Foto: Gerardo Magallón
Diferentes autores y enfoques teóricos de las relaciones internacionales, que han abordado las normas de derechos humanos, han encontrado que su cumplimiento real es bastante limitado, es decir, “existe una clara brecha entre los derechos en teoría y los derechos en la práctica”, dijo el Dr. Alejandro Anaya Muñoz, Vicerrector Académico de la IBERO.
Así lo expresó en la mesa 1 de la Cátedra México e Italia, ‘Los Derechos Humanos en una Perspectiva Universitaria entre México e Italia’ (celebrada en la Universidad de Milán-Bicocca), donde habló del cumplimiento de las normas de los derechos humanos desde la óptica de las relaciones internacionales.
Mencionó que posterior a la adopción, en 1948, de la Declaración Universal de los Derechos Humanos, y particularmente después de mediados de la década de 1960, la comunidad internacional acogió una amplia y diversa gama de normas de derechos humanos. Sin embargo, “la mera existencia de una norma no implica que vaya a ser seguida por quienes tienen, en teoría, la obligación de seguirla”.
Ciertamente, los Estados han establecido un amplio conjunto de órganos internacionales para promover y supervisar la implementación de esas normas de derechos humanos; y se ha desarrollado un fuerte movimiento transnacional para que aquellos cumplan con las normas.
La literatura ha encontrado también, que la existencia de un marco normativo denso -mediado por los órganos internacionales, activistas y defensores- ha tenido como resultado niveles crecientes de compromiso con las normas de derechos humanos y su institucionalización a nivel nacional.
No obstante, sus niveles de cumplimiento no son los mismos en todas partes o en todo momento, o sea, varían en el tiempo y en el espacio. Entonces, la pregunta clave no es si los Estados cumplen o no con las normas de derechos humanos, sino bajo qué condiciones es más probable que las acaten.
En respuesta, el Vicerrector de la Universidad Iberoamericana Ciudad de México argumentó que su cumplimiento será mayor en contextos en los que una élite política dispuesta coincida con Estados fuertes y con instituciones internas robustas. “La voluntad y las capacidades (institucionales), de esta forma, son los elementos clave que explican los niveles de cumplimiento”, resaltó.
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