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En el 13º aniversario de Bety Cariño. Enfrentando el tren Transístmico

Raúl Zibechi

Fotos: Raúl Zibechi

Una jornada en la que predominaron el viento insaciable y el calor de la zona norte del Istmo de Tehuantepec. Miembros de comunidades que albergaron a la caravana El Sur Resiste se sumaron al recorrido, superando ahora los 200 integrantes. Pernoctaron en El Polvorín, espacio de la UCINOZI (Unión de Comunidades Indígenas de Zona Norte del Istmo), donde Carlos Beas alertó a quienes estaba recibiendo que “el Istmo es región de bloqueos”.

La caravana partió muy temprano hacia Mogoñé Viejo, donde el plantón cumple 60 días en la misma jornada del aniversario de Bety Cariño. Decenas de mujeres y varones pertenecientes a la UCINOZI mantienen el bloqueo de las obras del tren pese a las amenazas de unidades de la Marina que realizan rondas a cualquier hora del día.

El acto se abrió con el homenaje a Baty Cariño, en el que muchas personas que compartieron su vida expresaron dolor por el crimen impune y se comprometieron a continuar su lucha.

Uno de los coordinadores de la caravana, Mario Quintero, destacó que se pretende responder a las amenazas del Corredor para la vida de los pueblos así como denunciar el papel que juegan la Marina y el ejército, encargados de proteger las obras y de hostigar a los opositores, confluyendo con el crimen organizado, “ya que todos sirven al gobierno”.

“Se trata de potenciar y animar las resistencias, en tanto que en el Foro Internacional en San Cristóbal de las Casas vamos a platicar lo que hizo la caravana y ver lo que sigue”.

Pedro González, de una comunidad nahua del sur de Veracruz (Tatahuicapán), dijo que se trata de “conocer a los hermanos que están en lucha, porque sabemos que no estamos solos y que lo mismo está sucediendo en otros lugares de México y del mundo”. Aseguró que sólo los pueblos indígenas están defendiendo la tierra que los vio nacer y se mostró agradecido con las delegaciones internacionales y las personas del mundo (de Europa, Estados Unidos y Sudamérica) que llegaron a sumarse a la caravana.

El campamento Tierra y Libertad, en territorio mixe, cobijó durante la jornada a mujeres de varios estados del sureste que enfatizaron que “hable el abajo, no sólo el arriba”.

El dirigente histórico de UCINOZI, Carlos Beas, intervino en varias ocasiones y denunció que “el gobierno de la 4T está utilizando títulos de propiedad de la dictadura de Porfirio Díaz para despojar familias campesinas”. Su conclusión fue muy clara: “AMLO es la continuación de Porfirio, sólo que antes se entregaban las riquezas al capital inglés y ahora al capital estadounidense”.

Informó sobre la persecución a dirigentes y que en Puerto Madera llegaron hasta 17 órdenes de aprehensión. El zoque Andrés Pérez aseguró que en su región hay 10 mil familias que no están pagando las tarifas eléctricas por considerarlas abusivas y que la empresa estatal de electricidad (CFE) está ocupando tierras campesinas para sus emprendimientos sin que éstos se obtengan ningún beneficio.

Entre las numerosas denuncias formuladas, deben destacarse las que hacen referencia a que el gobierno federal está dividiendo a las comunidades, mientras las autoridades pasan por encima de las asambleas a las que ya no tienen en cuenta. “Se está dividiendo a las comunidades desde dentro, comprando votos como hacía el PRI y controlando de ese modo a las autoridades. Son los mismos métodos de los gobiernos anteriores pero con otro discurso”, dijo Beas.

Las obras de infraestructura en marcha o ya proyectadas dan cuenta de un plan macro regional de despojo, cuyo epicentro es el sureste de México, Honduras, Guatemala y EL Salvador. Las ponencias explicaron que el enemigo no es sólo la Marina o el presidente sino también “un modelo de despojo global que representa un contraataque de Estados Unidos contra China que está ocupando los principales puertos de la región, que deja a nuestros pueblo en el medio de la disputa entre potencias”.

El cierre estuvo a cargo de cuatro mujeres de San Juan Copala que no han podido regresar a su pueblo desde el asesinato de Bety. En varias ocasiones repitieron una frase de su compañera asesinada que resume lo que sienten día a día más personas y pueblo: “Nos tienen miedo porque no les tenemos miedo”.

Con ese mensaje en la mochila, la caravana fue dejando atrás tierras oaxaqueñas para adentrarse en Veracruz, en su camino hacia Yucatán, reforzada por nuevas incorporaciones.

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