades y posteriormente en el 2001 estudiantes de la UNAM llegaron a la comunidad y acompañaron en la formación para aprender hacer radio y de armar un transmisor casero.
Esta radio comunitaria goza de permiso de uso social comunitario avalado por el Instituto Federal de Telecomunicaciones (IFT).
En el corazón de Tlahuitoltepec, justo ahí frente del palacio municipal, las mujeres transmiten, para ellas no hay días de descanso y tampoco festividades, el gusto por compartir sus saberes va más allá del tiempo y el espacio.
“Hablamos de nuestras mujeres, nuestro arte y la música, nada se escapa, lo decimos en Ayuujk y también en castellano, hemos creado una colectiva de mujeres radialistas, donde la única finalidad es concientizar y resistir a que nuestra vida comunitaria se siga conservando, que nuestra música y costumbres siga imperando en la comunidad, que nuestras niñas al escucharlo lo amen como nosotras”, describió Lilia Heber Pérez Díaz, coordinadora de la colectiva de mujeres Radialistas jënpoj.
Los habitantes recuerdan que una radio ha sido más que un medio de comunicación, se ha convertido en aliado, por ejemplo en el 2010, se convirtió en un enlace entre los habitantes de la comunidad Mixe de Tlahuitoltepec y el exterior.
“En el 2010, el locutor Sócrates Vásquez con atención informaba sobre un alud de lodo que enterró a dos familias en el centro de la comunidad, en esa pequeña casa, en la estación de radio comunitaria, mis hijos y mis hijas que viven en la Ciudad de México se enteraron de lo que estábamos viviendo”, expresó María Cruz, habitante mixe de 65 años de edad.
A las mujeres y hombres de la estación comunitaria no les fue fácil comunicar, tuvieron que aprender a través del tiempo y de lo que observaban a su alrededor, algunos han optado por promocionar música tradicional, otros temas del mundo y también de las actividades políticas, culturales y comunales.
Lilia Heber Pérez Díaz es locutora y también coordinadora de la colectiva de mujeres radialistas de la radio comunitaria, además de crear vínculos de empoderamiento con las mujeres comunicadoras , se ha dedicado a impulsar la resistencia desde los micrófonos.
“Hablamos de la mujer desde el ser, que la resistencia debe sentirse no fingirse, resistir no significa retroceder, sino ser consciente de lo que se hace y lo que se quiere, por eso hacemos radio, por ejemplo desde aquí les decimos a las mujeres que deben creen en si mismas
Junto con un grupo de mujeres hablan sobre su género, su comportamiento y como debería ser la mujer en su empoderamiento, por un lado tocan temas sociales y comunitarios y por otro refuerzan los trabajos de la asamblea comunitaria y política.
No hay un solo día que Lilia no deje de hablar a través de los micrófonos, su hija Xuu’kx que en castellano se llama “Colibrí espíritu del viento” ha sido su mejor audiencia, a sus escasos 5 años la acompaña todos los días.
“El tener el acompañamiento de mi hija mantiene viva el espíritu de seguir resistiendo al lado de mi gente, somos un pueblo de usos y costumbres, por fortuna contamos con el respaldo de nuestras autoridades y eso nos garantiza que estamos juntos luchando por la misma causa, que es resistir por que nuestra música, nuestros sones, nuestro territorio que incluye el agua, el subsuelo, el agua, nuestra lengua y nuestra cosmovisión siga fortaleciéndose por mucho tiempo”.
***Las hermanas Vásquez Martínez “Estela y Conchita”.
A ellas les une la sangre pero también el amor por la locución, Estela y Conchita Vásquez Martínez son dos hermanas indígenas mixes que a través de la radio han compartido su sentir, unas veces hablan de la mujer y la concepción que tienen del género femenino y otras veces de los temas sociales.
Conchita es tímida y risueña, estudia la Estudia en el tecnológico que tiene su subsede en la comunidad, y tiene un programa de radio donde comparte temas musicales de la vida cotidiana de su comunidad y también del mundo entero.
Estela en cambio lleva cuatro años y medio colaborando en el área de música, tiene 26 años y es estudiante de la licenciatura en comunicación comunitaria, su mayor anhelo es ser productora de videos y audio.
Orgullosa de su lengua, Estela habla al aire sobre el ayuujk, sobre sus costumbres y tradiciones, resalta la importancia de conservar la asamblea comunitaria como máxima autoridad, donde se deciden las acciones y se emprenden los proyectos.
Muy puntual llega a la estación de radio, a veces acompañada de su sobrina y otras veces sola, asimismo por las noches sale a muy altas horas y camina por los callejones, nada la intimida pues su única meta es hacer radio y fortalecer los temas sobre territorio, medio ambiente, derecho de las mujeres, niñas y niños. “Hacemos producciones radiofónicas que tengan relación a la vivencia comunitaria, resaltamos las asambleas de las autoridades, hablamos de la conservación del tequio y de la colectividad, de nuestra lengua y de cómo preservarlo”.
Los minutos transcurren, y Estela nunca falla, siempre está a la hora y en el tiempo que le corresponde abriendo el micrófono y pronunciando en su lengua materna sus vivencias y la de su comunidad, así como se dirige a la gente de Tlahuitoltepec también lo hace con las personas de las rancherías quienes están atentas a sus comentarios.
En aquel pequeño espacio, Estela, Conchita y Lilia junto con otras mujeres constantemente planean de lo que serán sus nuevas producciones, de lo importante que es concientizar y hacer trabajo voluntario.
“La radio no solo es un medio para informar sino para cambiar conciencias, así lo hemos hecho en Tlahuitoltepec, por eso decimos que vivimos en resistencia, nos resistimos a cambiar nuestro modo de vida porque nos gusta lo que hacemos, la radio ha sido importante para seguir convenciendo a que nuestra lengua, aquella que aprendimos al nacer siga viva, para decirle a la gente que vivir es mejor que discutir y que amar vale más que el poder”, expresaron.
Los cuentos y leyendas mixes también se cuentan en la radio comunitaria, con gran elegancia Estela y sus compañeros comparten con los niños como eran sus tradiciones y como debe seguir preservándose.
La juventud de Estela no la excluye de pensar en grande, vive y hace radio para seguir preservando sus costumbres y tradiciones pero también anhela ser reportera e ir a comunidades indígenas y coberturar los conflictos territoriales de la sierra norte de Oaxaca.
Encender la radio y escuchar que las voces de las mujeres hablan sobre sexualidad, el tequio, su lengua materna, su lucha y vivencias las ha fortalecido, en esta comunidad mixe pareciera que los minutos y segundos no pasan, simula el tiempo pasivo y nada acelerado, sin embargo avanza con fuerza, los años no han sido en vano coinciden ellas, las mujeres que viven en resistencia.