Los menores detenidos desde 2012 intentado cruzar la frontera México-Estados Unidos sin la compañía de un adulto son 110 mil 331; y de esa cantidad el 42% fueron aprehendidos en lo que va de 2014.
Según la Agencia de Aduanas y Protección Fronteriza (CBP, por sus siglas en inglés) hasta mayo de este año detuvieron a 47 mil 017 menores, lo que ya supera el monto total de detenciones hechas en todos los sectores de la frontera durante el año pasado, que fue de 38 mil 833.
Tres de cada cuatro menores sin acompañante son originarios de Centroamérica, según un informe que el Centro de estudios Pew publicó el pasado 10 de junio con información de CBP de 2014.
La mayoría de los niños provienen de Honduras, pues hasta mayo se había detenido a 13 mil de esa nacionalidad contra los 968 aprehendidos hace cinco años en el mismo periodo.
Otro dato que destaca el Centro de estudios Pew es que las mayoría de las detenciones ocurren en el sector Río Grande, en Texas; en dónde se registra el 71% de los casos un aumento del 168% en comparación al año anterior.
En enero pasado, CBP informó que por primera vez desde 1998, Texas había superado a Arizona en el número anual de migrantes aprehendidos, lo que suponía un cambio en lo que por muchos años fue la ruta principal para ingresar a Estados Unidos sin documentos.
La cifra de menores detenidos que hasta ahora registra Arizona es de 6,254, según cifras de CBP.
La deportación
Si bien este es un fenómeno que crece desde 2012 cuando por primera vez se registró un aumento en el número de menores detenidos en más del 50%, el gobierno de Barack Obama admitió este mes que el incremento desmedido de este año se ha dado no sólo porque los niños y jóvenes huyen de sus países de la violencia, si no porque se ha esparcido un rumor de que cuando lleguen a la frontera sin sus padres o un tutor no serán deportados.
Los niños y jóvenes sí inician un proceso de deportación pero son dejados en custodia con algún familiar que viva en Estados Unidos mientras el caso se resuelve en una corte y cuando esto ocurre, son llevados de regreso a sus países.
Sí la familia no puede ser localizada, los menores son enviados al Departamento de Salud de Estados Unidos durante el tiempo que dura el proceso.
El American Immigration Council, una organización que impulsa una reforma efectiva en el tema migratorio, considera que 40% de los niños y jóvenes detenidos son elegibles para permanecer en Estados Unidos sí se considera la violencia de la que son víctimas en sus países de origen, la cuál puede ser desde una situación de pobreza extrema que impide que gocen plenamente de sus derechos humanos, hasta el abuso de sus padres o de bandas del crimen.
La organización aboga para que ningún niño enfrente el proceso de deportación sin representación legal adecuada que se encargue de estudiar sí es elegible a recibir refugio.
Los niños que corren el riesgo de emprender el viaje peligroso desde sus hogares en sus países de origen y hasta la frontera porque huyen de una situación de violencia e inseguridad tienen derecho a recibir un trato legal justo que implica una oportunidad de explicar por qué merecen permanecer en Estados Unidos.
Un estudio de diciembre de 2012 del área de refugio y migración de la Confederación de Obispos Católicos de Estados Unidos concluye que 85% de los niños y jóvenes que fueron detenidos en la frontera antes de ese año habían sido víctimas de alguna experiencia traumática como violación sexual, física y psicológica en sus comunidades de origen.
Ante esta situación, el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF) hizo un llamado el 10 de junio pasado para que los países de origen de estos menores proporcionen a la infancia de su nación oportunidades para tener una vida libre de violencia y carencias.
UNICEF hace un llamamiento a los gobiernos de los países de donde huyen estos niños México, El Salvador, Guatemala y Honduras, todos ellos signatarios de la Convención sobre los Derechos del Niño, para que hagan todo lo que esté a su alcance para proporcionar a los niños en sus propios países el apoyo, la atención, la protección, la educación y las oportunidades de preparación para la vida activa que necesitan con tanta urgencia, dijo Bernt Aasen, director regional de esa agencia de la ONU para América Latina y el Caribe.