Haití atraviesa una de las peores crisis de su historia reciente, caracterizada por la violencia de pandillas, disturbios civiles y el colapso de los servicios gubernamentales básicos. Esta agitación ha desplazado a cientos de miles de haitianos dentro de su propio país. ¿Cuál es el papel que ha jugado Estados Unidos, Canadá y Francia en consolidar este caos y cuál su interés?
En marzo de 2024 Ariel Henry renuncia a su cargo como primer ministro y se traslada a Puerto Rico bajo la protección del FBI, tras protestas masivas y amenazas de violencia, es un reflejo de la gravedad de la situación.
Ya para junio de 2024, en un nuevo esfuerzo por abordar la crisis, se ha establecido un nuevo gobierno de transición, en este caso es Garry Conille como primer ministro quien ha prometido, como los anteriores, restaurar la seguridad y fortalecer la policía. (El Universal Express, 2024)
Este gobierno de transición enfrenta numerosos desafíos, que incluyen pone cara a la ingobernabilidad e inestabilidad política, lo que dificulta la implementación de reformas a largo plazo. Las instituciones del Estado haitiano son débiles y corruptas, lo que dificulta la aplicación de la ley y el mantenimiento del orden público.
Algunas cifras para dar cuenta de la compleja situación:
Eje | Situación |
Asesinatos | la Oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos (ACNUDH) documentó 4.451 asesinatos en 2023 y 1.554 muertes hasta el 22 de marzo de este año. (ONU, 2024) |
En 2023 se registraron al menos 528 casos de linchamiento, y 59 en lo que va de 2024, la mayoría en Puerto Príncipe. Más de 1.880 hogares y negocios han sido saqueados o destruidos desde enero de 2023. (ONU, 2024) | |
Desplazamiento | La violencia ha causado el desplazamiento interno de aproximadamente 313.900 personas hasta diciembre de 2023. (ONU, 2024) |
Seguridad Alimentaria | Más del 40 % de la población de Haití experimentó inseguridad alimentaria aguda. (Human Rigths Watch, 2024) |
Repatriaciones | A pesar de las terribles condiciones del país, gobiernos extranjeros repatriaron a Haití a más de 100.000 personas entre enero y agosto; República Dominicana fue responsable del 94 % de las repatriaciones. (Human Rigths Watch, 2024) |
Cárceles y sistema de justicia | En septiembre, las cárceles de Haití albergaban a más del triple de personas que su capacidad máxima. La mayoría de los 11.784 detenidos—el 84 % de los cuales estaban a la espera de juicio—vivían en condiciones inhumanas, sin acceso adecuado a alimentos, agua o atención sanitaria. Entre enero y septiembre murieron 128 detenidos, la mayoría por enfermedades relacionadas con la desnutrición. El sistema judicial de Haití sufre de inseguridad, corrupción, huelgas e interferencias políticas. (Human Rigths Watch, 2024) |
Pobreza | Cerca del 59 % de los 11,5 millones de habitantes de Haití vivían con menos de 3,65 dólares estadounidenses. (Human Rigths Watch, 2024) |
Servicios Básicos | A principios de 2023, sólo un tercio de los haitianos tenía acceso a electricidad, y aun así de forma intermitente y a precios elevados. Sólo el 55 % de los hogares haitianos tenía acceso a agua potable y dos tercios de la población tenía poco o ningún acceso a servicios de saneamiento, lo que agravó la propagación del cólera. el 75 % de las instalaciones sanitarias del país carecen de suministros médicos adecuados y de suficiente personal formado. (Human Rigths Watch, 2024) |
Analfabetismo | Casi la mitad de los haitianos mayores de 15 años son analfabetos; en 2020, sólo el 46 % de niños y niñas completaron la escuela primaria. El 85 % de las escuelas primarias y aún más de las secundarias eran privadas en 2020. (Human Rigths Watch, 2024) |
Tabla: Elaboración propia tomando datos de los informes debidamente relacionados.
Vale anotar que según datos del Banco Mundial la población total de Haití es de 11.584.996 de personas. (Banco Mundial, 2022)
Raíces Históricas de un caos prefabricado.
Si bien la crisis actual es alarmante, es crucial reconocer que no es nueva, es el resultado de más de dos siglos de interferencia externa, principalmente de potencias occidentales como Estados Unidos y Francia.
