Guerrero clama justicia, paz y verdad

Tlachinollan

 Ante la ola de violencia, en la procesión que se celebra al Señor del Nicho los feligreses pidieron para que en el mundo reine la paz. En los tapetes que los vecinos de esta pequeña ciudad acostumbran elaborar cada año con aserrín sobresalían las denuncias desesperadas de justicia. El dolor, las angustias, la incertidumbre y las pesadillas de la cotidianidad de las familias que buscan a sus seres queridos, padres de los 43 estudiantes desaparecidos, integrantes del Colectivo Luciérnaga, así como de quienes luchan por la libertad de los presos políticos, la verdad y la justicia acompañaron el recorrido, sin embargo, también había esperanzas en sus rostros.

Cientos de peregrinos indígenas de diferentes municipios de la Montaña, de la región de Tierra Caliente, de la Costa Chica, de la región Centro, de Acapulco, de la Ciudad de México recorrieron las calles céntricas de Tlapa para acompañar al Señor del Nicho. Algunas señoras con semblante entristecido les rodaban lágrimas en el rostro. En sus manos llevaban ramos de flores, velas y veladoras. Cerca del “santo patrón de Tlapa” del sahumerio se levantaban los hilos de humo. El sacristán no dejaba ni un rato de sonar una pequeña campana dorada. La mayoría de las personas querían estar lo más cerca. Los cánticos y plegarias eran seguidos por los peregrinos, el eco llegaba a los últimos después de unos segundos.

A tres metros del Señor del Nicho se formaban dos filas de personas interminables a los lados de la calle. Poco a poco la gente empezó a pisar los tapetes donde expresaban su fe y agradecimiento al santo. En algunos de ellos se pedía paz y tranquilidad ante el contexto de violencia que se ha incrementado en el estado en los últimos meses. En uno de los tapetes también expresaron su agradecimiento en lengua, “Numalá”. A las tres de la tarde el santo salió de la catedral de San Agustín. Con los minutos se incrementaron los peregrinos. En cada esquina, el sacerdote se detenía para dar su discurso acerca de la paz y la unión de los pueblos.

El Centro de Derechos Humanos de la Montaña Tlachinollan, en el tapete que realizó se leía lo siguiente: Señor del Nicho, ayúdanos a vencer la mentira contra los 43. La desaparición de los 43 estudiantes de la escuela de Ayotzinapa ha sido una herida que sigue sangrando y, sobre todo, que el dolor y el tormento de las madres y padres cincela sus corazones. Desde que los jóvenes fueron desaparecidos los gobiernos sólo han administrado la búsqueda para llegar a la verdad y las investigaciones para tener justicia. No hay nada sobre el paradero de los normalistas, solo engaño de las autoridades federales. La esperanza que las madres y padres tienen es volver acariciar el rostro de sus hijos, y decirles “te quiero mucho hijo”.

Hilda Hernández y Mario González, padres de César Manuel González Hernández, estudiante desaparecido, llegaron a Tlapa desde el sábado 21 de octubre para pedir al Señor del Nicho toque el corazón de los gobiernos para que encuentren a su hijo y a sus compañeros. “Si hubiera manera para que el ejército mexicano entregara todos los documentos para saber el paradero de nuestros hijos estaría muy agradecido. Lamentablemente las autoridades no respetan ni la palabra de Dios. Por eso nosotros como madres y padres vamos a seguir luchando para que nuestros hijos lleguen a nuestras casas”.

Señor del Nicho: Guerrero clama justicia, paz y verdad; esta denuncia inscrita en otro de los tapetes denota más bien el contexto de violencia en el estado. Las autoridades navegan entre las olas de la mentira y la indiferencia. La gobernadora Evelyn Salgado Pineda se ha convertido más en una modelo de pasarelas. Lo que menos le preocupa son los problemas de inseguridad que golpean en la entidad. En una nota publicada hoy en el diario El Sur titulada: Son 13 los ejecutados en Coyuca de Benítez, dos mandos de seguridad pública y 11 policías municipales en una publicación afirmaba. También fueron encontrados tres cuerpos desmembrados en Tierra Colorada. Estos eventos de violencia se repiten en Chilpancingo, Acapulco, Iguala, y en otras regiones de Guerrero.

Otro de los tapetes que no podemos dejar pasar fue el del padre Juan, quien estuvo en la comunidad de Xochitepec, municipio de Acatepec, por varios años. Trabajó con las familias Me’phaa de esa región. Su sencillez lo llevó a participar con su palabra en las marchas de los 43 estudiantes desaparecidos en Chilpancingo, al lado de las madres y padres.

Al filo de las seis y media de la tarde, en el ocaso del sol, la procesión llegó a las puertas de la catedral donde los cuetes anunciaron la llegada del Señor del Nicho. Las abuelas de comunidades de esta región de la Montaña hicieron una vaya natural con sus cuerpos, con sus flores y sus velas encendidas para que el santo pasara. Al final, en este recorrido no solo pidieron para estar bien de salud, para sanar las enfermedades, educación, alimentación, sino que con esperanzas se condensaron las exigencias de verdad, justicia, seguridad y paz.

Publicado originalmente en Tlachinollan

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