Este jueves 1 de junio, se cumple la fecha límite para que el Estado nacional firme el acuerdo alcanzado en febrero, junto a Parques Nacionales, el Ministerio de Justicia y Derechos Humanos, y la comunidad mapuche, respecto a la situación de las cuatro mujeres de Winkul Mapu que se encuentran presas en la ciudad de Bariloche. Organizaciones denuncian que se les niega su derecho ancestral al territorio.
El 4 de octubre de 2022, alrededor de las 7 de la mañana, el Estado desplegó un violento operativo de desalojo en la zona de Villa Mascardi, Río Negro. Dispararon contra las personas de la comunidad Lafken Winkul Mapu, invadieron el rewe (territorio espiritual y de sanación), arrojaron gases lacrimógenos, destruyeron casas y se llevaron detenidas a siete mujeres, niñes y bebés de pocos meses. Hoy, la machi Betiana Colhuan Nahuel, Romina Rosas, Luciana Jaramillo y Celeste Huenumil continúan presas junto a sus hijas e hijos, después de haber sido sometidas a todo tipo de violencias por parte del Estado.
El desalojo en Winkul Mapu no es la primera acción represiva contra el pueblo mapuche. De hecho, esa misma comunidad carga con el dolor del asesinato de Rafael Nahuel, cometido el 25 de noviembre de 2017 por la Prefectura Naval Argentina. Muchas otras situaciones se extienden a lo largo del territorio cada vez que las comunidades luchan por volver a sus espacios ancestrales, aquellos que habitaron antes de la existencia del Estado argentino. Cuando este derecho no es reconocido, se les acusa de “usurpar tierras”.
En diciembre del año pasado, se conformó una mesa de diálogo con la comunidad, el Estado, Parques Nacionales y el Ministerio de Justicia y Derechos Humanos para resolver el conflicto. En febrero, se consensuó un documento que establece la libertad de las presas, el retorno de la machi Betiana Colhuan al rewe, la construcción de tres rucas (casas) para el desarrollo de su rol y la entrega de un territorio al lado del lago Guillelmo, para el resto de la comunidad Winkul Mapu. Sin embargo, la firma del mismo se demoró y las mujeres siguen encerradas junto a las infancias, en condiciones que afectan su salud y sus vidas.
¿Por qué el Estado, habiendo alcanzado un acuerdo y teniendo la posibilidad de resolver una parte del conflicto, lo postergó hasta el mes de junio? ¿Por qué las personas continúan presas si no hay razones legales para ello y las causas por las que están procesadas son excarcelables?
“Cuatro meses para personas que están libres y siguen trabajando, siguen viviendo, no es mucho. Pero cuatro meses estando en la cárcel es un montón. Las lamien [hermanas] llevan ocho meses y su salud no es la misma que cuando recién las detuvieron”, dice Raintuy, de la comunidad Pillán Mahuiza, en diálogo con La tinta.
Muchas personas de diferentes lof viajaron a Winkul Mapu el día 20 de mayo, cuando la comunidad convocó a un trawn autónomo mapuche. Al día siguiente, se realizó un trawn (asamblea) abierto a otras identidades que quisieran solidarizarse con la causa. Allí, se hizo presente la Delegación Plurinacional de Feministas del Abya Yala.
Desde La tinta, conversamos con Belén Gariboldi, integrante de dicho espacio, quien comenta el trabajo que vienen realizando como delegación feminista. En el caso del golpe de Estado en Bolivia, conformaron un grupo que viajó a acuerpar a las hermanas de ese territorio que estaban sufriendo diferentes violencias. Más recientemente, en Perú, en otra situación con mucha represión, fueron a acompañar y realizar un relevamiento de lo que se estaba viviendo. “Y, en este caso, dado que la situación de las hermanas mapuche presas se hacía cada vez más complicada, se armó esta delegación feminista plurinacional para ir a acompañarlas, mostrar la solidaridad y también hacer un informe de las diferentes violencias que están sufriendo por parte del Estado”, detalla.
En el documento publicado la semana pasada, luego de la visita a Bariloche, declararon: “Como Delegación Plurinacional de Feministas del Abya Yala, expresamos la exigencia de que el 1 de junio no haya más dilaciones, se firme el acuerdo construido en el Diálogo entre el gobierno nacional y las autoridades de las comunidades. No hay más tiempo. El regreso de la machi al Rewe y la libertad de las presas es ahora”.
Presas por ser mapuche
“Imagínate parir y que te saquen tu territorio, desarmen tus casas, tener a tus hermanos en clandestinidad, desaparecidos, no saber en qué situación están, ¿qué seguridad una le puede dar a su cría en esas condiciones?”, expresa Raintuy sobre la situación de Romina Rosas. Ella estaba embarazada en el momento de la detención, su bebé nació en cautiverio y ninguna de las dos ha podido recuperarse completamente de ese proceso, a raíz del encierro: “Cualquier persona pare y comparte ese hecho con su familia, con sus seres queridos. Nosotres tenemos nuestras ceremonias, que implican un montón de cosas que -no es casual- se relacionan con el territorio. A todo eso, la lamien no lo pudo hacer. Esas son consecuencias que también genera la cárcel. No es solo no salir afuera, sino todas las consecuencias psicológicas y emocionales de cuerpos que están en puerperio”, explica Raintuy. En ese sentido, destaca que, por más que el conflicto se arregle, hay un impacto mucho mayor sobre esas vidas, que trasciende la vía diplomática.
