El Premio Nacional de Historia 2006 se refirió a la elección presidencial de diciembre próximo e indicó que ninguno de los dos aspirantes a La Moneda ha comprendido el peso de la Convención Constitucional: “El juego de los políticos es ignorar el proceso constituyente y presentarse ellos como salvadores de Chile», dijo.
El profesor Gabriel Salazar, Premio Nacional de Historia 2006, dice mirar con atención las intervenciones de los candidatos presidenciales. Así lo hizo el domingo 21 por la noche cuando José Antonio Kast y Gabriel Boric asumieron el reto de enfrentarse en una segunda vuelta, transformando sus respectivos discursos. Arengas que, según el investigador, están ancladas en la Guerra Fría, desconociendo el contexto que vive el país producto de la Convención Constitucional.
“Los escuché pacientemente. Lo curioso es que se presentan como que ellos, por sí mismos, en su gobierno, van a resolver los problemas del país. No tienen un lenguaje constituyente,sino que hablan el lenguaje típico de los candidatos presidenciales del pasado. Incluso, de la época de 1970, al punto de que se ha planteado una disyuntiva entre democracia y comunismo o entre libertad y dictadura izquierdista”, reflexiona el historiador.
“Los políticos no se han dado cuenta del tiempo histórico que están viviendo. Esta anomalía es una de las primeras cosas que uno debería comentar”, recalca.
Para el historiador, a la hora de analizar la contienda electoral, es preciso considerar el telón de fondo del proceso y establecer cuáles son las prioridades de la coyuntura. “Sin lugar a dudas, todos van a correr a conseguir más votos para su respectivo candidato y, si uno mira las cosas en profundidad, Boric debería ganar esta elección”, añade.
¿Cómo observa este escenario presidencial en donde se instala el discurso de la extrema derecha?
Si uno mira este período con perspectiva histórica, como historiador, uno se pregunta qué es lo importante que está ocurriendo al día de hoy. Ahí tenemos dos acontecimientos importantes: el proceso de redacción de una nueva Constitución, que tiene un cauce en la ciudadanía misma, y esta elección de autoridades, tanto en el Ejecutivo como en el Legislativo, que es una elección más. Una elección más que se inscribe no en el proceso constituyente, sino que se inscribe en la vida post mortem de la Constitución de 1980. Toda esta elección se llamó, se convocó, se realizó, en la lógica de la Constitución de 1980, que es una Constitución liberal, ilegítima. Por tanto, esta es una elección que va a quedar inscrita en la historia como parte de una Constitución que va a ser cambiada y que fue rechazada. Entonces, mirar así la elección del domingo pasado no tiene importancia histórica, porque quién va a decidir el futuro de Chile, quien va a intentar cambiar los problemas, es la Convención Constitucional. A ella le pedimos esos cambios profundos. La voluntad soberana del pueblo se orientó en esa dirección, no a estos futuros candidatos. Lo curioso del caso, es que todos ellos se presentaron sin ninguna alusión al proceso constituyente, excepto Boric que en su discurso final de la elección, hizo una mención. El juego de los políticos es ignorar el proceso constituyente y presentarse ellos como salvadores de Chile.
¿Por qué cree que los candidatos no ponen el foco en la Convención Constitucional?
En su historia, la derecha chilena, ahí incluyo a todos los componentes oligárquicos, nunca ha levantado un programa de desarrollo del país. No tiene una propuesta de desarrollo nacional. No tiene una teoría cultural, política, económica, social. Lo único que la derecha chilena ha hecho en dos siglos es proteger sus intereses privados. Esa ha sido su política. Su discurso es extremadamente pobre. Lo único que dicen es libertad y lo gritan como gran cosa teórica. Pero eso hay que leerlo ligado, estrictamente, como libertad de comercio. Es la única libertad que conocen. Entonces, su discurso es meramente defensivo y habla, por lo tanto, de la paz interior, que no haya cambio, que no haya violencia. Recurren a los elementos más arcaicos, porque no tienen teoría científica. El discurso de Kast es una sartalada de lugares comunes de ese tipo. No tiene coherencia interior. No da ninguna respuesta de desarrollo real. Cómo va a resolver el tema de La Araucanía, cómo va a resolver el tema del agua, nada. Es un discurso pobrísimo y, si uno escucha el discurso de Boric, es igual. Claro que no habla de Dios y la familia, pero habla como si ellos fueran a resolver los problemas. Es el mismo discurso que pudo haber dicho Tomic en 1969 ó 1970.
Gabriel Salazar.
Ahí, ¿cuál cree que es la principal debilidad del discurso de Boric?
Boric es representante de la generación pingüina de 2006. Pero esa generación pingüina se subdividió en dos grupos: uno siguió la carrera política, que es la gente del Frente Amplio y, al seguir la carrera política, cayeron en la lógica de la clase política que está siendo rechazada universalmente, hasta la última elección. Por tanto, caen en la lógica de todos los políticos que es obedecer la Constitución del 80. Lo que pasa es que la candidatura de Boric es también de la clase política y eso explica por qué no reflejó el 80 por ciento que tuvo la opción del cambio, llegando a apenas a un 25 por ciento. Él actuó como político. Uno puede leer la elección del domingo pasado como el gran rechazo a la clase política y eso afectó a lo que fue la Concertación, afectó a la derecha política y afectó al Frente Amplio. Si el Frente Amplio está con el pueblo, saca el 80 por ciento, pero si está con los políticos, saca un 25 por ciento. Ahí hay un error político enorme del Frente Amplio, de Boric y del Partido Comunista, que no ha hecho otra cosa más que moverse, políticamente, respecto de la Constitución del 80.
