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Por qué hay que hablar sí o sí del cine yanqui y de los Oscars

José Carmona Gilo

Entre los lectores de El Salto y este blog, El Baúl de Kubrick, ha surgido en más de una ocasión el debate sobre el cine y las series provenientes de Estados Unidos. ¿Por qué habláis de series propagandísticas? ¿Por qué ha de importarnos quién gana un Oscar? ¿Cómo puede aún sorprendernos que se manden mensajes negativos en películas hollywodienses?

Esas cuestiones y debates son necesarias por dos razones: Una, para que los que escribimos sobre el tema no perdamos la perspectiva crítica sobre Hollywood (si te pones Casablanca o El Padrino tienes que luchar por ser crítico y no caer en el amor incondicional) y dos, para que los lectores, gracias al filtro que hacemos desde El Salto (es difícil que hablemos de grandes taquillazos si no es por motivos críticos o históricos relevantes) puedan disfrutar de una pequeña selección con análisis, noticias, recomendaciones y propuestas provenientes de todo el mundo (EE.UU incluido) entre el inabarcable material que entre series y películas hay a día de hoy.

Una de las grandes preguntas que se nos ha hecho en varios momentos y en varias publicaciones es, ¿por qué hablar del material estadounidense y todavía sorprenderse de ser propagandístico? Al abrir ese melón, surgen varias respuestas.

  1. Tienen el monopolio. En 2015, la industria estadounidense estrenó (solo en cines) 707 películas. Sus 6 majors son: Sony, News Corporation (Fox), Walt Disney, Time Warner (Warner Bros y HBO), Viacom (Paramount Pictures) y Comcast (Universal Studios). Todas ellas acaparan entre el 80 y el 85% de la taquilla fuera de EE.UU. Es decir, dejar de hablar de Hollywood significa dejar de hablar de la inmensa mayoría del cine que se estrena y se ve. Si ya, además, contamos Netflix, el gran productor online, prácticamente todo el mundo basa su ocio en lo que producen estas empresas. Hay semanas en las que, literalmente, es imposible ir al cine de tu barrio y no ver algo que no sea de EE.UU. 
  2. ¿Por el hecho de ser mayoría hay que hablar de ellas? Sí y no. Sí, porque todo el mundo sabe y ha visto Dunkerque, La Forma del Agua y Guardianes de la Galaxia 2, pero muy poca en comparación ha visto o verá Touch me not, la ganadora de la Berlinale 2018 de la directora rumana Adina Pintilie. No, porque no hemos dejado de lado nunca el cine independiente o menor, ya que se han cubierto festivales de cortometrajes como Directed By Women, el ciclo de cine brasileño Novocine en Madrid o se ha dado voz a estrenos independientes del cine español como La mano invisible. Solo hay una semana al año en la que dejamos que Hollywood cope nuestra portada, y es la semana de los Oscars.
  3. ¿Hemos dejado de denunciar el cariz propagandístico del cine hollywodiense? Jamás. No hace mucho denunciamos la utópica policía de Los Angeles que una serie cree tener, el declarado y exhacerbado anticomunismo de Thor el superhéroe nórdico o el belicoso ocio que consume Jerry Seinfeld en Cisjordania.
  4. Porque hay un pequeño espacio para series y películas anti-imperialistas, feministas e incluso anticapitalistas. Hollywood es una fábrica de hacer dinero y como tal, no deja escapar proyectos que, pese a ser tremendamente críticos, generan espectadores. El caso más relevante es The Wire (producido por HBO, empresa perteneciente a una de las majors), pero aquí hemos destacado SMILF o Detroit, que tienen un espíritu muy diferente.
 Journey into Mystery 84 - The Mighty Thor Vs. The Executioner
Viñeta del cómic en el que Thor se enfrenta a comunistas latinoaméricanos

¿POR QUÉ HABLAR DE LOS OSCARS?

Porque son los premios más importantes del mundo del cine. Generan expectación, generan venta de entradas y debate, siendo una de las pocas veces al año que la cultura toma las grandes portadas. Y queremos estar ahí con nuestra perspectiva de género, con crítica al oligopolio y al mensaje propagandístico para que haya más consumidores que piensen como nosotros y nuestros lectores habituales. Cuando Miyazaki ganó el Oscar con El viaje de Chihiro, puso en el punto de mira a todo el cine japonés de Estudio Ghibli. Sin ese premio, muchísimos fans actuales no conocerían este género y además no tendrían ingresos que ahora sirven para llegar a más rincones del mundo. Los Oscar y Hollywood tienen la hegemonía de la producción mundial así que hay que participar en sus debates, como pasa en economía o política: El pez gordo merece atención crítica y análisis en profundidad y no halagos como casi todos los medios hacen, más aún en cultura.

El cine es el arte que más inversión necesita. El mejor de los guiones con el menor de los presupuestos será (contadas excepciones aparte) un mal producto. Es muy difícil que haya una buena banda sonora si no hay dinero para contratar a 60 músicos y es muy difícil que haya buena fotografía en una película que tiene una plantilla mínima en el apartado técnico y tiene 2 semanas para el rodaje en lugar de 3 meses. Todo esto solo se consigue con inversión, algo en lo que España está muy a la cola.

Si Friends es o no machista, si Altered Carbon es una serie distópica o un bodrio sin contenido, si El Graduado es una película que refleje bien el acoso sexual… debates que se forman sobre lo mainstream que, si dejamos en manos de los de siempre, acabarán ganando los de siempre.

Este material se comparte con autorización de El Salto

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