La conclusión a las preguntas de Témoris está en la cita que el Rector hace de un fragmento de la obra de Grecko: «La investigación judicial más importante de la historia reciente de México, la que debió ser realizada de la forma más honesta y profesional, fue convertida en un engaño tan grande como torpemente contado. Un engaño en el que se acrecienta la importancia de lo que se quiere ocultar; las líneas rojas que las autoridades han defendido como las murallas de un convento medieval».
Contra la insurgencia, contra los movimientos sociales y populares, contra la rebeldía social, actúan los organismos de seguridad del Estado y la delincuencia unidos. “Esa pudiera ser también una hipótesis en el caso de la rebeldía que históricamente han manifestado los estudiantes de la Normal Rural de Ayotzinapa, en las que estuvieron mezcladas fuerzas del Estado y la delincuencia”, dijo el Maestro David Fernández Dávalos, S. J., Rector de la Universidad Iberoamericana Ciudad de México.
Así se expresó el Rector al presentar el libro Ayotzinapa. Mentira histórica. Estado de impunidad, impunidad de Estado, en el que su autor, el periodista Témoris Grecko, da un contexto social, geográfico y político de los hechos de Iguala, Guerrero, el 26 y 27 de septiembre de 2014 (la desaparición de los 43 estudiantes de Ayotzinapa).
“La primera parte (del texto) nos ofrece un recorrido por lo que el autor llama ‘el pentágono de la amapola’. Allí nos revela que la región igualteca era especialmente propicia para que se cometieran los crímenes a los que nos referimos. En esa región del país se produce el 42 por ciento de la amapola nacional”, relató el maestro Fernández Dávalos.
Entre los datos plasmados por Grecko en su libro menciona que desde el 2011 el de amapola es el mayor cultivo ilegal en México y origen de la industria de la heroína, con valor estimado entre 12 mil y 17 mil millones de dólares anuales. Y el estado de Guerrero es con mucho el primer productor del continente americano, con una ventaja tan grande que produce 12.5 veces más de lo que el siguiente país productor: Colombia.
En Mentira Histórica, Témoris Grecko formula muchas preguntas, entre otras: por qué no actuaron las fuerzas federales; quién desapareció los videos del puente del Chipote; por qué evadió la PGR seguir la línea de investigación de Huitzuco; por qué se han esforzado en ocultar lo sucedido con el quinto autobús; por qué faltan casi todas las videograbaciones de Iguala y de la comandancia, y de otras sólo hay fragmentos.
Por qué no intervino el Ejército en apoyo de los atacados; por qué la versión de los militares cambió después a una que demuestra todavía menor preocupación por los civiles; qué órdenes recibió el comandante del batallón de su superior, el comandante de la zona militar; por qué la PGR desligó del caso los bloqueos de Sabana Grande y de Mezcala; por qué difundieron de inmediato las fotos de Julio César destazado de la cara y la versión de que fue desollado.
La conclusión a esas preguntas está en la cita que el Rector hace de un fragmento de la obra de Grecko: «La investigación judicial más importante de la historia reciente de México, la que debió ser realizada de la forma más honesta y profesional, fue convertida en un engaño tan grande como torpemente contado. Un engaño en el que se acrecienta la importancia de lo que se quiere ocultar; las líneas rojas que las autoridades han defendido como las murallas de un convento medieval».
El Rector afirma que el tema de Iguala es distinto de otros -y eso también lo señala el autor-, a partir de los cuales nos habíamos acostumbrado a asimilar tragedias. “Pero en esta ocasión (Ayotzinapa) ya no fue posible que comulgáramos con una rueda de molino. ¿Por qué?, porque eran una serie de desapariciones, y la desaparición se puede revertir; no así la muerte”.
