Cine para ver

Alberto Cortés

Festival de cine necesario

Dicen que en México existen algo así como 170 festivales de cine, uno cada dos o tres días, pero no es usual que un festival de cine se organice desde una organización indígena, campesina, de izquierda, autónoma y en resistencia. De pronto, para sorpresa de muchos aparece una convocatoria e invitación para el Festival de Cine Caracol de nuestra vida.

Desde las montañas del sureste mexicano, la primera invitación viene acompañada de una pregunta que formuló una niña zapatista: las películas que nadie ve, ¿lloran?

Acá, en el Caracol de Oventik, este festival es único en muchos sentidos, todo está en función de los espectadores, de la mirada de miles de espectadores, las salas son para dos o tres mil miradas, de diez a diez hay función, se puede decir que hay cine durante todo el día para miles de miradas bajo el imprescindible pasamontañas. Los cineastas invitados no presentan sus películas, tampoco hay sesiones de preguntas y respuestas, mucho menos periodistas que los entrevisten. Los cineastas están invitados para mirar las miradas, parece que los zapatistas nos están diciendo que público hay, ese punto de quiebre del cine nacional, de que no tenemos público, aquí se rompe.

Público hay, lo que no existe es acceso a las salas de cine, la gente de bajos recursos está excluida en ese tipo de exhibición ya sea por el alto costo de la entrada, porque ya no hay cines de pueblo, también resulta que las Casas de Cultura que se ocupaban de este tema ya no lo hacen. Las salas de Cinepolis/Cinemex son para un 30% de la población que sí va al cine con frecuencia y que significan el cuarto mercado mundial, solo por debajo de Estados Unidos, China e India, sobra decir que no entra el cine mexicano en ese mercado. En el negocio actual de exhibición, lo mejor de nuestro cine estorba.

Este excepcional festival nos recuerda que la mirada atenta de otros públicos existe, que fuimos invitados a ver y tomar conciencia que este otro cine es posible. La calidad de las funciones es excelente, pantalla, imagen, sonido no dejan nada que desear. Salas llenas con miles de miradas que hacen que nuestro cine exista ya que una película únicamente se convierte en cine ante la mirada de los espectadores, es por eso que las películas lloran ante la escasa o nula atención del respetable público.

En este festival no hay competencia, aquí todos ganamos, las películas ganaron muchos nuevos espectadores, todos los cineastas invitados recibieron un reconocimiento, los compas zapatistas pudieron ver numerosas películas de estreno, otras muchas recientes entre documentales y ficción adquirieron una segunda vuelta y los clásicos se consolidaron como tales. También se exhibieron algunos de los documentales de los propios compas.

Un festival de cine necesario que se replicará en cada uno de los Caracoles, así que el número de espectadores se multiplicará considerablemente. Le damos la bienvenida a esta primera edición.

Alberto Cortés

Director de cine ganador en tres ocasiones del premio Ariel. Egresado del Centro Universitario de Estudios Cinemátográficos, entre sus películas y documentales se encuentran Amor a la vuelta de la esquina, Ciudad de Ciegos, Corazón del Tiempo, La tierra de los Tepehuas, Resistencia…somos gente del maíz, entre otros.

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