Grecia, la crisis que no acaba

Colectivo Alana

Grecia. Mientras en plena crisis el gobierno perdona deudas a las grandes empresas y despide a miles de empleados, los habitantes del país helénico buscan formas solidarias para sobrevivir a las medidas económicas europeas.

La situación social y económica de la población es desesperada. Las medidas gubernamentales trajeron pobreza, hambre, servicios colapsados, desempleo y desesperación. La tercera parte de los griegos ni siquiera pudo prender su calefacción en el invierno de 2012.

Ante la falta de alternativas, subió el apoyo al partido fascista Aura Dorada. Otra parte de la gente decidió emprender  campañas de apoyo entre alumnos y maestros, redes de consumo solidario, servicios gratuitos y fábricas autogestionadas.

La enfermedad

Fue en la primavera de 2011 cuando el Partido Socialista de Grecia (PASOK), elegido en noviembre del año anterior y liderado por Guiorgos Papandreu, ganó las elecciones con el lema “Hay dinero”. Pidió ayuda del Fondo Monetario Internacional (FMI) porque los spreads[1] de los créditos que el sector privado internacional daba a Grecia empezaron a subir de manera rápida.

Apenas unos meses antes, el Servicio Nacional de Estadística había “descubierto” que el déficit de las cuentas nacionales era mucho más alto que el declarado por el derechista partido saliente del gobierno. A raíz de ese descubrimiento, dicen los expertos, empezaron a subir los spreads, con lo que la concesión de créditos se volvió más difícil y costosa, casi prohibitiva para el Estado. ¡Se supone que el presidente del Banco de Grecia y las autoridades europeas habían sido engañados! A finales de 2011, una alta funcionaria del Servicio Nacional de Estadística reveló que fue presionada para manipular los datos y presentar un déficit más alto. La justicia sigue investigando el tema.

La verdad es que el gobierno anterior, después del colapso de Lehman Brothers y con el visto bueno del Banco Central Europeo, proporcionó una ayuda a los bancos para “consolidarlos”, la cual ascendía al 20 por ciento del Producto Interno Bruto (PIB). Era un poco feo decir que la deuda anual superaría en un 20 por ciento la prevista debido al “regalito” a la banca y a sus bonos tóxicos. Así se pusieron las sólidas bases del agujero negro de las finanzas públicas del Estado griego.

La medicina

Finalmente, el FMI decidió ayudar al “pobre país”, junto con la Comisión Europea y el Banco Central Europeo –la famosa troika-, por “solidaridad”. Concedieron unos créditos con intereses un poquito más bajos que los del sector privado y, a cambio, pusieron al país bajo su control y tutela. De acuerdo a un memorándum, empezó la aplicación de medidas de austeridad para el reajuste de la economía.

La troika empezó a dar créditos, dosificados en función de la consecución de algunos objetivos macroeconómicos a base de recortes en los sueldos y las pensiones, supresión de las pagas extraordinarias, reducción al 30 por ciento de la indemnización única de jubilación de los empleados públicos y retrasos en su pago, supresión de gran cantidad de ayudas a los discapacitados, aumento de los impuestos indirectos –el IVA, sobre todo de productos básicos, como los alimentos-, demolición de los sistemas de educación y salud, reducción de los gastos para investigación.

También se impusieron algunas medidas extraordinarias: impuesto anual de “solidaridad” sobre los funcionarios públicos, impuesto anual sobre las profesiones liberales, impuesto especial sobre las casas pertenecientes a particulares (las empresas quedaron excluidas), aumento en las tarifas de la electricidad (para la casas, la empresas quedaron excluidas también para “fomentar el desarrollo económico”), impuesto especial sobre la gasolina, despido de funcionarios sin plaza fija. A su vez, los bancos empezaron a reducir al mínimo el crédito, con lo que llevaron a la asfixia al sector privado, sobre todo a las pequeñas y medianas empresas. Sólo crecieron los gastos para seguridad y compra de armas (casualmente, los mejores vendedores son los grandes acreedores del país, como Alemania).