Segundo, “porque en la ciudadanía había un sentimiento poderoso de querer cambiar el destino y la urgencia de actuar de inmediato. Las víctimas eran estudiantes pobres de la sierra, muchos de ellos indígenas con los que la nación tiene una deuda que no ha querido pagar. Los crímenes no habían sido cometidos en la clandestinidad por un grupo desconocido, sino en el centro de una ciudad, por la policía, a lo largo de horas y bajo la mirada del Ejército”.
Finalmente, y muy importante, porque “los alumnos de Ayotzinapa son un grupo organizado, activo, aguerrido, largamente vinculado a otras redes similares, lo que les concedió una importante capacidad de convocatoria y de movilización. Esto hizo que Ayotzinapa prendiera rápidamente en el ánimo ciudadano del país, y no fuera posible aceptar la hipótesis presentada por el gobierno”.
A un año de ocurridos los hechos, “el gobierno había tratado de engañar a las víctimas y a los familiares. Después viene el informe del GIEI (Grupo Interdisciplinario de Expertos Independientes), que tumba la versión fabricada, esta ‘verdad histórica’, y nos hace caer en la cuenta de que es una ‘mentira histórica’, por muchas razones”.
Existían además esas líneas rojas que no hay que traspasar y que el autor señala con claridad, ninguna tan evidente, clara y contundente como la investigación, o lo que hay. “La línea entre la investigación del caso y la Marina y el Ejército. Ese es un elefante que está en medio de la sala y del que nadie habla”, destacó el Rector.
“Funcionarios de todos los niveles han utilizado el privilegio de la autoridad del Estado para insistir en que no hay razones para hacer preguntas respecto de las corporaciones militares en ninguno de sus estamentos, a lo largo de la jerarquía, desde la alta oficialidad hasta los uniformados más de base”.
“Otras líneas rojas que el gobierno no quiso ni quiere traspasar ni permite que los investigadores atraviesen, son Huitzuco, el quinto autobús, la Policía Federal, la multimillonaria industria de la heroína”. Y agregó: “El gobierno desató una guerra contra el GIEI precisamente porque sus conclusiones apuntaban a atravesar los límites que el gobierno ha impuesto a la investigación. Con ello, dice Témoris, en realidad estaban matando al mensajero”.
Asimismo, el Rector resaltó que para el autor de Ayotzinapa. Mentira histórica. Estado de impunidad, impunidad de Estado las cuestiones candentes que el gobierno ha evitado pueden ser reunidas en seis temas: el imperio criminal de Guerreros Unidos en la región, la complicidad policiaca estatal y federal, la complicidad militar, el pentágono de la amapola, la industria de la heroína y el destino del dinero sucio.
Tras decir que Grecko es un periodista reconocido por su compromiso con la justicia y los derechos humanos, que escribió su texto de manera objetiva pero no imparcial por estar del lado de las víctimas; y calificar a su libro de incisivo, lúcido, profundo y documentado, el maestro recomendó la lectura de Mentira Histórica “para entender no sólo el tema de Ayotzinapa, sino en mi opinión, el funcionamiento del Estado mexicano hoy. Como he dicho en otras ocasiones, los hechos de Iguala nos pueden revelar, nos revelan de hecho, lo que está ocurriendo en el país”.
Y añadió que diseccionar el crimen de Ayotzinapa nos puede hacer entender por qué ocurren las desapariciones en el país, porque proliferan las fosas clandestinas, se conocerían las razones de la ineficacia e ineficiencia de los organismos de procuración y administración de justicia. “La complicidad de los sectores gubernamentales amplios con el crimen organizado, la acción de este crimen en contra de poblaciones civiles y grupos organizados”.
Incluso “Fenómenos atroces como la existencia de gobernadores como Yarrington, Moreira, Duarte, el otro Duarte; cuyos crímenes menores son los crímenes patrimoniales. A ellos se les debería de juzgar por crímenes de lesa humanidad, que incluyen desapariciones forzadas, asesinatos, inhumaciones clandestinas, represión sistemática a luchadores sociales, amparo a los grupos criminales y un largo etcétera”.