Grupo Chintete: al ritmo del son de tarima

Ricardo Montejano

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A continuación se presenta una entrevista con el músico y profesor Agustín Barrios Guevara, principal promotor de grupo Chintete, una agrupación de son de tarima del estado de Guerrero que trabaja promoviendo la música y bailes tradicionales esencialmente con niños y jóvenes. Barrios Guevara habla sobre la importancia social del son y sus diversos orígenes.

Tixtla, Guerrero. Desde la gestación del son ha habido muchas influencias de todos lados. Pienso que debemos retomar a partir de lo que ya está y avanzar musicalmente, pero sobre todo, avanzar en la propuesta de tipo social. Debemos ver la música como parte de la comunicación, el fandango como lugar de congregación. Hacer la fiesta, pero no olvidar lo que debe ser nuestra participación social y compromiso.

Estando en Morelos, en los lugares de Zapata, fuimos entendiendo que el fandango también es parte del movimiento social, es la convivencia con nuestra misma gente que tiene sus problemas, que tiene sus agresiones, pues hay muchas violaciones a los derechos de los pueblos y comunidades. Entonces hay que ir a Morelos y alegrar, pues lo mismo puede suceder aquí en Guerrero.

Hay avances también en la situación estética, como sucede con el grupo Yolotecuani, que lleva musicalmente el son de tarima a otras dimensiones. Y también avance en cuanto al pensamiento, como se da en el caso de Erick de Jesús, que se vuelve como un pintor no paisajista, sino un pintor realista, pintor del paisaje, pero el paisaje humano. Erick va a las comunidades amuzgas, mixtecas y tlapanecas, y escribe y hace sones en las lenguas indígenas. Es una propuesta muy interesante, de valor muy grande, porque las lenguas son milenarias. Que el son llegue a esos niveles es una cosa muy grande.

Erick de Jesús va más allá con su trabajo. Con él el son es como un vehículo con el mismo patrón rítmico y la forma musical del son, pero con poesía que habla del desgarramiento de la condición social del estado de Guerrero a través de música. Él nos habla de cómo está y cómo vive la gente, en forma de son. En el trabajo de Erick de Jesús hay mucha visión y mucho cariño, mucha hermandad.

Orígenes del son en Tixtla

Tixtla es la primera capital del estado de Guerrero y la cuna del general Vicente Guerrero Saldaña, consumador de la independencia. A Tixtla se le reconoce como un lugar histórico muy importante aunque las condiciones en que se vive actualmente son muy pobres y hay muchas carencias a nivel general.

Éste es un pueblo de concentración. Cuando la refundaron los españoles, concentraron a indígenas de diferentes comunidades que ya existían. Se habla de que aquí hubo un puesto militar de Moctezuma, posiblemente donde se recaudaban los tributos. Persisten pueblos indígenas que hablan todavía la lengua náhuatl. Atliaca es una población muy importante. Ahí todavía no se pierde la lengua, la cultura náhuatl está presente.

Persisten tres modos de uso de la tierra: la propiedad privada, la propiedad comunal y la propiedad ejidal, en donde se resuelven las situaciones en reuniones y asambleas. Se hace trabajo comunal, en el cual participan las personas que son originarias de los pueblos y hasta los avecindados. Por ejemplo, en Ojitos de Agua, por cuestión de trabajo la elaboración del mezcal es comunal. Y en los ejidos también se da lo mismo, se trabaja en forma colectiva.

Dice Catalina Pastrana, la poetisa igualteca: “Tixtla, tu barro sabe a patria, a raíces profundas de la raza.”

En Oztotempan pueden verse esas profundas raíces de la raza, lo que es antiguo y todavía existe. En Tixtla eso sucede. La tradición no es algo así como de museo. La tradición en Tixtla existe, y una de ésas es el ritual de los pueblos nahuas que se realiza en Oztotempan. El ritual de petición de lluvia congrega no solamente a Tixtla, sino a la gente del Balsas y de Chilpancingo, donde a pesar del urbanismo existen las hermandades que van a hacer esta petición. Suben de Zumpango, de Chichihualco, de Ameyaltepec. De las comunidades cerca de Tixtla van de Atliaca, Apango y otras, que se concentran en ese lugar para pedir por la vida, por el agua, por la lluvia, para que haya buena cosecha. Todo eso cargado de un misticismo inmenso, grande, de veneración hacia los elementos que dan la vida, en este caso el agua y la tierra.

