“Este manejo confuso de la pandemia hace que la gente se desorganice, que no haya reuniones físicas, que haya miedo a reunirse… y eso es lo que está aprovechando este gobierno para avanzar en los proyectos y militarizar la región”, señala Miguel Ángel García Aguirre, de la asociación Maderas el Pueblo, con relación al proyecto del Corredor Transístmico.
En medio de la cuarentena para contener el avance del virus y de dos tormentas tropicales que inundaron la Península de Yucatán, el presidente López Obrador realizó una gira para dar inicio a la construcción de varios tramos tanto del Tren Maya como del Corredor Transístmico. “No puso un pie en Oaxaca, lo hizo en Veracruz, estuvo en Coatzacoalcos, Minatitlán y Sayula… no se atrevió a poner un pie en Oaxaca porque ahí hay resistencia del pueblo”, advierte García Aguirre, y explica que en Veracruz no hay mucha resistencia a dicho proyecto porque ahí es una zona ya degradada por proyectos industriales.
“Lo que queda de manchón de selva es la Sierra de Santa Martha y ahí si existe un movimiento de resistencia” acota el activista y ambientalista que ha dado seguimiento desde hace décadas a los proyectos oficiales en la región. “Parece que no aprendemos, el mejor ejemplo es el corredor Minatitlán-Coatzacoalcos, que prometió en los años setentas con el boom petrolero, que iba a generar bienestar con este complejo químico y cuarenta años después estamos viendo que es la zona más contaminada del país”.
El gobierno también aprovechó el repliegue momentáneo de organizaciones que se oponen al proyectos para aumentar la presencia mitrar, “las últimas estimaciones serias que yo conozco hablan ya de 25 mil elementos, entre militares y marinos, en el Istmo”, concluyó.