En 1804, Haití logró una hazaña monumental al derrocar a sus colonizadores franceses y emerger como la primera república negra del mundo. Sin embargo, este acto de liberación tuvo un alto precio: Francia, con el apoyo de otras naciones occidentales, exigió reparaciones financieras masivas por la pérdida de “sus esclavos” y tierras. Esta «deuda de independencia» paralizó a Haití durante más de un siglo, impidiéndole invertir en su propio desarrollo y haciéndolo vulnerable a la coerción económica y política extranjera. (Progressive International, 2024B)
A lo largo del siglo XX, Estados Unidos intervino repetidamente en Haití, ocupando militarmente el país. En 1915, Estados Unidos invadió Haití y lo ocupó durante 19 años, lo que representó la ocupación más larga en la historia de Estados Unidos hasta Afganistán, además, ha intervenido repetidamente en Haití durante más de dos siglos, con el objetivo de socavar su soberanía. Estas intervenciones han incluido sanciones, invasiones, ocupaciones y cambios de régimen apoyando a dictadores brutales y manipulando las elecciones para instalar líderes favorables a sus intereses comerciales y geopolíticos en tanto es una zona estratégica entre otras, para el control del mar en la región.
Estas intervenciones han tenido consecuencias devastadoras a largo plazo para la sociedad y la política haitianas, devastando la cultura, la sociedad, la democracia, en tanto instalaron la corrupción y alimentaron la inestabilidad. (Progressive International, 2024)
En 2004 Estados Unidos, Canadá y Francia respaldaron un golpe de Estado contra el presidente democráticamente electo Jean-Bertrand Aristide un acontecimiento que marcó un punto de inflexión en la historia reciente de Haití. Aristide, un exsacerdote que abogaba por políticas de mayor inversión social había enojado a la élite haitiana y a la administración estadounidense al exigir reparaciones de Francia por su pasado colonial y al intentar políticas sociales como el querer aumentar el salario mínimo, lo que iba en contra de los intereses de las empresas extranjeras.
Tras el golpe, Aristide fue secuestrado por las fuerzas estadounidenses y exiliado a África, mientras que un gobierno “de bolsillo” respaldado por EEUU tomó el poder, se generó un caos profundo, la mejor excusa para que se diera la ocupación militar del país por parte de “La Misión de Estabilización de las Naciones Unidas en Haití (MINUSTAH)” establecida por el Consejo de Seguridad de la ONU bajo el Capítulo VII, – esto a pesar de que el golpe original era abiertamente ilegal -. Así mismo, se estableció el llamado Grupo Central, un grupo no electo de funcionarios occidentales, incluyendo a Brasil, que controlaba las acciones en Haití. Este grupo llegó a tener el poder de nombrar al primer ministro, como lo hizo con Ariel Henry después del asesinato de Jovenel Moïse. (Dilawar, 2021) Este cambio de régimen desestabilizó aún más a Haití, allanando el camino para lo que hoy acontece.
Sin duda alguna Estados Unidos, Francia y Canadá han influido en los procesos electorales haitianos para favorecer a líderes que apoyan sus intereses, como en el caso de Michel Martelly en 2011. A la par, han impedido reformas sociales necesarias para favorecer los intereses de sus empresas e intereses geopolíticos.
Perpetuando la crisis, acentuando el caos.
La profesora Jemima Pierre, en una entrevista transcrita en Democracy Now (2024) afirma que las personas que financian los grupos armados en Haití son parte de la oligarquía, y que la mayoría de las armas y municiones provienen de Estados Unidos. Pierre argumenta que las élites haitianas están detrás de la violencia en Haití, y que trabajan en conjunto con Estados Unidos para mantener la inestabilidad en el país. También menciona que las élites haitianas se benefician de la situación en Haití.
También recuerda que, el expresidente Michel Martelly y su primer ministro, Laurent Lamothe, fueron sancionados por el gobierno canadiense por tráfico de drogas y por financiar a grupos armados. (Democracy Now, 2024) Un modus operandi propio de los Estados Unidos en América Latina ampliamente documentado, jugar con los “pecados de las élites” para sacar el mejor provecho partiendo de la implícita promesa de impunidad y salvaguarda de intereses privados.
