En la Universidad Iberoamericana durante el evento para presentar el documento“Trazando el Rumbo. Proceso de reflexión crítica de la realidad”,  la maestra Carolyn Aguilar Dubose, académica y directora del Departamento de Arquitectura, presentó el texto sobre medio ambiente y ecosistemas titulado “Realidad ambiental en México”, en el que se asienta que en 15 años, el país ha perdido dos millones y medio de hectáreas de bosque, lo cual afecta con enormes pérdidas a la biodiversidad y ocasiona una desertificación de 51 millones de hectáreas.

En marzo de 2015, México se suscribió a un plan de acción climático en la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (CMNUCC) y en la COP 21 que acaba de concluir en París, uno de los compromisos asumidos es lograr la tasa 0 por ciento de deforestación en el año 2030.

En la presentación, mencionó también que los sectores de la población más desfavorecidos son a quienes más afectan los daños ambientales, debido a la precariedad de la infraestructura y los servicios con los que cuentan, su escasa capacidad de respuesta, y la falta de acceso a los sistemas de salud y a la justicia ambiental.

El Banco Mundial ubicó a México como uno de los países más vulnerables al cambio climático. En tanto que el Atlas de Justicia Ambiental señaló que de los mil 475 casos de conflictos sociales ligados a cuestiones medioambientales reportados en el mundo, 33 corresponden a México,  dijo la maestra Aguilar Dubose.

La maestra Aguilar expuso que para el año 2050 la población mexicana crecerá 20.6 por ciento, lo cual implicará una mayor presión sobre los recursos naturales y comprometerá drásticamente el bienestar de la población, de la cual el 72 por ciento habita actualmente en zonas urbanas, la mayoría de ellas mal planeadas, con graves problemas de movilidad, contaminación y mala calidad de los servicios.

Destacó que los humanos somos el grupo de seres vivos que más injerencia ha tenido en modificar el medioambiente, prevaleciendo una relación de carácter utilitario entre la sociedad y la naturaleza, resultado de un modelo económico basado en la dominación de los recursos naturales como fuentes infinitas de capital y como sumidero inagotable de residuos; lo que ha generado muy alto impacto negativo en los ecosistemas y ha puesto en riesgo la propia supervivencia humana.

Pero así como el ser humano agota los recursos y degrada su entorno, también emprende buenas prácticas para la conservación de la naturaleza.  Algunas de ellas se enuncian en el documento Trazando el rumbo. Proceso de reflexión crítica de la realidad, cuyo texto sobre ambiente, titulado La realidad ambiental de México, fue escrito por los académicos de la IBERO: Dr. Alejandro Guevara Sanginés, Dr. José Alberto Lara Pulido, Maestra Carmen Doria Serrano, Maestra Dulce María Ramos Mora y la Maestra Aguilar Dubose, quien también coordinó el texto mencionado.

La realidad ambiental de México señala que hasta la segunda mitad del siglo XX la ciencia y la tecnología se limitaban a controlar la contaminación, con técnicas de tratamiento de suelos, aguas y gases; normas, leyes y reglamentos para el control de emisiones; técnicas de uso y reciclado de materiales.

En los años recientes, el enfoque para preservar los ecosistemas es la prevención, con la modificación de los procesos productivos para reducir la generación de residuos, la generación de energía a partir de fuentes renovables, entre otros.

En cuanto a programas públicos de atención a problemas ambientales están los de áreas naturales protegidas y programas de manejo forestal comunitario. Aunado a ello, los proyectos productivos locales y la agroecología, por citar algunos.

Finalmente, en el texto La realidad ambiental de México,  sus autores señalan: … “la magnitud y complejidad de la crisis socioambiental demanda un cambio radical de nuestros valores, concepciones y conocimientos que nos permita establecer otras maneras de relacionarnos entre nosotros y con el resto de los seres vivos. La universidad juega un papel fundamental en esta tarea, para lo cual debe reconsiderar los fines de su quehacer y asumir un liderazgo en la búsqueda de alternativas al modelo de desarrollo”.