En un periodo de 34 días –del 11 de septiembre al 15 de octubre pasados–, integrantes de la Universidad Autónoma de la Ciudad de México (UACM) fueron víctimas de robo, amenazas, persecución y hostigamiento. Seis agresiones en total: cuatro de conocimiento público, dos que aún no se difunden por temor a represalias.
Hoy, representantes de la Universidad se reunirán con funcionarios de la Secretaría de Gobierno del Distrito Federal para tratar el tema. Les pedirán, según refiere Hugo Aboites Aguilar, rector de esta casa de estudios, que “pongan sus buenos oficios para hacer que este estado de agresión termine y para que se dé con los responsables”.
De entre los seis episodios de violencia que conoce la Rectoría Universitaria, el más reciente data del 15 octubre pasado. Ese día, alrededor de las 13:30 horas, sujetos armados irrumpieron en el domicilio de Tania Paloma Hernández Ramírez, profesora investigadora de la UACM e integrante de H.I.J.O.S. México, organización que lucha contra el terrorismo de Estado y por la recuperación de la memoria colectiva e histórica.
Además de insultarla, los intrusos le robaron una computadora de escritorio, dos aparatos telefónicos (un celular y un fijo), equipo de fotografía y video, así como un proyector y unas bocinas. Los malhechores sellaron su hazaña con una frase que alerta sobre la improbabilidad de que sea un crimen común: “Sabemos muchas cosas de ustedes, los tenemos vigilados, sabemos qué hacen”, le dijeron antes de emprender la huida.
La reciente andanada de agravios contra miembros de esta Universidad comenzó el 11 de septiembre pasado, a partir de las llamadas telefónicas que un presunto exmilitar hizo a la profesora Beatriz Torres Abelaira, coordinadora del Centro Académico de la Memoria de Nuestra América (CAMeNA), de la UACM, para preguntarle sobre una persona que ella desconoce.
Seis días después, la madrugada del 17 de septiembre, dos computadoras así como los recursos del fondo revolvente fueron sustraídos de la oficina de la Rectoría Universitaria por un sujeto desconocido.
Bettina Teresa Gómez Oliver, coordinadora de proyectos del CAMeNA, sería el blanco número tres. El 18 de septiembre, al salir de su domicilio, un agente de seguridad privada a bordo de un vehículo le obstruyó el paso. Tan sólo cinco días después, una voz varonil le advirtió vía telefónica: “Cuide a su cachorra”; mensaje intimidante que alude a su hija María Fernanda Giordano Gómez, quien también es integrante del colectivo H.I.J.O.S México.
En entrevista, Hugo Aboites refiere que hasta el 17 de septiembre, cuando la Rectoría Universitaria fue allanada aún no había mucha claridad respecto de si se trataba de un simple robo o de “un asunto de otro tipo”. Ahora, sin embargo, del análisis de incidencia y características de los hechos, sumado al “fuerte golpeteo mediático” del que ha sido objeto la UACM durante las últimas semanas, se configura un escenario “ominoso” por parte de fuerzas aún desconocidas; “una política de agresión muy fuerte contra el personal de la Universidad”.
Es por ello, dice el rector universitario, que la institución decidió alzar la voz; para que “estas cosas no queden como parte de la normalidad”. Además, por lo preocupante que resulta que las manifestaciones violentas, que en un principio consistieron en llamadas telefónicas y robos, hayan escalado de nivel al grado de constituirse en ataques armados y frontales, como en el caso de la profesora Tania Hernández.
Consultado respecto de las posibles motivaciones de los ataques, Hugo Aboites refiere dos probables hipótesis. Que dada la “proximidad creciente” de la elección presidencial de 2018, el objetivo sea golpear a la institución bajo el supuesto de que con ello se incidiría en la “arena electoral”; o, vulnerar a la Universidad a unas cuantas semanas de que inicie la discusión sobre el presupuesto que obtendrá para 2016.
Tratándose de la primera hipótesis, el rector explica que ya que la UACM fue creada durante la administración de Andrés Manuel López Obrador como jefe de Gobierno del Distrito Federal, hay quienes hacen “la ecuación simple de que golpeando a la UACM se está golpeando a este posible candidato”. Pero no es así. Asevera que desde hace muchos años esta casa se estudios sigue una política de independencia total respecto de partidos políticos. Aclara que si en su carácter de representante de una universidad pública busca acercamientos con todas las fuerzas políticas es en ejercicio de su tarea de gestor de recursos, más no porque “tengamos una alianza específica con un grupo determinado”.
—¿Partiendo de cualquiera de las dos hipótesis que menciona, es posible inferir que las agresiones contra miembros de la UACM provienen de actores gubernamentales?
—Evidentemente que sí. Sería la conclusión lógica. Los delincuentes comunes no se ponen a hacer este tipo de cálculos. Serían de grupos que ignoramos su adscripción precisa pero que es muy claro que ven en la UACM un blanco que buscan perjudicar –responde Hugo Aboites.
En la reunión de este día entre representantes de la UACM y funcionarios locales, los primeros pedirán conocer del avance de la indagatoria judicial que se inició por el robo a la oficina de la Rectoría Universitaria.