Se ha denunciado reiteradamente, que la afluencia de armas a Haití, provienen principalmente del país del norte, es este un factor importante que contribuye a la violencia de las pandillas. A pesar de las peticiones de un embargo de armas, EEUU se ha negado a detener el flujo de armas a Haití, priorizando los intereses de sus fabricantes de armas sobre la seguridad del pueblo haitiano.
Estados Unidos ha apoyado constantemente a líderes no electos en Haití, incluido el primer ministro Ariel Henry quien fue instalado por el «Grupo Central», un organismo internacional dominado por Estados Unidos que ejerce un control significativo sobre la política haitiana.
Se suma a esta lista de hechos, la proliferación de organizaciones no gubernamentales (ONG) en Haití, muchas de las cuales están financiadas y controladas por donantes extranjeros y que ha sido criticada por debilitar al estado haitiano. (Radio del Sur, 2024)
Si bien las ONG pueden desempeñar un papel positivo en la prestación de ayuda y servicios, su presencia a menudo socava a las instituciones locales y perpetúa la dependencia de la ayuda extranjera evitando tratar los problemas de fondo. (Radio del Sur, 2013)
Narcotráfico y paramilitarismo como formas de dominación.
La inestabilidad política y social generada por la intervención estadounidense en Haití ha creado un entorno propicio para la corrupción y la violencia, lo que a su vez se traduce en la mejor justificación para nuevas intervenciones, un verdadero circulo vicioso.
En la actualidad (2024), Estados Unidos busca construir un liderazgo local en Haití que dé la bienvenida a una intervención extranjera. Para ello, ha impulsado la creación de una fuerza de intervención liderada por Kenia, sin embargo, esta iniciativa se ha enfrentado a una fuerte oposición tanto en Kenia como en Haití.
El narcotráfico suma como herramienta de desestabilización. Usar el narcotráfico con fines geopolíticos no es nuevo para Estados Unidos, ya cuenta con una importante historia en este aspecto en tanto ha utilizado el narcotráfico como herramienta de desestabilización en otros países de América Latina.
Recordar nada más el sonado caso Irán-Contras (1985-1987) en donde quedó en evidencia una intrincada y clandestina operación de la administración Reagan, donde la venta de armas a Irán y el financiamiento de los Contras nicaragüenses a través de actividades ilegales, incluido el narcotráfico, evidenciaron los complejos y oscuros mecanismos de la política exterior estadounidense durante la Guerra Fría, métodos y mecanismos que perduran hasta hoy. El periodista Gary Webb, en una serie de artículos titulada «Dark Alliance» publicada en 1996, afirmó que existía una conexión directa entre los Contras, el tráfico de cocaína y la epidemia de crack en los barrios urbanos de Estados Unidos. La CIA reconoció que, ciertos individuos y elementos de los Contras estuvieron involucrados en el tráfico de drogas y que la CIA no siempre actuó para detener estas actividades. (Webb, 1996)
Ni qué decir del paramilitarismo como ejercicio ampliamente utilizado en el mundo y claro en América Latina como forma de desestabilización de gobiernos no afines a sus intereses (EEUU), una eficiente forma de dominación como bien va quedando claro gracias a los constantes archivos de seguridad liberados y expuestos en el portal National Security Archive.
Las clases dominantes locales en América Latina y el Caribe han desempeñado un papel fundamental en la paramilitarización de la vida y el tejido social en la región. Según Rivara, L (2024) las clases dominantes han utilizado estrategias paramilitares para mantener su férreo dominio en sociedades neoliberalizadas, cada vez más desiguales, polarizadas y violentas. La disponibilidad de jóvenes convertidos en soldados, a los que se les ha negado la posibilidad de estudiar, trabajar y sostener a sus familias, ha sido aprovechada por estas clases para sus propios intereses.
La evolución del paramilitarismo en la región ha sido notable, extendiéndose desde países como Colombia, México, El Salvador y Nicaragua hasta lugares como Haití, Venezuela, Jamaica y Brasil.