“Lo único que sus madres están queriendo dar a esos niños es un territorio, es poder usar su vestimenta, hablar su idioma, hacer nuestras ceremonias, es tener la vida que une elige. Pero, con este Estado, eso tiene consecuencias políticas muy grandes, como la cárcel, como el asesinato, como le pasó a Rafael Nahuel y Elías Garay. Tiene muchas consecuencias elegir vivir la identidad mapuche”, expresa Rain.
La preocupación por la salud de las personas en prisión domiciliaria, sin justificación y lejos de su tierra, ha movilizado a numerosas organizaciones que expresaron su repudio a lo largo de estos meses. El comunicado del Trawn Autónomo Mapuche detalla: “Ellas están recluidas en un espacio insalubre, sin cloacas, con una calefacción insuficiente, sanitarios deficientes, instalación eléctrica riesgosa y un sostén alimentario dependiente de la solidaridad de la gente. El Estado no solo se ha desentendido de su responsabilidad, sino que las está dejando morir lentamente. Las mujeres, niños y niñas están afectadas severamente en su salud física, psicológica y espiritual”.
Lo que está en juego es una forma de vivir
El documento de las Feministas de Abya Yala recupera los casos de la Lof Inef Coronado, la Lof Quemquemtrew, la Lof Kurrache, la Lof Cayunao y Las Huaytekas. Se trata de comunidades mapuche que atraviesan actualmente diferentes formas de la violencia estatal.
Como explica Raintuy, en el caso puntual de Winkul Mapu, hay, además, una machi (autoridad ancestral) involucrada y, por eso, a la cuestión política se suma lo espiritual: “Es muy difícil sentarse con el Estado a plantear algo espiritual, porque claramente no hay un entendimiento y también es algo íntimo de nosotres”. En esta situación, la comunidad se vio obligada a exponer qué significa una machi para su cultura y qué valor e importancia le otorgan al rewe, un espacio ceremonial en el que participan comunidades de todas partes de la wallmapu. Así, lo que se encuentra en disputa es una forma de vida y de comprender y habitar el territorio. “No es un tema de toma de tierras, de ocupación de un espacio. Se trata de retomar una vida ancestral en todos los aspectos: cómo parimos, qué comemos, cómo son nuestras casas, todo. Y el Estado, claramente, se metió y tocó cada uno de esos temas: los partos, las infancias, las casas que desarmaron. Y lo más doloroso y fuerte fue el rewe”.
Ayer por la tarde, la Lof denunció, a través de un comunicado, que se realizaron pintadas y escritos en su rewe. Repudian estos hechos como nuevas formas de profanación, maltrato y provocación, destacando la voluntad de continuar defendiendo sus derechos y su espacio sagrado.
“Las formas de represión, las maniobras judiciales, el maltrato en todas las formas que vivieron, las condiciones de vida a las que están siendo sometidas y también el maltrato en relación a su territorio (…) todo eso está siendo la mecánica que se sostiene de parte del sistema judicial, de parte de las fuerzas represivas y de parte del gobierno mismo, porque no viene respetando la propia palabra en ese diálogo. Pero, bueno, queda esta expectativa de que el jueves se firme el acuerdo y que eso implique la caída de la causa por la que las hermanas están siendo presas y que también implique el regreso de la comunidad a su territorio”, afirma Belén.
La firma del acuerdo es un paso fundamental para que las lamien regresen a sus vidas, pero el conflicto no se termina ahí. “El Estado debería haber dialogado desde el minuto uno en que entraron al territorio, pero, en el proceso, mataron personas, reprimieron infancias, reprimieron mujeres. Eso también, a nosotres como mapuche, nos muestra las políticas racistas que se aplican”, resalta Rain. En un contexto donde figuras públicas y dirigentes políticos reivindican discursos de odio contra los pueblos originarios, es indispensable repasar la historia, conversar con quienes nos rodean, combatir la desinformación y reconocer las prácticas racistas como un paso para desarmarlas.
“La cotidianidad mapuche no es terrorista, no quiere devastar el mundo, solo quiere vivir de forma tranquila en territorios que estén vivos, sanos, limpios y eso implica sacarles un negocio. Porque vemos Bariloche y es un espacio de comercio para el Estado. O es Parques Nacionales o es espacio turístico, a cada pedacito quieren explotarlo con dinero. En cambio, nosotres ahí planteamos que cada espacio que habitamos va a ser un espacio cuidado y, por ende, no va a haber explotación turística ni de ningún tipo”, concluye Rain.
Las lamien se han sostenido gracias a la solidaridad de mucha gente que se acercó, se organizó y ejerció la presión necesaria para avanzar en el acuerdo. El próximo paso es seguir acompañando el proceso hasta que todas regresen a sus casas y extender el apañe a todas las comunidades que sufren la discriminación, violencias y persecuciones. Este jueves, se realizarán acciones y movilizaciones en diferentes lugares del mundo, para exigir la libertad de las mujeres mapuche, que vuelvan a su territorio y vivan plenamente su cultura.
Imagen de portada: Ana Medero y Ezequiel Luque
Publicado originalmente en La Tinta