En Nube Divina dialogan la cosmovisión wixárika con los dioses

Nallely Sánchez Rivas

El maestro Santos Motoapohua de la Torre, uno de los artistas huicholes más reconocidos a nivel mundial, comparte en el corazón de la Casa abierta al tiempo, seis décadas de arte y tradición a través de una retrospectiva que muestra desde sus primeras expresiones en estambre durante la década de 1960, hasta las grandes obras de chaquira en formato mural, que dialogan con la cosmovisión wixárika y los dioses.
 
La Galería Manuel Felguérez de la Rectoría General de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM) recibe así la primera exhibición de un creador wixárika contemporáneo, consagrado por el carácter majestuoso de sus coloridos murales que han presentado en distintas partes del mundo, los cuales sintetizan la belleza, el enigma y la resonancia mística que Motoapohua de la Torre comunica a través de su arte.
 
La luz del mundo. Dos divinidades, su más reciente obra elaborada con alrededor de dos millones de chaquiras, se erige como la pieza central, que sumerge a los espectadores en una presentación directa de los ancestros deificados, a través de símbolos sagrados como el venado y el águila, en compañía de pájaros, aves, hikuris, plumas y flores, que revelan lo sagrado en un diálogo vibrante entre la comunidad y el cosmos para compartir una visión del mundo que es tanto inmediata como eterna, indicó el doctor James Thomas Ramey, profesor investigador del Departamento de Humanidades de la Unidad Cuajimalpa de la UAM e impulsor de esta cultura.
 
En Nube Divina. Una retrospectiva de Santos Motoapohua de la Torre cada obra es un nierika, una conexión potente con lo divino, que refleja la continua devoción del pueblo de Tuapurie a sus deidades ancestrales, en ellas la imagen de un dios trasciende la simple representación, se convierte en un conducto de la divinidad misma y mediante rituales con peyote se manifiestan visiones cargadas de fuerza y significado.
 
“La obra Motoapohua se erige como un monumento a este legado místico ininterrumpido, quien a través de su arte se convierte en el bardo de deidades mesoamericanas que han sobrevivido 500 años desde la conquista de México, donde figuras como Eka Teiwari, dios del viento e Irari mexeira, dios del pensamiento, así como las madres de la humedad, la lluvia del norte y el maíz cobran vida en sus obras mostrando una sólida línea intacta que conecta el pasado de México con su presente”.
 
Durante la inauguración, el artífice de estas obras, Motoapohua de la Torre –cuyo nombre wixárika se traduce como Eco de la montaña– dijo estar muy agradecido por el trabajo y el esfuerzo realizado para esta exposición e hizo un llamado de respeto y apoyo tanto a su su pueblo como a su cultura, que enfrenta distintas amenazas de territorialidad y despojo por parte de empresas, gobierno e incluso de la misma sociedad mexicana.
 
La curaduría corrió a cargo del doctor Henry Eric Hernández y el maestro David Sánchez Kidwell, quienes con una mano experta y un foco antepuesto a la significancia de cada obra, siguieron un criterio que no es necesariamente lineal en términos de cronología histórica, sino que las piezas se fueron intercalando en técnicas y años, obedeciendo sobre todo a núcleos conceptuales que permitieran no cerrar el sentido de la exposición, sino abrirlo a nuevas preguntas, comentó la doctora Yissel Arce Padrón, coordinadora general de Difusión de la UAM.
 
La idea de pliegues temporales importa mucho para este planteo curatorial, pues fue de gran interés actualizar el panorama y ponerlo en un escenario mucho más contemporáneo, ya que estos legados y tradiciones deben permanecer alejados de la cosificación y el pasado, no sólo por su enorme valía, sino por tratarse de una cultura viva y latente, añadió Arce Padrón. 
 
El maestro Octavio Mercado González, rector de la Unidad Cuajimalpa de la UAM, aplaudió el trabajo de investigación que esta Universidad realiza con el Archivo histórico Lilly, en una misión por rescatarlo, digitalizarlo y catalogarlo.
 
Cuenta con 555 registros sonoros en cintas de carrete abierto, 310 rollos de imagen y 385 de sonido magnético de películas en 16 mm y 35 mm, además de 6,500 diapositivas en 35 mm, obtenidos por John Lilly y Colette Lilly entre 1969 y 1983, ambos documentaron las prácticas culturales de la comunidad huichola durante estos años.
 
Mercado González señaló que junto al Palacio de Bellas Artes en la Ciudad de México, se aprecia una de las entradas a la estación del Metro con una apariencia de art nouveau, la cual se trata de una donación del gobierno francés en reciprocidad a un mural llamado Pensamiento y alma huichol instalado en la estación Palais Royal – Musée du Louvre, en París, de la autoría de Santos de la Torre, que en un incidente desafortunado nunca fue remunerado ni reconocido.
 
Aunque las obras wixárikas suelen ser clasificadas como «artesanías», esta retrospectiva demuestra que su autor es un verdadero artista que ha llevado este  arte más allá de sus fronteras tradicionales, elevándolo a un medio de expresión que revela una profunda conexión con la vida, la tierra y el espíritu.
 
La exposición Nube Divina. Una retrospectiva de Santos Motoapohua de la Torre, organizada por la Coordinación General de Difusión de la Rectoría General y la Unidad Cuajimalpa, estará abierta de lunes a viernes hasta el 22 de marzo de 2024.

Publicado originalmente en la UAM

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