“Lo que está cobrando la vida de la gente en El Salvador es la utilización de venenos que sirven para la agricultura. Ante esto no comprendemos cómo el Ministerio de Medio Ambiente y Recursos Naturales (MARN) no actúa”, dijo Ricardo Navarro al diario Co Latino de ese país.
Navarro es titular del Centro Salvadoreño de Tecnología Aplicada (CESTA), una organización no gubernamental sin fines de lucro, que trabaja en relación a temas ambientales “por la sustentabilidad de El Salvador”.
Esta semana, la organización ambiental presentó el balance final en materia de medio ambiente de 2015, en el que se sostiene que “El Salvador registra altos niveles de contaminación en la atmósfera”
Navarro refirió a la COP 21, la Conferencia de Cambio Climático en que los principales representantes de los países “desarrollados” se reunieron en París hasta hace pocos días, en dónde firmaron un nuevo acuerdo vinculante para reducir las emisiones de gas de efecto invernadero a partir del año 2020. Sin embargo, para el ambientalista salvadoreño, esos acuerdos no se han traducido en acciones concretas: “en ningún momento se ha hecho nada por reducir los niveles de gases de efecto invernadero. Para que funcione el Acuerdo de París y hacer frente al cambio climático los países tiene que basarse en dos pilares fundamentales, la ciencia y la justicia; es lamentable que en París se diga que se van a reducir las emisiones de gases de efecto invernadero. Al hacer cálculos, se asume que el cambio climático se va a dar únicamente por las emisiones humanas, lo cual no es cierto, el planeta está emitiendo gases de efecto invernadero en cantidades superiores a las que emite la humanidad”,
Según el reporte del periodista Saúl Martínez, en 2009 El Salvador fue posicionado entre los países con los índices más altos de vulnerabilidad, sin embargo, Navarro retrucó que esos índices son vagos ya que no toman en cuenta territorios complicados, con hambrunas y múltiples enfermedades, muchas de ellas producto del cambio climático, como grandes extensiones de África y Bangladesh.
También, en entrevista con el diario Co Latino, refirió a la necesidad de que avancen dos proyectos claves que están encajonados en el legislativo salvadoreño: la Ley de Soberanía Alimentaria y otra que prohíbe la minería metalífera en el país centroamericano.