Ciudad de México | Desinformémonos. “Yo aborté porque las circunstancias en las que me encontraba, en todos los sentidos, no me hacían sentir segura para ser madre, lo hice en condiciones inseguras por que en mi estado es ilegal”, dijo a Desinformémonos, Celeste Carro, quien agregó que: “Si no hubiese tenido la información y compañía que tuve, muy probablemente habría muerto”. Para Sofía Garduño Huerta, del Fondo de Aborto para la Justicia Social MARIA, “lo más importante de despenalizar el aborto en México y otros países recae en el valor de la vida de las mujeres, en que sus decisiones y proyectos son importantes. Eso es lo fundamental”, así lo dijo en el marco del Día de Acción Mundial por la Despenalización del Aborto en América Latina y del Caribe, que hoy se conmemora.
Celeste, narró que tenía 26 años cuando se enfrentó a la decisión de interrumpir su embarazo, que, dice: “no fue una situación nada fácil, y no es que no lo deseara, pero cuando valoré mi condición de vida, pensé que traer a un hijo así, sería muy egoísta para él”. Ella se encontraba desempleada en ese momento así que fue su pareja de entonces, quien asumió los costos de los análisis médicos que se practicó.
Luego, narra Celeste, una amiga le habló de una organización civil que ofrecía asesoría y acompañamiento así que se acercó a ellas, “Yo no tenía ni idea de como hacerlo y tenía mucho miedo, así que me comuniqué a la organización pensando en que tardarían en responder y hasta con algo de desconfianza pero me sorprendió lo cálidas, rápidas y sensatas además de precisas que fueron conmigo”, eso, afirma Celeste, “hizo la diferencia para mí entre vivir o poder morir ya que con o sin información lo hubiera hecho”.
Lo primero, detalla, fue realizarse un ultrasonido y una vez que supo que estaba dentro de los tres meses para realizar la interrupción con un método a base de pastillas, “lo hice”, narra, “con miedo comencé el proceso en el que amablemente las chicas de la organización me preguntaron si estaría acompañada o si no que ellas podían ir a estar conmigo. La verdad me sentía muy sola y les escribí” describe Celeste.
“No tengo palabras para decir lo que significó para mi saber que había alguien junto a mi, pendiente de mi, sin juicios ni cosas que me denigraran como mujer. Al final todo salió perfecto, y hoy que han pasado ya varios años, veo como mi vida ha cambiado mucho pero sigo convencida de que fue la mejor decisión que pude tomar. Estoy sana, salva y feliz” finalizó.
Cifras referidas por la Organización de Naciones Unidas (ONU), afirman que 47 mil mujeres mueren anualmente por complicaciones debidas a prácticas inseguras de interrupción del embarazo por lo que llamaron a los países a “derogar las leyes y políticas restrictivas sobre el aborto y sean eliminadas las medidas punitivas y las barreras discriminatorias para el acceso a servicios seguros de salud reproductiva”. Se trata de muertes “prevenibles”, que están relacionadas con el embarazo y el parto, entre las que se incluye el aborto y son parte de la tasa de muerte materna que México se ha comprometido a disminuir a través de tratados y objetivos internacionales de desarrollo.
Cifras de la Organización Mundial de la Salud (OMS), también indican que cada año se llevan a cabo cerca de 22 millones de abortos inseguros en el mundo y que esta práctica se ha convertido en una de las principales causas de mortalidad y morbilidad materna.
En México, solamente en la Ciudad de México está permitida, bajo la ley, la interrupción del embarazo hasta las doce semanas, producto del trabajo de organizaciones civiles, feministas y el movimiento amplio de mujeres que han insistido en que la legalización del aborto no obliga a nadie a practicarlo, pero si permite que si se realiza se haga en condiciones seguras para las mujeres.
En contraste, 17 entidades federativas mantienen legislaciones que penalizan la interrupción del embarazo. Cada ley estatal define las causales por las que puede ser permitido un aborto. Información del Grupo Interdiciplinario en Reproducción Elegida (GIRE), muestra que la única entidad en la que la “voluntad” de las mujeres es tomado en cuenta es la Ciudad de México.
En la opinión Garduño Huerta, del Fondo surgido en 2009 para que brindar apoyo financiero, emocional y logístico a mujeres que no cuentan con recursos suficientes para poder acceder a los servicios de aborto legal disponibles en el DF, es necesario hablar sobre las “consecuencias positivas” que puede general realizar un aborto en condiciones seguras como contraste a los estigmas que en medio de esta decisión se dan.
“Es necesario desterrar los mitos en cuanto al aborto, por ejemplo que necesariamente causa depresión, por el contrario hay quienes sienten tranquilidad luego de realizarlo. Hay que desarticular la idea de que causa infertilidad ya que los estudios que lo dicen carecen de rigor metodológico”, así lo compartió en el “WEBINAR: El #Aborto Seguro es Bienestar» organizado por Comunicación e Información de la Mujer (CIMAC) esta mañana.
Garduño Huerta, explicó que el discurso negativo sobre las consecuencias de abortar “lo vuelve peligroso y busca que las mujeres se desistan” lo que, en su opinión, “desdibuja a las mujeres, sus proyectos y sueños y las invisibiliza”. Aún en ese ambiente, explica, “hay mujeres que abortan y lo único que encuentran es ese rechazo social que puede ser el único causante de una depresión por aborto y no el aborto en sí”.
Desde el Fondo se han atendido, desde su fundación a 5 mil 500 mujeres, por lo que en su opinión, un aborto realizado en condiciones de “seguridad y dignas, permite mirarse así mismas a las mujeres”, es decir, “reconocer sus necesidades, identificar y valorar lo quieren para su vida”, dijo, en una mirada más amplia que no sólo considere el embarazo o su interrupción sino “lo que se quiere para el resto de la vida”.
“Es importante por que desde pequeñas se nos enseña a atender las necesidades de otros y tomar el control de un decisión como esta, hace que las mujeres vuelvan al centro de su propia vida. Porque solo es ella quien sabe sus circunstancias y posibilidades”, explicó Garduño.
Por otro lado, dijo, que se trata de un ejercicio de autonomía ya que, en algunos casos, abundó, “puede ser la primera vez que toma una decisión por y para sí misma, es decir, que no obedece a lo que los demás quieren”, implicó que la decisión de interrumpir un embarazo, implica ir en contra de mandatos sociales que “hay que desafiar”, por ejemplo que la sexualidad sólo es para reproducción y está desvinculada del placer.
Por otro lado dijo, la idea que de “Mujer es igual a madre, es decir, la maternidad como único destino para las mujeres, también se debe desafiar” y finalmente, dijo, vivir el proceso, ha ayudado a otras que toman la misma decisión a enfrentarlo, tener más información y ser acompañadas y con ello la posibilidad de crear y fortalecer redes de apoyo con personas, organizaciones que, “potencien sus capacidades y el ejercicio de sus derechos” finalizó.