México. Representar más de 500 años de la historia de la colonización y resistencia de Mesoamérica, a través de gráficos altamente detallados e inventivos, no es un proyecto sencillo. Sin embargo, un colectivo sin fronteras y descentralizado trabaja, desde hace ya una década, para lograrlo.
El colectivo de diseño Colmena organiza campañas de educación popular, con el objetivo de arrojar luz sobre las injusticias sistémicas que afectan a las Américas y a los actores sociales poco reconocidos, que confrontan, resisten y superen las injusticias -todo a través de carteles elaborados y dibujados a mano.
En una reciente presentación en la Casa de los Amigos de la Ciudad de México, uno de los miembros de la Colmena presentó el nuevo y antiguo diseño del colectivo, llamado «Mesoamérica Resiste». El gráfico se terminó este año, pero comenzó hace más de nueve, y muestra un conglomerado casi esquizofrénico de imágenes e historias que cuentan la historia, en general desordenada, de la extracción de recursos, el consumismo, el despojo de tierras indígenas y campesinas, el neoliberalismo y colonialización, contrastada con momentos históricos de exitosa resistencia de base, formas alternativas de organización social, rescate de la memoria histórica, la fuerza de los de abajo y el poder de la palabra. Mesoamérica resiste La inspiración para este gráfico surgió del Plan Puebla Panamá (PPP) -o lo que ahora se conoce como la Integración y Desarrollo de Mesoamérica-, un acuerdo de libre comercio regional propuesto por el ex presidente mexicano Vicente Fox en 2001. El PPP pretende abrir un mayor libre comercio hacia sur de México a través de Centroamérica, con proyectos de infraestructura de miles de millones de dólares.
Bajo el pretexto de «integración», denuncia el gráfico, el llamado desarrollo se basa en el consumo a corto plazo, el control extranjero de tierras y recursos, la ocupación militar y el libre mercado o las políticas neoliberales. Estos planes, surgido de la agenda de las grandes empresas, se consideran una sentencia de muerte biológica y cultural de las comunidades de la región.
El objetivo del colectivo para este proyecto es «reflejar nuestros esfuerzos para ir más allá de ilustrar los planes de la globalización corporativa, sino mostrar, documentar y compartir las diversas historias de supervivencia, desarrollo comunitario, acción colectiva e la inspiración».
El gráfico se presenta en un formato fácil de distribuir en cartel o impreso en un pedazo grande de tela, hecha a partir de plásticos reciclados, y yuxtapone los símbolos de los poderes nacionales corporativos y militares (como Disney o los Estados Unidos) con escenas que representan luchas exitosas desde abajo, como la resistencia de los campesinos de Atenco, México, que detuvieron los planes del gobierno para construir un aeropuerto internacional en sus tierras de cultivo.
Este intrincado mapa gráfico de lucha y resistencia en Centroamérica es la última entrega de una serie de tres partes que el colectivo Colmena desarrolló sobre la globalización económica en las Américas. Los otros gráficos son el «Plan Colombia», cartel que arrastra una fuerte metáfora de las influencias destructivas de múltiples facetas de la política exterior estadunidense y la monocultura corporativa a escala global, y el cartel del ALCA, que es un mapa de las interconexiones de las empresas de globalización, y una celebración de la resistencia mundial hacia «las ideas grandes y malas».
¿Cómo funciona la Colmena? Uno de los elementos más atractivos del trabajo de la Colmena es cómo se organiza, toma decisiones y lleva a cabo sus proyectos. Con la misión de traducir la palabra a la imagen, da prioridad a lo colectivo y al proceso, tanto como a los gráficos finales producidos.
El proceso de selección de un tema a ser producido, pensado y representado con el fin de difundir ideas radicales, se lleva a cabo a través de un proceso de consenso de los miembros más activos de este colectivo de voluntarios. Una vez que se acuerda un tema, hay un proceso riguroso de acompañamiento de los actores sociales que con el tiempo serán representados en el gráfico. Esto se traduce en viajar a otros países, vivir e intercambiar con aquellos que están directamente afectados por el problema sistémico. Estos actores serán los asesores en cuanto a los contenidos y de las imágenes de la futura historia.
Una vez seleccionado el material, hay un proceso de elaboración de las escenas por los diversos artistas/miembros. Todos ellos emplean un estilo similar con el fin de ser coherentes, pero al mismo tiempo dan su propio toque especial para mantener la diversidad.
Hay otro proceso que se lleva a cabo, que es una investigación profunda de la ecología de las regiones geográficas de los agentes sociales representados y los problemas que enfrentan. Flora y fauna específica se utiliza para simbolizar y representar a los de abajo, mientras que otras imágenes representan los problemas sistémicos. Muchas de las imágenes, a través de todas las obras de la Colmena, usan a insectos como las abejas o las hormigas para destacar la organización social comunitaria, cooperativa y colectiva. Este enfoque en la ecología también subraya un tema fundamental de la labor del colectivo, que es vincular las cuestiones sociales con el medio ambiente, y añadir una faceta más la educación a los gráficos.
El colectivo busca motivar a los pueblos que se dedican a ser activos y actores de un cambio para una sociedad justa y mejor. Explican que quieren que sus herramientas visuales sean replicadas y tomen vida por su cuenta, y que la información que se intercambie en las presentaciones o talleres colectivos sea una más en la caja de herramientas para la justicia social.
Publicado el 18 de noviembre del 2013