A pesar de que diariamente los medios de comunicación masivos describen avances tecnológicos referentes a la producción de energía limpia, los esfuerzos realizados en esta dirección aún son insuficientes.
La Agencia Internacional de Energía (IEA, por sus siglas en inglés) ha publicado recientemente un informe en el cual muestra que, de 39 tecnologías de producción de energía limpia necesarias para reducir el calentamiento global antropogénico, sólo siete se están desarrollando con el ritmo apropiado.1
Este escenario es particularmente alarmante, dado que la humanidad atraviesa por un periodo crítico que hace indispensable la implementación de este tipo de avances científico-tecnológicos en el futuro inmediato (ver figura 1).
Uno de los principales retos a superar es el de la descarbonización de la generación de energía eléctrica. El dióxido de carbono producido en la quema de carbón para poner en funcionamiento las plantas termoeléctricas es una de las principales causas del calentamiento global, por lo que este método de producción debe reducirse a un mínimo en las próximas décadas.
Para ello, se tiene contemplado el uso de diversas tecnologías alternativas, entre ellas, se tienen consideradas la energía solar (por medio de celdas fotovoltaicas), la bioenergía, la energía geotérmica y las energías oceánica y eólica. Del total de energías incluidas por la IEA, únicamente dos (solar y bioenergética) se encuentran dentro de la ruta de los Acuerdos de París.
En el imaginario popular se suele pensar que alguna tecnología innovadora resolverá la crisis climática que enfrenta la humanidad. Un ejemplo de ello es la captura y el reciclaje del dióxido de carbono emitido por la industria utilizando procesos químicos que actualmente son significativamente onerosos.
La realidad es que los niveles de captura y reciclaje de este gas de efecto invernadero se encuentran muy por debajo de lo planteado en los acuerdos internacionales. Es necesaria una mucha mayor inversión y tiempo de trabajo para que los esfuerzos relacionados con este tipo de tecnologías cumplan con sus objetivos (ver figura 2).
La IEA también reporta retrasos en las áreas de transporte, construcción y suministro de combustible. La implementación de opciones prácticas de reducción de emisión de gases de efecto invernadero sigue siendo un verdadero desafío.
La movilización social es necesaria para garantizar la implementación de políticas públicas a nivel global para lograr la reducción de emisiones de este tipo de gases, la cual es necesaria para el año 2030.2 Asimismo, es urgente mayor investigación científica para hacer mucho más eficiente el desarrollo de energías limpias, las cuales son indispensables en la lucha contra el calentamiento global antropogénico.
Referencias:
1 Los datos que proporciona la Agencia Internacional de Energía sobre el estado actual del desarrollo de energías limpias se encuentran disponibles en la dirección electrónica: https://www.iea.org/tcep/
2 A. Sandoval Villalbazo, “Humanidad tiene sólo 11 años para frenar el calentamiento global”, Prensa Ibero, 28 de enero de 2019.https://ibero.mx/prensa/humanidad-solo-tiene-11-anos-para-frenar-calentamiento-global
Ver también la nota de José Antonio Román en el periódico La Jornada: “En mayo, marca histórica de emisión de dióxido de carbono”, 29 de enero de 2019.
*Dr. Alfredo Sandoval Villalbazo, académico del Departamento de Física y Matemáticas de la Universidad Iberoamericana Ciudad de México e Investigador Nacional Nivel II (SNI). Twitter: @Fred_FisMat
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