Anteriormente, el paramilitarismo estaba vinculado principalmente a conflictos armados internos y carteles de narcotráfico, pero ahora se ha expandido a través de la estrategia de las clases dominantes locales y el ejercicio de dominación hegemónica de Norteamérica. La presencia de mercenarios y exmarines norteamericanos en Haití desde al menos 2019, junto con la infiltración de armas provenientes de Estados Unidos, ha contribuido significativamente a esta evolución. (Rivara, 2021)
Rivara destaca, por ejemplo, que ninguna organización criminal local tendría la capacidad operativa ni financiera para armarse como lo ha hecho la banda del G9 en Haití sin el apoyo de la oligarquía, la burguesía importadora, la policía local y, subordinando a todos los demás actores nacionales, los Estados Unidos. Esta relación se manifiesta en la estrategia de generar consensos sociales a través del terror armado y el reparto de recursos en los territorios, aprovechando el vacío dejado por la cesión de territorios enteros por parte de un Estado en el que se ha prefabricado caos a la medida.
La relación entre el crimen políticamente organizado, las bandas armadas y el imperialismo norteamericano en la geopolítica de la región es compleja, pero debe ser estudiada como un fenómeno en constante evolución, adaptación y exportación en un contexto geopolítico de grandes cambios y giro hacia un orden multipolar. (Insuasty Rodríguez, 2024)
Impacto en la Política Haitiana
La constante en la búsqueda de las razones de fondo de este prefabricado caos es el apoyo a la inestabilidad, ingobernabilidad y el apoyo a la corrupción.
Las principales críticas a la intervención extranjera en Haití se centran en su papel en la desestabilización del país, el apoyo a líderes corruptos y la perpetuación de un ciclo de violencia y pobreza. Estados Unidos, en particular, ha sido acusado de intervenir repetidamente en Haití, tanto militar como políticamente, para promover sus propios intereses a expensas de la estabilidad y el bienestar del pueblo haitiano. (Dilawar, 2021)
La intervención estadounidense ha impactado profundamente la política haitiana, particularmente a través del apoyo a figuras políticas específicas y la imposición de políticas económicas.
Un ejemplo de esto es la imposición de Michel Martelly como presidente en 2011 por parte de la entonces secretaria de Estado Hillary Clinton. Este apoyo continuó con el sucesor de Martelly, Jovenel Moïse, quien también fue elegido con el apoyo de Estados Unidos.
Estados Unidos ha presionado a Haití para que implemente políticas económicas que beneficien a las empresas estadounidenses, incluso si estas políticas perjudican a los trabajadores haitianos. Un ejemplo de esto es el bloqueo de un aumento del salario mínimo en 2009, bloqueo impulsado por Estados Unidos para proteger los intereses de empresas textiles como Fruit of the Loom, Hanes y Levi’s. (Dilawar, 2021)
Esta serie de acciones e injerencia en Haití han contribuido a la inestabilidad política y social, exacerbando la pobreza, la corrupción y la violencia. Esto ha creado un entorno propicio para la proliferación de grupos armados y el aumento de la inseguridad. Han, además, obstaculizado el desarrollo de soluciones políticas locales y sostenibles en Haití, ignorando propuestas de diálogo y cambio provenientes de actores haitianos, como los Acuerdos de Montana o la propuesta «Sali Piblik» del partido Fanmi Lavalas.
Vale recordar que Fanmi Lavalas es un partido socialdemócrata en Haití fundado por Jean-Bertrand Aristide, que ha estado en conflicto con la élite nacional y los militares extranjeros durante más de 35 años; a principios de 2021 Fanmi Lavalas propuso «Sali Piblik», que significa «Necesitamos empezar de nuevo y cambiar el sistema». (Proggresive International, 2024)
Las intervenciones extranjeras, a menudo justificadas con motivos humanitarios, han sido asumidas como una violación a la soberanía de Haití y una forma de neocolonialismo. (Dilawar, 2021)
Las ONG financiadas con dineros de esos países se han convertido en una «maldición» para el pueblo haitiano al perpetuar la pobreza en lugar de resolverla afirma Roraima G (2013). A pesar de la presencia de miles de ONG en Haití, el país sigue siendo uno de los más pobres del mundo. Se argumenta que, si las ONG realmente cumplieran su labor, Haití ya estaría reconstruido. Existe la percepción de que las ONG se benefician de la miseria que deberían combatir. (Radio del Sur, 2013)
Se percibe que las ONG a menudo responden a los intereses de los países donantes en lugar de a las necesidades del pueblo haitiano.
