Por mucho tiempo, las empresas han estado usando el método publicitariogreenwashing para engañar a los compradores y hacerles creer que sus productos guardan respeto con el medio ambiente.
La publicidad es un factor muy importante para el comercio, porque influye mucho en la decisión de los compradores, en la aceptación que tiene el producto y en las ganancias.
Las empresas, instituciones y hasta partidos políticos hacen uso de este factor para crear una buena imagen ante los demás y aumentar sus beneficios económicos.
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Pero, ¿qué pasa cuando un producto solo finge una buena imagen, con respecto al medio ambiente, pero que no corresponde a su política real? Frente a estas situaciones surgió el término: greenwashing.
Greenwashing proviene de los vocablos en inglés “green” que significa “verde” y “whitewashing” que es la actividad de esconder hechos incómodos. En otras traducciones, también, se usa el término “wash” que significa lavado, lo que quiere decir “lavado verde”.
Greenwashing es un método publicitario engañoso que usan las instituciones para darle a sus productos, objetivos, servicios y políticas una imagen de aparente respeto al medio ambiente, sin hacerlo realmente.
Las empresas lo hacen para incrementar sus ganancias, sin hacer nada concreto a favor del medio ambiente y desviar la atención de la opinión pública de sus verdaderas actividades contaminantes.
Surgió en 1980, cuando algunas de las empresas estadounidenses más contaminantes, como DuPont, Chevron y Bechtel de la American Nuclear Society, fingían ser eco-friendly, que significa “respetuoso con el medio ambiente”.
Con el transcurrir del tiempo, el tema medio ambiental fue ganando interés, lo que ha creado una mayor apreciación por los productos ecológicos y orgánicos en la gente.
Esta valoración positiva es una de las principales causas del greenwashing, ya que, las empresas hacen lo que sea para ganarse al público, aún sea en base a mentiras o medias verdades.
Actualmente, la gente tiene una mayor concientización hacia el medio ambiente, es por esto que, en casos extremos, es necesario para algunas empresas que quieren seguir en el mercado. Ya que, el señalamiento por parte de la sociedad hacia las malas prácticas puede mellar la imagen de la institución.
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Un claro ejemplo del greenwashing ocurrió en la COP15, donde varias empresas–como Coca Cola, BMW, DuPont, entre otros– se presentaron con una imagen “ecológica”. La compañía vendedora de autos deportivos, BMW, presentó autos que se impulsaban con hidrógeno, una novedad que fue muy apreciada por el público.
Sin embargo, más adelante, algunos periodistas informaron que una vez acabado el megaevento la empresa detuvo inmediatamente la producción de esta clase de autos.
Otro caso es el de la compañía petrolera Chevron, que realizó una campaña publicitaria, mediante impresos y para televisión, titulados People Do con la intención de mostrar su “buena fe ambiental”.
En los anuncios aparecían animalitos tiernos, como osos, zorros, pájaros, tortugas marinas, entre otros animales. Tuvieron tal éxito que hasta ganaron, en 1990, un premio de publicidad de Effie.
En la reciente COP25 también se presentó el caso las empresas de energia Endesa e Iberdrola, quienes patrocinaron el magaevento climático a pesar de ser cuestionadas como las más contaminantes. Endesa vierte 30 millones de toneladas de CO2 al medio ambiente cada año. Iberdrola 3 millones de toneladas anuales.
Según ha trascendido tanto Endesa como Iberdrola aportaron a la COP25 dos millones de euros cada una.Así lo indica un reporte de la agencia ALAI titulado: Los culpables patrocinan la Cumbre del Clima COP25 en Madrid, muy ilustrativo para conocer como opera el greenwashing en la útima cumbre climática.
El presidente de la octava empresa más contaminante de España y el alcalde que ha devuelto los coches al centro de Madrid, juntos a las puertas de la #COP25Madrid 🤷♂️ pic.twitter.com/CY4gL4rZ1b
— Climática (@LMClimatica) December 1, 2019
Publicado originalmente en Servindi