El enfermo

Tres años después, ésta es la situación económica: Las medidas no bajaron sustancialmente el déficit porque la economía no camina y el Estado no tiene ingresos. La deuda del Estado es mucho más alta que la del 2010 porque recibió muchos créditos con base en el primer memorándum, y los dos que le siguieron -porque no funcionó el primero. Además, el gobierno (actualmente, una coalición de la derecha de toda la vida, de los restos del PASOK y de un pequeño partido de la izquierda que participa en la coalición por responsabilidad patriótica) no hace nada contra la evasión fiscal, sino que perdona las deudas que con Hacienda y la seguridad social tienen las grandes empresas porque “no quiere asustar” a unos invisibles inversores. Todavía no nos puede decir quién va a invertir en un país cuyo PIB ha bajado alrededor de 23 por ciento en 3 años, tiene el 30 por ciento de su población económicamente activa en paro, y el poder adquisitivo de los ciudadanos perdió el 25 por ciento de su valor. El Estado gustosamente perdona las deudas de las cadenas de televisión privada, su mejor herramienta para hacer que pasen las medidas de reajuste a base del chantaje, el miedo y la propaganda gris. Se disculpa alegando que no quiere más desempleados, periodistas en este caso.

Se supone que si semejantes medidas de ajuste sin fin no se votan precipitadamente (y sin ni siquiera el tiempo para leer los proyectos de ley) cada dos por tres, la troika no nos dará la luz verde para el desembolso de la dosis, Grecia tendrá que declarar suspensión de pagos, saldrá del euro y no habrá dinero para importar alimentos y medicamentos. La verdad es que si un país sale del euro, según los tratados de la Unión Europea, automáticamente saldrá de la Unión con consecuencias nefastas para el euro y la Banca europea (e internacional). Pero la gente es intimidada por la televisión –que para ellos se apoya en periódicos y revistas europeas, think tanks, organismos de evaluación financiera (Standard and Poor’s, Goldman Sachs) y las declaraciones de muchos políticos de las entidades de la UE, del BCE, de Alemania, Finlandia, Austria y Holanda.

La situación social es peor: Entre un 30 y un 40 por ciento de la población no tuvo dinero para calefacción el invierno pasado, el paro sigue galopando (roza el 27 por ciento oficialmente), cerca del 40 por ciento de los pequeños comercios cerraron sin poder indemnizar a los trabajadores, uno de cada cuatro alumnos pasa hambre (según los datos del programa Prolepsis, publicado por el New York Times y el periódico belga De Morgen), la Unión Europea prevé que el PIB bajara un 5 por ciento este año, el salario mínimo sigue bajando (ya descendió 25 por ciento desde el inicio del control del país por parte de la troika) y el salario medio lo sigue (con un 35 por ciento de reducción). Casi el 40 por ciento de los trabajadores en el sector privado trabajan en condiciones precarias y sin seguridad social, muchas empresas privadas (por lo menos un 15 por ciento) retrasan el pago de salarios por varios meses o pagan solo una parte.

No es todo. Las deudas del Estado con sus proveedores aumentan, volviendo el panorama del sector privado aún más oscuro. El Estado atrasa los pagos a los proveedores porque quiere presentar una imagen idílica pero falsa, dando cifras que muestran una reducción de la deuda pública. Los hospitales están hacinados por despido de personal no fijo y por fusión de muchos en el mismo edificio. Con las escuelas pasa lo mismo: el gobierno quiere eliminar facultades universitarias y cerrar universidades enteras. Hay falta de material en los hospitales y los asegurados tienen que pagar para ser atendidos (la seguridad social le devuelve el dinero a posteriori, con atrasos y pretextos). Las calles de Atenas y Salónica están cada vez más llenas de desahuciados, tirados, ex-medioburgueses que perdieron trabajo y casa hipotecada.

El gobierno dice que está en la última recta, que ve luz al final del túnel –la gente sospecha que el final ni siquiera existe- y piensa despedir a 50 mil funcionarios públicos antes del final del 2015 (15 mil tan sólo en 2013), y contempla contratar con sueldos bajísimos a muchos trabajadores a tiempo definido (temporales) para tapar huecos; el clientelismo político encuentra nuevas formas para eternizarse.

