El 21 de junio de 20017, la policía de Michoacán ingresó a la Escuela Normal Rural Vasco de Quiroga ubicada en la comunidad de Tiripetío y agredió a los estudiantes que se encontraban haciendo un brigadeo, donde resultó gravemente herido de un balazo en la cara el estudiante Gael Solorio.
Desesperados, sus compañeros tratan de detener el torrente de sangre, mientras a paso veloz, otro documenta con la cámara de su celular la magnitud de la herida de Gael.
El ataque a la Normal Vasco de Quiroga de Tiripetío, en Michoacán y el uso de armas de fuego con la que disparan a Gael es una muestra más del constante acoso que han sufrido las Escuelas Normales desde los años sesenta, cuando Gustavo Díaz Ordaz se encargó de que cerraran 15 normales rurales, contribuyendo este hecho al levantamiento estudiantil que culminó en la matanza del 68 y que en tiempos del actual gobernador de Michoacán, Silvano Aureoles, va en ascenso.
Es importante recordar, cuando Miguel Ángel Osorio Chong, secretario de gobernación, cuando era gobernador del estado de Hidalgo intensificó la persecución a la Normales Rurales de ese estado para desmantelarlas con el argumento “en Hidalgo ya no se necesitan maestros rurales”.
El 5 de enero del año 2000 los normalistas de El Mexe se movilizaron. Luego de días de protesta, el 19 de febrero la policía de Hidalgo entró a las instalaciones para desalojar, torturar y detener a padres de familia y alumnos que mantenían ocupada la escuela documenta el Centro de Medios Libres. “Alumnas denunciaron violaciones sexuales por parte de la policía. También se desalojó a un grupo de alumnos que cumplía una semana en huelga de hambre a las puertas del palacio de gobierno. Horas después la policía regresó y entró a los campos de cultivo del plantel, en ese momento salieron decenas de estudiantes y familiares armados con palos y piedras, que sometieron a 64 policías, dejándolos en ropa interior, los ataron y los hicieron caminar hasta la plaza principal de Tepatepec, esa noche liberaron a los alumnos y padres de familia que habían sido detenidos. Osorio Chong era secretario de gobierno”.
En 2017, de 30 Normales Rurales sólo quedan 16 espacios para la educación de jóvenes humildes, hijos de campesinos, que sobreviven en las peores condiciones, estudiando en instalaciones precarias e improvisadas, con un presupuesto de 50 pesos al día por alumno, si acaso se otorga el financiamiento.
No es menor el hostigamiento y la agresión a la Normales Rurales exclusivas para mujeres. En Amilcingo, Morelos y recientemente en Cañada Honda en Michoacán, las normalistas son agredidas, amenazadas con serios intentos de despojarlas de sus instalaciones y del escaso subsidio que reciben, de disminución de la matrícula, de convertir las escuelas en normales mixtas como sucedió en Cañada Honda.
La Normal Rural Raúl Isidro Burgos de Ayotzinapa y la desaparición de 43 de sus estudiantes hace 33 meses, el asesinato de varios de ellos en diversos momentos por parte de la represión estatal del gobierno de Guerrero, es una herida profunda que los padres y madres de los jóvenes desaparecidos y asesinados en una incansable lucha, en un incesante caminar no permiten que se olvide y recorren México, y los rincones del mundo donde puedan levantar la voz para exigir verdad y justicia.
A pesar de la agresión, la violencia y la represión constante contra ellos, la dignidad y la lucha normalista se mantiene de pie. Los estudiantes siembran flores de cempasúchil, maíz, frijol, crían conejos y gallinas, en medio de los golpes y las amenazas. Mujeres y hombres jóvenes, en Michoacán, en Chiapas, en Guerrero, en Campeche, y en todos los lugares donde se localizan aún las 16 escuelas que sobreviven, la esperanza y la lucha se mantienen firmes. Saben que la opción para una vida mejor son sus escuelas, porque quieren ser maestros, porque aspiran a un México que los incluya.