Foto: Miembros de los sindicatos de actores y guionistas protestan frente a un cartel de la película ‘Barbie’ (ALLISON DINNER – EFE)
La semana pasada, actrices y actores de Estados Unidos se plegaron a la huelga de guionistas y es la primera vez que van juntos a huelga en seis décadas. El discurso combativo de La Niñera se hizo viral en las redes sociales, pero, ¿qué está pasando en Estados Unidos con la industria del entretenimiento?
El 2 de mayo pasado, se inició una huelga por parte del sindicato de guionistas de Hollywood, conocido como Wristers Guild of America West, el cual representa a más de 11.000 escritores y guionistas de películas, radio, televisión y servicios de streaming. La protesta busca mejoras salariales y laborales después de fracasar las negociaciones con las principales plataformas como Netflix, Amazon, Apple, Disney, Warner Bros Discovery, NBC Universal, Paramount Plus y Sony, que están unidas bajo la Alianza de Productores de Cine y Televisión (AMPTP).
Esta huelga es histórica, es la primera de este tipo en la era del streaming. Aún no se sabe cuánto tiempo durará la protesta, pero todo apunta a que las producciones de las plataformas también se suspenderán y se retrasarán por un período indefinido. Por ahora, la huelga no sólo continúa y se profundiza. Se espera que más personas de la industria se sumen. En los últimos días, se hizo viral el discurso de la actual presidenta del Sindicato de Actores de Estados Unidos, Fran Drescher, más conocida en el mundo por su serie The Nanny (La Niñera), que anunció que las actrices y actores se plegarán a la medida de fuerza. Preocupados por los bajos salarios y por el creciente uso de la inteligencia artificial en la industria.
Se trata del primer paro de los actores de cine y televisión desde 1980, y la primera vez que dos grandes sindicatos de Hollywood se encuentran en huelga a la vez. Esto había sucedido en 1960, cuando Ronald Reagan, luego gobernador de California y posteriormente presidente de los Estados Unidos, era presidente del gremio de actores. Drescher fue clara al asegurar que: “Los empleadores hacen de Wall Street y la codicia su prioridad, y se olvidan de los contribuyentes esenciales que hacen funcionar la máquina”.
65.000 actrices y actores votaron, en su amplia mayoría -el 97,9%-, a favor de la huelga para sumarse a la del sindicato de guionistas. Mega estrellas como Bob Odenkirk, Jennifer Lawrence o Meryl Streep firmaron una carta donde le exigían a los líderes del sindicato la necesidad de un paro para mejorar los salarios y las condiciones laborales de sus pares.
Drescher se refirió a la cuestión de la IA en su discurso viral: “Un momento en el que el streaming, la inteligencia artificial y lo digital son tan prevalentes, se ha destripado la industria que alguna vez conocimos. Cuando hice ‘The Nanny’, estaba en la parte privilegiada. Ahora es un vacío. Si no nos plantamos ahora, todos vamos a estar en aprietos. Estaremos amenazados de ser reemplazados por las máquinas y los grandes negocios”. El discurso de Frescher adquirió un tono cada vez más combativo y más propio de un dirigente sindical que de una estrella de Hollywood al ser tajante respecto de las ganancias de los empresarios de la industria: “Compartan las ganancias, no pueden existir sin nosotros”.
Frescher fue más allá de algo meramente sectorial al referirse a lo que sucede de manera estructural en los Estados Unidos: “Somos las víctimas. Estamos siendo víctimas de una entidad muy codiciosa. Estoy conmocionada por la forma en que nos trata la gente con la que hemos hecho negocios. Juntos vamos a navegar estos tiempos turbulentos de crisis sanitaria global y vamos a levantarnos para seguir lo que mejor hacemos, entretener e informar. Solo como un frente unido tendremos la fuerza para enfrentar a la verdadera oposición, para conseguir todo lo que buscamos: mayores beneficios, contratos más robustos y una mejor protección”.
Cuando se produjo la huelga de 1960, actrices, actores y guionistas lograron accesos a cuestiones laborales básicas como el seguro médico y una pensión. Ahora el reclamo es mucho más profundo y se basa, sobre todo, en la discusión a la hora de pensar la distribución del pago de los contenidos que se suben y se distribuyen a través de las plataformas de streaming, algo que tuvo su germen en la huelga de los guionistas de 100 días durante los años 2007 y 2008, que provocó pérdidas millonarias para los grandes estudios. Todavía no hay un cálculo concreto de cómo puede llegar a impactar económicamente lo que sucede actualmente, pero todo indica que será aún mayor.
Esta huelga representa un momento histórico en la era del streaming. La lucha por mejoras salariales y laborales en la industria del entretenimiento se intensifica y se suma a la preocupación por el creciente uso de la inteligencia artificial. La participación se multiplica y la conciencia sobre la necesidad de compartir las ganancias y garantizar condiciones justas para quienes son fundamentales en la creación de contenido que miles de millones de personas disfrutamos en nuestra vida diaria.
En este momento crucial, la unidad y la determinación son esenciales para enfrentar la oposición y lograr beneficios y protección adecuados para quienes trabajan en el sector del entretenimiento. Por supuesto, su realidad es diferente a la de millones de estadounidenses que tienen salarios mucho más bajos y condiciones considerablemente más duras. Sin embargo, debido a su fama y nivel de exposición, su protesta sirve para visibilizar que no todo es color de rosa.
Publicado originalmente en La Tinta