Petrocaribe
El programa Petrocaribe fue un programa creado por Venezuela para proporcionar petróleo subsidiado a los países del Caribe y América Latina. El programa fue diseñado para apoyar el desarrollo regional. En Haití, el 94% de los proyectos especiales del gobierno estaban siendo financiados por Petrocaribe. Sin embargo, en lugar de ser utilizado para proyectos especiales del gobierno como clínicas, hospitales, escuelas y carreteras, los fondos fueron robados o malgastados. La indignación del pueblo por la corrupción y malversación de los fondos de Petrocaribe ha alimentado las protestas. Es así como en 2018 tras el fin del programa Petrocaribe de Venezuela las protestas se intensificaron. (Dilawar, 2021)
El gobierno de Martelly (impuesto por EEUU) malversó aproximadamente 1700 millones de dólares del fondo Petrocaribe, en lugar de financiar clínicas, hospitales, escuelas y carreteras, como se pretendía. El dinero se desvió a proyectos falsos y programas de distribución de alimentos y construcción de viviendas inexistentes. (Dilawar, 2021)
La desaparición de los fondos de Petrocaribe dejó al gobierno de Moïse (impuesto por EEUU) sin recursos para cumplir sus promesas de desarrollo, lo que aumentó la ira popular. La corrupción relacionada con Petrocaribe es un factor crucial que explica la persistencia de las protestas y la agitación social en Haití. (Progressive International, 2024B)
El pueblo haitiano también había exigido la renuncia de Jovenel Moïse, a quien consideraban un gobernante ilegítimo que además extendió sin más, debía terminar el 7 de febrero de 2021 pero continuó en él. También exigían elecciones libres y justas para restaurar la democracia en Haití. Estas demandas reflejan un deseo profundo y legítimo de los haitianos de tomar el control de su propio destino, lejos de la influencia y la intervención extranjera. (DW, 2019)
Es importante recordar que Haití también recibió 13 mil millones de dólares en fondos de reconstrucción después del terremoto de 2010. Sin embargo, la percepción generalizada de corrupción en el manejo de estos fondos, junto con el impacto directo de la desaparición del dinero de Petrocaribe, contribuyó significativamente a la crisis actual en Haití.
Jovenel Moïse fue asesinado en julio de 2021 por mercenarios-exmilitares de EEUU pero en su mayoría colombianos, contratados y financiados por la empresa privada CTU Security, registrada formalmente como Unidad Contra el Terrorismo Federal Academy LLC, incorporada en Florida en 2019, una empresa dirigida por el venezolano Antonio Enmanuel Intriago Valera según el Miami Herald, se trata de una empresa que maneja una red de gran influencia política de derecha en Estados Unidos, Venezuela, Colombia. (El Espectador, 2021)
Vale resaltar que los exmilitares contratados recibieron su formación militar base, bajo los acuerdos firmados por Colombia con EEUU el llamado Plan Colombia (EEUU). A su retiro, fueron contratados por una empresa norteamericana de seguridad. Las Investigaciones aún siguen sin esclarecer las razones y modos reales de proceder así como los implicados de fondo en este magnicidio que involucra a empresarios y políticos de varios países. (Vallejo Duque & Insuasty Rodríguez, 2021)
Tras el asesinato de Moise, Ariel Henry fue nombrado primer ministro, en marzo de 2024 dimite y sale del país tras fuertes protestas, luego de ello es nombrado en junio de 2024 Garry Conille, todos nombrados por designio de los Estados Unidos.
Desde el asesinato de Moïse, no se han celebrado elecciones en Haití y se sigue incentivando el intervencionismo extranjero y la profundización del caos, generando mayor sufrimiento a la población.
Hacia Soluciones Lideradas por Haití: Un Camino hacia la Democracia y la Justicia Social
La crisis actual en Haití pone de manifiesto la necesidad urgente de soluciones lideradas por los propios haitianos que promuevan la democracia, la justicia social y la autodeterminación.
Las principales demandas del pueblo haitiano son claras: el fin de la corrupción, el fin de la represión y la instauración de una verdadera democracia. Desde la llegada del partido de Michel Martelly al poder en 2011, los haitianos han protestado contra la corrupción y la represión.
