Flores en el desierto, en defensa de Wirikuta

Sergio Adrián Castro Bibriesca

México. Comprender y ver la forma en la que vive el pueblo wixárika, sus anhelos, sus deseos, problemas, sufrimientos, penas, juegos, preguntas, intenciones y objetivos, motivó a José Álvarez, director de cine, a la realización de Flores en el desierto, un documental que intenta “mostrar qué tan cerca están los wirrárikas de nosotros”.

En entrevista, el realizador del documental que está sirviendo como una herramienta más para la campaña de defensa de Wirikuta, territorio sagrado del pueblo wixárika (conocido como huichol), actualmente amenazado por 22 concesiones que el Estado mexicano ha dado a empresas mineras dentro de un terreno de 6 mil 326 hectáreas, señala que “trabajar y convivir con este pueblo te permite encontrar la posibilidad de ubicarte en tu planeta, en tu país y en ti mismo”.

El documental Flores en el desierto se rodó de finales del 2006 a 2009. Se presentó en 2010 y desde entonces se ha transmitido en festivales y salas cinematográficas en las que un público que muchas veces no conoce la profundidad de la historia del pueblo wixárika, resulta impresionado por la riqueza cultural de un territorio en el que, se asegura, nació el Sol y donde descansa el dios venado.

José Álvarez tiene 47 años, y aproximadamente 20 trabajando en el campo de la comunicación. Se inició en la producción de radio en la ya desaparecida estación Radioactivo, y ahora “por azares del destino” se convirtió en documentalista.

Flores en el desierto, señala, “te permite poner los pies un poco más en la tierra. No es que los wixárika estén tan alejados. Todo lo contrario, con ellos aprendí qué tan cercanos somos y qué tan cercanos estamos. Durante la convivencia se rompen las distancia y todo se convierte casi en un mismo espacio y tiempo”.

Wirikuta es uno de los 14 sitios sagrados reconocidos por la Unesco en todo el mundo, y el lugar más importante en el que los pueblos huicholes provenientes de los estados de Durango, Nayarit y Jalisco, realizan sus ceremonias y rituales ancestrales.

Durante la filmación de Flores en el desierto, José Álvarez acompaña una peregrinación a Wirikuta, en el desierto de San Luis Potosí, en busca del jikuri (peyote), y se capta la realización de diversos rituales de sanación para pedir el bien común. Wirikuta, dice el realizador, “es el templo, la meca, la basílica, el centro donde se creó el Universo. Es un espacio fundamental, el lugar donde encuentran la sagrada medicina, el jíkuri. La peregrinación más importante del año es ahí, donde habitan sus dioses, donde realizan sus oraciones más profundas para pedir salud, fertilidad, sabiduría, etcétera”.

Cada año, desde tiempos inmemoriales, los wirrárika acuden en peregrinación a Wirikuta, recreando la larga ruta que recorrieron sus antepasados durante la formación del mundo hasta el lugar donde nació el Sol. Este sitio, rico también en flora, fauna y minerales, está en peligro. El Estado mexicano otorgó 22 concesiones mineras a la empresa canadiense First Majestic Silver, para la explotación de plata.

Wirikuta, advierte el director del documental, es el gran santuario, destruirlo sería “como si mañana les dijeran a los fieles católicos que les quitarán a la Virgen”. Si avanza el proyecto de las minas, sentencia, “muchos grupos indígenas y no indígenas se quedarán sin su basílica” y será un daño importante a la humanidad”.

En Flores en el Desierto, los wirrárikas revelan parte de sus secretos: la caza de venado, su purificación en la mar o la peregrinación en busca del dios peyote.

El peligro de las empresas mineras, insiste Álvarez, es que además de la grave contaminación y destrucción del territorio, explotan a los grupos originarios: “Además de saquear, les ofrecen salarios mínimos, y pagan una cuota bajísima al Estado por explotar los recursos”.

Flores en el Desierto, permitió al documentalista no sólo acercarse a las formas, costumbres, cosmovisión y tradiciones de los wirrárikas, sino también vivir en carne propia el permanente acoso y abuso de las autoridades, el ejército y la policía. “Durante la filmación me tocó vivir como los acosaban durante la cacería del venado. Incluso nos siguieron unos judiciales. Sabemos que los policías y el ejército los encierran, les quitan dinero y sus armas. Es una constante y lo viven a diario”.

Flores en el Desierto “ha competido en festivales muy importantes. Y ha sido rechazada en otros”. La aceptación y exposición en estas muestras “depende del tema, y el tema étnico tiene un cierto atractivo sólo para ciertos festivales”.

Un logro importante, según el director, fue la participación en el Hot Docs Festival, en Toronto, donde compitieron cerca de 7 mil documentales, y sólo escogieron a 14, entre los cuales estuvo su trabajo. El Festival de Cine Latinoamericano de Toulouse es otro esapcio en el que fue reconocida la película y elegida entre las mejores cuatro. “Necesitas estos reconocimientos en el cine independiente para seguir trabajando y conseguir apoyo”. En Documenta Madrid, sin embargo, no fue aceptada para participar. Otra suerte corrió en el Festival Cinema Planeta, donde recientemente ganó el premio al mejor documental latinoamericano

En Wirikuta, el territorio por el que se desplazan las cámaras de José Álvarez, se encuentran los manantiales sagrados “donde se recolectan las aguas benditas”. Y muy cerca de ahí están las cuencas de las venas de plata que pretenden explotarse “corriendo un inminente riesgo de contaminación por cianuro y desecamiento por las grandes cantidades de agua que usaría la industria minera, pues el acuífero, de acuerdo a la Comisión Nacional del Agua, se encuentra de por sí en un grado de sobreexplotación y la capacidad de recuperarse es muy baja”, explican por su parte las comunidades que se mantienen en defensa del territorio.

Flores en el desierto, fue producida por Mantarraya Films (Jaime Romandia), Hugh Fitzsimons y Foprocine (fondo del Instituto Mexicano de Cinematografía).

Publicado el 01 de mayo de 2011

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4 Respuestas a “Flores en el desierto, en defensa de Wirikuta”

  1. Yunuen maya

    Claro que estan cerca, siempre presentes DEFENDAMOS NUESTRAS TIERRAS A COMO DE LUGAR!!!
    creo q no es nada justo que al nacer no tengamos un lugar en el mundo y tengamos q comprarlo,es triste…
    QUE HAYA MAS FLORES EN EL DESIETO!!!.

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