Foto: Cortesía para la IBERO Javier García de Periodistas de a Pie
Desde su ingreso a México, la Caravana Migrante no sólo se ha enfrentado a riesgos por la inseguridad, sino también a actitudes xenófobas y racistas, así como a un “gobierno ausente”, consideró la maestra Mariana Zaragoza, coordinadora del Programa de Asuntos Migratorios (PRAMI) de la Universidad Iberoamericana Ciudad de México.
“Hay una ausencia del gobierno… y los gobiernos estatales por donde ha pasado la Caravana dejan mucho que desear”, refirió.
De acuerdo con Zaragoza, ha sido la sociedad civil organizada la que ha dado una mejor respuesta a la situación; ha proporcionado alimentos, cobijas, medicinas, ropa, entre otros artículos, a los ciudadanos de Honduras, El Salvador y Guatemala. Sin embargo, enfatizó, no «pueden cargar con tanto».
“Hay que generar presión al gobierno para que promueva los derechos humanos y se respete la dignidad y la vida de las personas”.
Ante esta situación, el PRAMI, como parte de la Red Jesuita con Migrantes, lanzó una campaña financiera para brindar todo el apoyo posible.
“Decidimos hacer una campaña financiera y no de acopio porque la Caravana Migrante se ha ido moviendo cada día, y las parroquias y albergues han tenido que asumir la alimentación de todas estas personas”, expuso.
A la fecha, el programa de incidencia de la IBERO sigue recibiendo y enviando dinero a las iglesias y albergues porque quedan otros tres grupos de migrantes recorriendo el sur y “ya no hay comida, las comunidades y la sociedad civil están muy cansadas; el apoyo se va acabando y lo que hacemos es monitorear a los templos junto con el Servicio Jesuita para ver qué necesidades hay y poderlas reforzar”.
Adicionalmente, dijo la académica, se han gestionado otros apoyos a través de fundaciones, por ejemplo, “unas monjitas enviaron 15 toneladas de cobijas, zapatos y ropa, por lo que el programa las distribuyó en el Deportivo Magdalena Mixhuca, que es a donde llegó el primer grupo de migrantes”.
Mariana Zaragoza comentó que todas las actividades se han realizado en conjunto con la sociedad civil, pues “esto ha sobrepasado al gobierno, no ha respondido de la mejor manera ante la crisis y quienes han asumido el trabajo es la sociedad civil, principalmente las iglesias”.
Añadió que el PRAMI se ha encargado de monitorear a las personas en tránsito por nuestro país para saber qué se está haciendo bien o mal en cuestiones de los derechos humanos.
Por su parte, el Departamento de Psicología de la IBERO se unió a una comisión de acompañamiento psicosocial, para brindar algún tipo de terapia.
Mientras que la Maestría en Estudios sobre Migración ha apoyado con el monitoreo y la Clínica Jurídica ALAIDE FOPPA ha brindado asesoría para los refugiados.
La hospitalidad, responsabilidad de todos
Ante la situación que se vive en México, Zaragoza urgió a hablar de hospitalidad para las personas que se quedan en el país, pues aseguró que no es una responsabilidad dividida de gobiernos y estados, sino que también es una responsabilidad regional.
“Es urgente y pertinente empezar a hablar de hospitalidad e integración, pues hemos visto con el paso de las caravanas que así como hay respuestas sumamente solidarias, también hay respuestas sumamente preocupantes de xenofobia, racismo y comentarios como: ‘que se haga cargo su gobierno’, ‘por qué lo tenemos que hacer nosotros’”.
La coordinadora universitaria comentó hay más migrantes en camino, por lo que se trata de una crisis humanitaria que no tiene precedentes, “para mí este es un nuevo paradigma, es una nueva realidad”.
Reiteró que es importante no perder de vista que los centroamericanos siguen en la Ciudad de México y probablemente van a llegar más, “esto será ya una situación permanente”.
Al respecto, indicó que se tiene que ver qué pasará con el cambio de gobierno y la Caravana, “necesitamos saber la postura de Andrés Manuel López Obrador y de su gabinete”.
DATO:
La Red Jesuita con Migrantes ha emitido una serie de comunicados explicando la situación del éxodo migrante; en uno de ellos, señaló que el desplazamiento forzado de miles de personas en nuestro continente requiere acciones urgentes y duraderas. Las personas que huyen de la miseria y la violencia siguen siendo criminalizadas, agredidas o asesinadas en las rutas. Quienes han sobrevivido a abusos de toda índole, no pueden mantenerse abriendo trechos al margen del respeto a sus derechos humanos:
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