Se celebra el día primero de mayo. Ese día sube la gente de Atliaca. Mientras, están llegando por los caminos, cruzando los cerros, todos los demás pueblos. Oztotempan es un pozo que está en un cerro, como si fuera el cráter de un volcán, y que si uno se asoma se ve como que no tiene fondo, debe estar hondísimo. Ahí los pueblos se reúnen y hacen sus ofrendas de petición entre cantos, danzas, comidas rituales, ofrendas que se depositan en el pozo al día siguiente, donde procede la adivinación para saber cómo va a ser la temporada de lluvias. Se presagia según vayan cayendo las ofrendas en el pozo. Las ofrendas se llaman “chitas”. Es un cono de maguey y se le coloca la rueda de una vara, y sobre esa se colocan velas, cadenas de cempasúchil, mole verde, mole rojo, de guajolote, de gallina, chocolate, pan, copal y todo lo que implica una ofrenda, un trabajo ritual pues hay que agradecer, hay que pedir y también hay que dar. Entonces los pueblos se concentran en este lugar y hacen una ceremonia muy hermosa que todavía existe, que todavía no deja de ser, que está viva.

Los del Alto Balsas traen sus ofrendas. Traen los productos que ellos tienen, y además de lo que vienen a ofrendar de mole y tamales, también traen sus sandías, que hacen la ofrenda muy colorida.

La ceremonia de agradecimiento por las lluvias se hace en cada pueblo. En Tixtla la hacemos en el cerro que le llamamos Xomislo. Ahí se hacen las dos, la de agradecimiento y la de petición. Cada pueblo va teniendo sus lugares. Los que hacen la ceremonia no son religiosos, no tiene nada que ver con la religión católica, es otra cosa eminentemente tradicional, antigua. Los tlayacanque son los que hacen la ceremonia. Ofrendan mezcal, cigarros y comida. Frente a frente, por parejas, intercambian el mezcal, lo cruzan. También intercambian tabaco. Hay una presencia muy importante del teponaztle como instrumento ritual. El que lleva el teponaztle se posesiona de él, como que lo encarna, de repente le salen unos gritos que te cimbran, entra en un estado de éxtasis muy grande. Los gritos del que toca el teponaztle son muy penetrantes y místicos. Esto del teponaztle todavía está presente en cada ceremonia. En las mayordomías y en las hermandades, junto a las cruces de mayo se tiene un teponaztle. Es la cruz y es el teponaztle, los dos sagrados.

El origen del son de tarima de Tixtla

Yo he bailado y observado el son de tarima desde niño. Después me integré como bailador, y ya como músico empecé a tocar el cajón de tapeo. De ahí aprendí también la vihuela. No soy el mejor de los músicos pero me gusta mucho y lo hago de corazón. No me quiero sentir que yo sea el mejor de los músicos. Lo que sí, es eso: le tengo mucho cariño y mucho gusto a esta tradición que es como una síntesis, una mezcla muy grande, un mestizaje que se dio entre los diferentes géneros de la música de lugares aledaños y también de lugares lejanos, que se concentraron aquí en Tixtla a partir de la arriería.

La arriería en su momento cumple esa función muy importante del intercambio de las mercancías, pero también el intercambio de instrumentos musicales, el intercambio de sones y de otros géneros: corridos, patadas, bolas y más géneros de la música tradicional, pues convivieron los pueblos y se fueron mezclando. Se fueron piezas musicales y géneros, y vinieron también. Llegaron de muchos lugares: de Jalisco, de Colima, de Michoacán, de la Costa Chica, de la Costa Grande, de Tierra Caliente, del Estado de México, de Oaxaca. Tixtla fue un lugar donde se fue juntando todo eso.

Algo que a mí me agrada es que no se pierde, que permanece, adopta a otros géneros y les imprime su sello. Se siguen haciendo intercambios, se siguen recibiendo influencias de otros lugares. Por ejemplo, los Chinelos de Morelos se han hecho casi de aquí, aunque han demeritado las otras danzas porque la gente de Tixtla y de los alrededores ha asumido esta danza casi como propia y ha dejado de hacer las otras, las que son propias de cada lugar. Ése es un ejemplo de cómo la influencia sigue existiendo, se sigue dando esa adaptación de las cosas. Los tixtlecos tienen esa cosa: algo les gusta, lo adoptan, adaptan y lo hacen suyo. Y eso creo que pasó con el son de tarima. Vinieron de muchos lugares a través de la arriería y se fue consolidando un género que es muy característico. Es peculiar porque tiene de muchos lados, incluso de Sudamérica y de Centroamérica, y no se diga de España, pues muchos de los sones son muy propios de España.

