Continuando en la línea del recorte a las libertades individuales que emprendió el gobierno francés promoviendo que el Estado de sitio se extienda durante los siguientes tres meses, el gobierno francés prohibió las manifestaciones de rechazo a la Cumbre de las Naciones Unidas sobre cambio climático y desarrollo sustentable, conocida como COP21.
El evento reunirá en París a múltiples jefes y secretarios de Estado, así como representantes de organismos internacionales y empresas, sobre todo, del sentor energético. El evento inaugural se producirá el 30 de noviembre en Le Bourget, al norte de París. Estaba previsto que una marcha crítica se realizara el día antes, el domingo 29, pero acaba de ser ilegalizada por el gobierno francés.
Los organizadores del evento, en voz de su portavoz, Nick Henry, aplaudieron la medida, mientras en las redes sociales se condenó al país galo por un nuevo movimiento restrictivo de las manifestaciones individuales, particularmente en torno a un tema como el cambio climático que despierta muchas sensibilidades.
La cumbre COP21 que se desarrollará hasta el 11 de diciembre y planteará un nuevo acuerdo sobre cambio climático entre los países, particularmente en relación a las emisiones de carbono al ambiente, es decir, las que provocan el efecto invernadero atacando la capa de ozono de la tierra.
Según informa AFP, Francia y Estados Unidos mantienen un diferente en relación a si el acuerdo que se firme en París deba o no ser vinculante (obligatorio). Como en otras instancias en que ha incumplido, Estados Unidos pretende que no lo sea, mientras desde Francia, Holande insistió a finaes de la semana pasada que “el acuerdo será vinculante o no habrá acuerdo”.
El acuerdo que se propondrá en la COP21 pretende lograr la adhesión de los países “desarrollados” y a los países “en vías de desarrollo”.
Hay un acuerdo mundial sobre la materia, el Procolo de Kyoto, vigente desde 2005, nunca firmado por Estados Unidos. El de la cumbre Copenhague en 2009 nunca pudo ser firmado por falta de acuerdo, a la que se catalogó de rotundo “fracaso”.
En las manifestaciones de esa instancia hubo arrestos y acusaciones por parte de los activistas de que la policía danesa había intervenido sus teléfonos para espiarlos y socavar las protestas durante la cumbre. En el juicio que le practicaron a los activistas detenidos se probó que la vigilancia policial existió efectivamente.