Foto: Mario Marlo
Ciudad de México | Desinformémonos. Francisco Toledo, artista plástico oaxaqueño, ofreció apoyo técnico y asesorías a las comunidades dañadas por el sismo del 7 de septiembre en Oaxaca para la reconstrucción de casas y edificios públicos sin afectar el diseño tradicional, luego de que envió una misiva a los alcaldes de los distritos de Juchitán y Tehuantepec.
Toledo explicó que los planes de reconstrucción que emprenden las instituciones oficiales y las organizaciones privadas “muchas veces no contemplan las características del clima de la región” y tampoco responden “a las preferencias culturales de la gente a la que buscan beneficiar”.
“Estamos convencidos que la reconstrucción de las edificaciones dañadas por el sismo debe de tomar en cuenta el clima y las costumbres de la gente. Nos parece que la mejor forma de reconstruir las poblaciones del Istmo es reforzar su arquitectura vernácula con elementos constructivos que le den seguridad ante futuros sismos”, señaló en la misiva.
Agregó que ya fue solicitada la ayuda de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) y otras universidades y fundaciones privadas para brindar el apoyo técnico en la reconstrucción de las viviendas, negocios y otros edificios.
“Suplantar las casas tradicionales con habitaciones construidas según el modelo de la Ciudad de México y otras capitales del país va a significar una vida incómoda para las familias y no está claro que les aporte mayor seguridad en caso de temblores fuertes”, aseguró Toledo.
Por ello, señaló que “la mejor forma” de reconstruir los pueblos afectados en el Istmo es a través del refuerzo de “su arquitectura vernácula con elementos constructivos que le den seguridad ante futuros sismos”.
“Consideramos que la arquitectura tradicional del Istmo obedece a los extremos de calor y viento que son habituales en esa zona. Responde también a la forma de vida tradicional de las familias de origen zapoteco, huave, zoque, chontal y mixe”, escribió el artista.
El pasado 7 de septiembre, un sismo de magnitud 8.2 devastó los estados de Oaxaca y Chiapas, donde muchas comunidades quedaron desprotegidas y sin el apoyo de las brigadas y centros de acopio que surgieron a raíz del sismo del 19 de septiembre, de magnitud 7.1.