Revisé en internet “La Petenera” y encontré que es de origen flamenco, de origen gitano. En España hay un baile que así se llama: “Petenera”. Por ahí escuché entre los «bailaores” y las «bailadoras»: “Es que saliste por Peteneras”, dando a entender que era un género que concluía ó terminaba. Y como ese hay más que vinieron de España, viajaron a los diferentes lugares que eran del dominio español: Argentina, Perú, todo ese rumbo de Sudamérica, Centroamérica, y hay paralelismos.

Del son tenemos paralelos en Argentina: vino una vez un grupo de argentinos y en un fandango bailaron “El Arrancazacate”, que es una pieza que se ejecuta aquí en Tixtla, que posiblemente sea española, pero de origen árabe, moro, una canción que habla de las naranjas, y eso lo transmitieron para acá por este rumbo. Esa forma de hacer que en tu patio tengas limones, naranjas, mandarinas o toronjas, cítricos que vinieron de España pero que en España misma fueron cultivadas por los árabes, que estuvieron en España más de ocho siglos. Mucho de lo que vino de España y que pervive es de origen árabe. Hay muchos elementos en común. Podemos analizar alguna pieza y vamos a encontrar muchos elementos comunes. El mestizaje, la influencia cultural no está en un sólo momento, se mueve.

También tenemos la influencia de Chile. Ahí está “El vapor chileno”, una pieza que es muy conocida aquí, muy socorrida, se canta mucho. Los barcos que venían de Valparaíso hacían escala en las costas guerrerenses cuando iban a buscar oro a California. Mucho de eso se fue quedando y va teniendo su influencia. Yo creo que por ahí es el origen de la chilena, que es una serie de géneros en sí misma, porque en la Costa Chica le dicen “columbias” a algunas piezas, que tal vez sean piezas colombianas, habría que investigar. Aquí en Tixtla encuentro que “La Resbalosa” es en Chile un modo de una canción. Decir “una resbalosa” es como decir “una chilena”. Aquí hay esa pieza que es “La Resbalosa” y uno cree que es alguna muchacha que se anda acercando, cuando es un género musical.

La influencia de la música negra de la Costa Chica

El movimiento de independencia generaba que algunas cosas de tipo religioso se pararan. Yo tengo una hipótesis acerca del asentamiento de la virgen de la Natividad en Tixtla. Lo veo desde dos aspectos: uno histórico y otro de fe. Lo que dice la fe y las creencias de la gente es que la virgen de la Natividad se quedó aquí como un milagro cuando la llevaban a retocar a Puebla. Es una imagen que venía de la Costa Chica. No es una virgen negra, es una virgen blanca que seguramente vino de España, estaba en la Costa Chica, pero cuando volvía de ser retocada en Puebla, se quiso quedar en Tixtla. Yo lo veo por el lado histórico. En ese tiempo de las revueltas antes de la independencia, el país empieza a convulsionarse. Si alguien va por ahí de peregrino ya no va a estar en paz por los asaltantes que hay en la región. Siento que eso imposibilitó que los que traían la imagen la hicieran llegar a su lugar y se quedó aquí, ellos se fueron. La otra explicación es la que comenta la gente, que es muy respetable y que ha hecho que Tixtla fuera visitada por la gente de la costa, que viene a venerar a la virgen que era de por allá.

Igual pasa con el santo de Zitlala, San Nicolás de Tolentino, un santo negro. Una imagen de madera que tiene su capa con estrellas. Estas imágenes andaban de viaje para ser retocadas y se quedaron en los lugares. La gente lo ve como un milagro y viene a visitar estos lugares, Zitlala y Tixtla.

En el caso de Tixtla, junto con la mercancía y junto con la devoción también llegan el baile y la música. De por sí con la arriería llegó música de diferentes géneros a Tixtla, que luego se juntaron con lo que existía aquí y con la fiesta que traen los negros de la Costa Chica, el ritmo, la instrumentación, la misma tarima –aunque allá en la costa se baila sobre una artesa, que es una tarima alta y angosta.