La intervención extranjera, especialmente de Estados Unidos, ha sido un obstáculo significativo para la democracia en Haití.
Haiti lamentablemente es hoy un laboratorio donde se prefabrica caos como una estrategia perversa de destrucción para la dominación para la satisfacción de intereses corporativos, negocios tanto legales como ilegales e intereses geopolíticos.
La corrupción, la inestabilidad, en flujo de armas, drogas, nuevas formas de paramilitarismo, así como obstaculizar la soberanía, las reformas sociales y la autodeterminación, son las estrategias necesarias para mantener un caos favorable al interés de Estados Unidos, élites locales regionales y países como Francia y Canadá.
En lugar de promover la democracia y el desarrollo, la intervención extranjera en este sentido ha servido principalmente para proteger los intereses de las potencias extranjeras a expensas del pueblo haitiano así mismo se ha transformado en un laboratorio de caos propicio para la dominación a beneficio de corporaciones y países extranjeros.
Para construir un futuro verdaderamente democrático y justo, es esencial que Haití desarrolle soluciones lideradas por los propios haitianos, que respeten su soberanía y promuevan la autodeterminación. Solo así se podrán romper los ciclos de dependencia, violencia y pobreza que han plagado al país durante tanto tiempo.
El modelo de gestión de caos en Haití se ha refinado al punto que se ha ido extendiendo hacia Ecuador, Perú, el objetivo reposicionar militar y políticamente a Estados Unidos, sobre la premisa de la doctrina Monroe que considera a América Latina como su patio trasero, esto ante la emergencia de un orden multipolar que les está debilitando su presencia abusiva en África, Asia, y como lo ha expresado Laura Richardson General del Comando Sur, al afirmar que, conservar el control en América Latina y el Caribe es un asunto de seguridad nacional, para ello es indispensable detener el avance de China y Rusia, y para este fin, es necesario hacer “lo que sea necesario”. (Richardson, 2023)
Referencias bibliográficas
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Dilawar, A. (10 de marzo de 2021). Las protestas en Haití son un repudio al autoritarismo y a la intervención estadounidense, Entrevista a Kim Ives. Obtenido de Jacobin: https://jacobinlat.com/2021/03/11/las-protestas-en-haiti-son-un-repudio-al-autoritarismo-y-a-la-intervencion-estadounidense/
DW. (5 de octubre de 2019). Haití: protestas continúan para exigir la renuncia de Moise. Obtenido de DW: https://www.dw.com/es/manifestantes-haitianos-se-mantienen-en-las-calles-para-exigir-la-renuncia-del-presidente/a-50707617
El Espectador. (12 de julio de 2021). Magnicidio en Haití: La empresa en Miami que contrató a mercenarios colombianos. Obtenido de El Espectador: https://www.elespectador.com/mundo/magnicidio-en-haiti-la-empresa-en-miami-que-contrato-a-mercenarios-colombianos/#google_vignette
El Uniersal Express. (14 de junio de 2024). Instalación del nuevo gobierno de Haití: Garry Conille llama a la unidad, promete reformas y seguridad. Obtenido de El Uniersal Express: https://eluniversalexpress.com/web/instalacion-del-nuevo-gobierno-de-haiti-garry-conille-llama-a-la-unidad-promete-reformas-y-seguridad/
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Pagina 12. (20 de marzo de 2024). Haiti:: La cronología de la crisis desde julio 2021. Obtenido de Página 12: https://www.other-news.info/noticias/haiti-la-cronologia-de-la-crisis-desde-julio-de-2021-2/
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Radio del Sur. (10 de noviembre de 2013). ¿Por qué las ONG’s son la maldición de Haití? Entrevista a Roraima Gutierrez. Obtenido de Kavilando: https://kavilando.org/index.php/2013-10-13-19-52-10/territorio/4983-por-que-las-ong-s-son-la-maldicion-de-haiti
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Webb, G. (18 de agosto de 1996). Dark Alliance: The Story Behind the Crack Explosion. Obtenido de San Jose Mercury News. : https://www.youtube.com/watch?v=BwtPmkShQrg
*Docente investigador Universitario. Integrante de la Red Interuniversitaria por la Paz REDIPAZ.