Hablemos de Siria

Jorge Zalapata*

Año 2015, un socorrista encuentra un niño sobre el agua con los brazos extendidos, lo toma y lo carga como si todavía estuviese vivo. La imagen fue popularizada en redes sociales debido a la impactante toma: un niño arropado por las olas del mar, que yacía en los brazos no del sueño sino de la muerte.

Por Jorge Zalapata*. Año 2015, la fotoperiodista Nadya Abushaban hace una imagen de una niña siria, ella -acostumbrada a la guerra- cree que la cámara es un arma y alza los brazos como señal de rendición.

Año 2016, Omran Daqneesh un niño ya sin lágrimas a causa de la resignación por la cotidianidad de la guerra es rescatado tras un bombardeo en Alepo.

Año 2018, algo cae del cielo y no es precisamente un meteorito. Desde lejos, Estados Unidos, Gran Bretaña y Francia dirigen un misil cuyo potencial es de afectación química. Cae sobre la ciudad de Damasco afectando a cientos de ciudadanos.

¿Pero donde está el apoyo de la comunidad internacional? Esta es una guerra imperialista contra el pueblo sirio y hay que elegir un bando. ¿Cuál seremos? ¿Aquel que prolongue la guerra o aquel que busque detenerla y consolide la paz?

No hablo de que debemos vivir al borde del interés por la guerra pero tampoco dejemos la alegría de vivir y ayudar al otro. ¿Cuándo dejamos el interés por mejorar y nos convertimos en un ser individual de la comunidad?

Hablo de una propuesta de cultura de civismo entre el autocuidado de los ciudadanos. Los pueblos cuidando los demás pueblos. No solo al nivel nacional, sino a nivel internacional. Gente para la gente.

En este mundo de guerras ya nos acostumbramos a los heridos. Los pobres ponemos los muertos e inclusive nos nos parece “normal” la gente expulsada del sitio donde vive.

Es más fácil pensar la trivialidad de qué ropa nos pondremos en unos días o a donde viajaremos en unos meses.

Y esto también dejamos que pase en nuestro territorio como, por ejemplo, la muerte por desnutrición a causa del saqueo de un territorio como el de La Guajira. Hablo también de un Estado que avala y promueve crímenes de guerra aunque hayan Acuerdos de Paz.

* Jorge Zalapata es estudiante de Derecho en la Universidad Santo Tomás, Bucaramanga, y de Trabajo Social en la Universidad Industrial de Santander.

 

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