Entonces, ¿le sirve al Frente Amplio una alianza con la ex Concertación?
Ahí está el problema. Ahora, para poder ganar tienes que negociar y transar con grupos que están en otras posiciones. Sumar votos, en este caso, significa que el programa tiene que ser transado hacia el centro político, por lo tanto, va a apuntar a objetivos mucho menores de lo que el pueblo quiere. Eso ha pasado pero por lo menos 4 ó 5 veces en nuestra historia, en donde los grupos juveniles que critican al sistema quieren cambiarlo todo, pero, finalmente, les resulta difícil hacerlo. Entonces, deciden ingresar al sistema y cambiarlo desde dentro, pero una vez que están dentro, son minoría. Y para poder mantenerse dentro y aumentar la votación, negocian con el centro político y, a la larga, con la derecha. Eso va convirtiendo a esos jóvenes revolucionarios en una nueva generación que se integra a la vieja clase política y ahí se traiciona al pueblo. Esa contradicción sigue pesando y es lo que le pena a Boric y ahí tenemos que estar todos corriendo para conseguir votos para que no gane el otro.
¿Cómo lee el hecho de que esta derecha que se tilda de progresista, tipo Evópoli, no se demore mucho para darle su apoyo a Kast?
En el fondo, todos operan bajo la idea de que tienen que proteger los intereses privados que comparten. Sus diferencias son puramente ideológicas de lenguaje, de discurso. Eso ha ocurrido siempre. Cuando el sistema está en riesgo, la clase política se une. Incluso, el mismo Boric corrió el 15 de noviembre a firmar lo que llamaron el Pacto por la Paz, que, en el fondo, fue un rayado de cancha para el movimiento popular, ciudadano. Lo mismo está pasando en el caso contrario. Todos corren ahora a proteger su cuota de poder. Su cuota de intereses privados. Su cuota dentro de la clase política. Eso es lo que están haciendo, pero ninguno de ellos va a insistir en que tiene que hacer lo que el pueblo quiere que se haga. Se están protegiendo unos con otros.
En este contexto, ¿cómo ve el rol de la DC que se ha demorado en dar una señal respecto de la candidatura de Boric?
La DC tiene casi el mismo defecto del Partido Comunista. El principal objetivo del Partido Comunista es protegerse a sí mismo. Actuar para la conservación de la organización y su desarrollo. Por eso, el Partido Comunista no ha logrado tener resultados políticos para el pueblo, pero sí ha logrado mantenerse como un partido dentro del sistema estatal y varias veces a nivel de gobierno. Ahora, cuando surgió la DC, se constituyó como un partido que quiso gobernar ella sola, sin alianza. Desde entonces quedó constituida como un partido que mira su propio ombligo. Eso llevó a la DC a ir perdiendo pases de apoyo a nivel de la clase política y al nivel de las elecciones. Por eso está en descomposición. Ahora, creo que el partido quiere salvar su prestigio histórico, tomando una decisión como partido y ahí no tienen otro camino que apoyar a Boric. De lo contrario, tendrían que apoyar a Kast y si lo hacen, mejor que se suiciden.
Luego de las elecciones del domingo, se planteó la idea del fin del “octubrismo”. ¿Qué opinión tiene respecto de esta tesis?
No ha finalizado y por la simple razón de que todos los grandes problemas que generaron el octubrismo, la gran movilización de la ciudadanía para ejercer su propia voluntad soberana, no están resueltos. Ninguno. Y Kast tampoco los va a resolver. Por el contrario, los va a agravar. Te aseguro que si sale Kast habrá un segundo estallido social y peor que el primero. Y, de nuevo, la única alternativa que va a tener Kast es que el Ejército actúe para mantener el orden público, para la validez de la Constitución. Ahí está el problema, porque creo que el Ejército no está dispuesto a apoyar, nuevamente, con sangre en la calle, con su prestigio jugándose de nuevo, un gobierno que no ha resuelto los problemas que se tienen que resolver y que más bien los produjo. Creo que si gana Kast la situación va a empeorar. Va a tener una oposición mayor a la que tuvo Piñera.
Ahora, con una eventual presidencia de Boric tampoco se frena el movimiento social…
No. Si Boric o su equipo es inteligente, tiene que dejar que el proceso constituyente se desarrolle por sí mismo. Sin intentar dirigirlo, ni orientarlo, ni reprimirlo. Tiene que abrirle camino, darle mejores condiciones para que se desarrolle en todo su potencial. Si Boric hace eso, va a pasar a la historia. Boric está condenado. O se pone al servicio del proceso constituyente o simplemente va a ser un estorbo y mejor que se vaya.
Publicado originalmente en Diario UChile