Aquí existen dos tipos de sones para el baile: los sones derechos y los sones de imitación, donde se imita a los animales que se mencionan: la iguana, el zopilote, el patito, la culebra, el toro. Son sones que vinieron de muchos lados. Por ejemplo “La iguana” quizá vino de Jalisco, donde hay una pieza parecida. Los mariachis tradicionales de Jalisco y de Colima tocan “La iguana” con la misma versificación

Es el tipo de sones que más nos gustan aquí en Tixtla: el son de “El patito”, “El zopilote”, “El toro”, que tiene un aire entre español, negro e indígena. Todo esto se da en el fandango. El fandango es un espacio de congregación de la gente, músicos fandangueros y bailadores. Se saca la tarima y ya está el fandango. En Tixtla existe el baile como un patrimonio vivo. Hasta en la muerte hay fandango. Viene el día de muertos, la calle que va al panteón se vuelve de fiesta y de fandango. En los cumpleaños y en las bodas también los acostumbran. En los velorios… cuando algún fandanguero muere, se presenta uno, se saca la tarima y vamos los fandangueros amigos conocidos y tocamos ahí, en el mero velorio.

El grupo Chintete

En grupo Chintete nuestro trabajo es muy modesto, pero se desarrolla en las comunidades, principalmente en la comunidad de Almolonga. Trabajamos con niños para inculcarles no solamente el baile sino la música. Sin muchos recursos materiales, técnicos o musicales echamos a andar el proyecto, y en el transcurso hemos ido aprendiendo, conociendo toda la historia, cómo se hace el fandango, y poco a poco hemos ido avanzando, pues los niños de ese tiempo ahora ya son jóvenes, ya están grandes y ahora están integrados al grupo.

Una parte del proyecto de grupo Chintete se hizo en Tixtla, en un área marginal en la colonia donde vivimos y funcionó muy bien. Lo echamos a andar con muchachos y niños, y pegó.

Con Chintete hicimos el fandango de los niños, pues como en el fandango general hay mucha borrachera y se toma mezcal, había que buscarles a los niños un espacio propio. Tocábamos y bailaban los niños de diferentes grupos de baile que hay en la localidad, especialmente el grupo de la maestra Laura Rodríguez. Ella ya es muy grande pero siempre ha hecho grupos de tarima. Son muchas generaciones que han estado con ella. Los niños que atiende ahora son los nietos de los que atendía hace años. Ella ha mantenido mucha tradición en torno al baile. Nos juntamos con su trabajo y el resultado fue esa parte del proyecto Chintete que se llamó “El Fandango de los Niños”. Lo presentamos en diferentes barrios.

Tendrá como ocho o nueve años que iniciamos el proyecto Chintete. Somos independientes, no recibimos apoyos oficiales. Es muy satisfactorio trabajar con jóvenes y con niños. Después se ven muchas satisfacciones, se ven los frutos: a los niños les gusta el fandango.

Actualmente estamos trabajando en tres lugares: Almolonga, Hueyitlalpa y Tixtla. La experiencia de Xoxocotla también es muy interesante. Es importante inculcar en los niños el amor y el gusto por el fandango. Yo venía con esa idea y me fui a Almolonga a ver qué se podía hacer. Y la respuesta ya está, los frutos ya están. Estos Chintetes con los que estamos trabajando son el producto de esos que eran niños. Tenían 11, 12 años. Ahora ya tienen 20, 21. Ahí se ven los frutos. [youtube width=»297″ height=»240″]http://www.youtube.com/watch?v=3OZFLI8vSQU[/youtube]

Publicado el 02 de Abril de 2012

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4 Respuestas a “Grupo Chintete: al ritmo del son de tarima”

  1. Citlali Marino Uribe

    Qué trabajo tan bonito y tan necesario. Ojalá pudiera hacerse lo correspondiente en todo el país.
    Yo no soy ninguna especialista en el tema, pero mi familia es de Tixtla y me emociona seber de este trabajo y me encantaría que mi lejanía me permitiera verlo en algún momento.
    FELICIDADES GRUPO CHINTETE Y GRACIAS A DESINFORMEMONOS

  2. Damián González

    Buen día, soy antropólogo y realizo una investigación sobre ritualidad y cosmovisión en torno al Rayo y la lluvia. Estoy interesado en obtener la letra del «Son del CHintete». De igual manera, quisiera saber si ustedes como agrupación tienen información sobre el «chintete». Supongo que lo conocen como una lagartija. Saludos cordiales.

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