Existe también una varita mágica para zanjar la deuda pública: la privatización. El Estado privatizará las quinielas (que son una empresa sana y con muchísimos beneficios), los puertos, los aeropuertos, el gas y hasta el suministro de agua (se murmura que la multinacional Suez, muy recordada en Bolivia, será la nueva dueña del agua en Salónica). La privatización empezó por las minas y el Estado, a través de unos trucos, consiguió vender por 11 millones de euros unas minas de oro en los bosques del norte del país –en Ieriss?s, cerca del Monte Atos- a la empresa canadiense Eldorado que, según lo que anuncia a sus accionistas, va a ganar unos cuantos miles de millones, mientras se supone que Grecia va a ganar la creación de cerca de mil puestos de trabajo y algunos impuestos a los beneficios de la empresa. Todo un ejemplo de los inversores buitres de capitalismo de saqueo.

Desesperación y nazismo

Hay un conservadurismo en avance, debido a la desesperación después de muchas marchas y huelgas breves organizadas por los sindicatos amarillos. El movimiento de los indignados no encontró una forma de organización permanente y efectiva como en España. El partido neonazi llamado Aurora Dorada, con una ideología supuestamente antisistémica (de mucho suponer, pues votó a favor de la supresión de los impuestos a los armadores) y con representación parlamentaria, aumenta su número de simpatizantes. Según los sondeos, en las elecciones ganará el 12 por ciento. Sus simpatizantes intimidan, golpean y matan a inmigrantes y homosexuales, y ya comenzó a amenazar a la extrema izquierda y a los anarquistas, quienes se organizan en colectivos antifascistas.

Hay una fuerte xenofobia en Grecia, por donde pasan muchos migrantes (de Siria, Pakistán) intentando llegar a otros países europeos que están un poco mejor económicamente. El tráfico de migrantes es un enorme campo de negocios para muchas mafias y el Estado se hace de la vista gorda. Hace unos días, los capataces de unos invernaderos de fresones en Manolada (Peloponeso) dispararon e hirieron unos 30 trabajadores migrantes sin papeles que se atrevieron pedir su remuneración. En este caso flagrante, la policía detuvo a los capataces y sus jefes. En otros casos, da apoyo discreto a Aurora Dorada, protegiéndola de manifestantes antifascistas. Gran parte del cuerpo de la policía votó por este partido en las últimas elecciones.

No todo es negro

Pero no todo es negro. Sin hablar de las clases gratis en horas extra impartidas por muchos profesores a los niños pobres, ni del apoyo económico discreto de profesores y alumnos (mediante bazares y otras formas) a los alumnos más empobrecidos de la clase, hay consultorios médicos sociales, con la participación de médicos, enfermeras, ciudadanos etcétera. Hay también movimientos que llevan productos agrícolas del campesino al consumidor sin intermediarios; existen muchísimos espacios libres (edificios ocupados o de otro tipo) con actividades gratis.

Proliferan también nuevos sindicatos de base, asamblearios y horizontales. Nació la primera empresa autogestionada en Salónica (VIOME, una fábrica de construcciones de aluminio, recuperada por sus trabajadores antes de ser declarada en quiebra por el patrón). El movimiento de los ciudadanos de Ieriss?s, protagonizado por mujeres, consiguió parar, por ahora, los trabajos de Eldorado, antes de que empezara la tala de todos los árboles y se vertieran al rio y el mar tóxicos capaces de hacer la región inhabitable (hay que tener en cuenta que es una zona turística y agrícola). Dicho movimiento, muy difamado por los medios oficiales, tiene el apoyo hasta de los monjes del Monte Atos y está creando una red con otros movimiento semejantes de otras regiones del país (Evros, Kilkis) amenazadas por la mega minería internacional. Hay que decir que en una noche fueron incendiados 20 camiones de Eldorado por desconocidos.

Grecia será un país del Tercer Mundo en Europa, por Europa y para Europa (del norte, así dicen, aunque no se sabe qué va a pasar con los ricos del norte de Europa que venden sus productos a un sur que ahora no tiene dinero). Y siendo un país tercermundista será un país desarrollado a la manera tercermundista (los latinoamericanos lo entienden muy bien). Tiene razón el gobierno cuando dice que la hora del desarrollo está cerca, solo falta un poco más de pauperizacion.

 


[1] Spread es la diferencia entre el precio de compra y el de venta de un activo financiero. Es una especie de margen que se utiliza para medir la liquidez del mercado. Generalmente márgenes más estrechos representan un nivel de liquidez más alto (Wikipedia).

Publicado el 13 de mayo de 2013

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